"Finalmente ya no hay dudas sobre la autenticidad de Retrato de una dama", declaró el viernes la fiscal Ornella Chicca al anunciar que la pieza pictórica que permaneció oculta entre los muros de un centro cultural del norte de Italia, y que fue encontrada en diciembre, corresponde efectivamente al ya mítico óleo sobre tela realizado entre 1916 y 1917 por Gustav Klimt.
El cuadro, tasado en 66 millones de dólares, y desaparecido desde el 22 de febrero de 1997, permanecía en una pequeña cavidad, protegida por una chapa y cubierta por la hiedra, en uno de los muros externos del mismo museo donde se encontraba desde que fue denunciada su sustracción, es decir, la Galería de Arte Moderno Ricci Oddi, en Piacenza.
Cuando un jardinero que se dedicaba a la limpieza y reestructuración del muro exterior de ese centro, retiró el panel de metal y halló dentro de una bolsa negra el lienzo del pintor austríaco.
Al principio, el trabajador creyó que se trataba de basura, pero al constatar lo que escondía el plástico dio aviso. "Cuando vieron el envoltorio llamaron a uno de los guardias, y su compañero, Leonardo Caronia, llamó a la policía", relató Franca Granchi, miembro del consejo de administración de la galería.
"Es el mejor regalo de Navidad", dijo entonces el crítico Vittorio Sgarbi, inmediatamente convencido que el fortuito descubrimiento correspondía al original del artista y también responsable de El beso, Judit I y Dánae. El experto se anticipó así al veredicto dado ahora por los peritos de la investigación, cuyo resultado fue ahora celebrado por la alcaldesa, Patrizia Barbieri, quien declaró que la confirmación "es sin duda un motivo de alegría para Piacenza y para toda Italia".
En 1996, un estudio efectuado con rayos x permitió ratificar lo que hasta ese momento era la fundada sospecha de la estudiante de arte Claudia Maga: que la obra había sido pintada sobre una pieza anterior del creador modernista, Retrato de una joven dama, cuya pista se había perdido en 1912.
En esta última obra, una muchacha de sugerente semejanza a la pintada encima del mismo lienzo cinco años después, aparecía, a diferencia de su sucesora, con sombrero y pañuelo. Entre un trabajo y otro, Klimt reharía el rostro más reciente utilizando el pigmento claro de la versión previa, dando a la luz, así, su propio palimpsesto un año antes de morir.
[caption id="attachment_114712" align="aligncenter" width="2024"]
El cuadro "Retrato de una dama", de Klimt.[/caption]