El 12 de enero HBO estrenó su primera miniserie del año haciendo una apuesta que suena segura: la adaptación de una novela de Stephen King, con personajes misteriosos y giros inesperados desde el inicio. Y si bien en sus primeros capítulos estrenados The outsider logra enganchar desde la curiosidad de saber cuál es la verdad detrás del caso, también falla en conectar al espectador con sus personajes.
Para ser justos, los giros son buenos y no se hacen esperar. La acción sucede en una pequeña ciudad estadounidense donde todos parecen conocerse. Ahí aparece el cuerpo mutilado, abusado y asesinado de un niño de 11 años. Y antes de llegar al minuto 30 del primer episodio la policía parece tener un caso cerrado: diversos testigos que aseguran haber visto a un hombre que conocen con nombre y apellido, con la cara y la ropa ensangrentada en el día que el chico fue asesinado, incluyendo a la salida del bosque donde apareció el cuerpo. También lo tienen en cámaras de vigilancia y sus huellas digitales están en la escena del crimen, por lo que no dudan en arrestar de manera muy pública a Terry Maitland (Jason Bateman), padre de familia, ciudadano ejemplar y entrenador del equipo infantil de béisbol de una escuela local. Pero pronto se topan con un primer problema, que es que el acusado tiene una coartada tan sólida como la evidencia del caso. Cámaras, testigos y huellas que lo ponen a decenas de kilómetros de distancia cuando ocurrió el crimen.
A esto se puede sumar la aparición esporádica de un hombre con la cabeza cubierta por una capucha y el rostro aparentemente desfigurado, una niña que está teniendo extrañas pesadillas y la muerte en el capítulo 2 de un personaje que parecía protagónico. Realmente no es mucho más lo que se puede pedir desde el lado del shock.
Pero en las series o miniseries policiales donde toda la temporada gira en torno a un solo caso también es importante que haya algo más; un factor humano donde se pueda enganchar con el dolor, la angustia o la desesperación de algunos de sus personajes y The outsider falla en eso. Se ve que en este sentido las fichas están puestas en el detective principal del caso (Ben Mendelsohn), que tiene sus dramas personales y parece ser de esos personajes dañados e intachables, pero al menos en sus primeros episodios no se transmite una real conexión. Queda por verse si con el correr de los capítulos eso cambiará o quizás se volverá irrelevante en la entretención de los momentos sorpresivos.
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