Tras la llegada a Netflix de La casa de papel y su consiguiente fenómeno mundial, la ficción española vive días de esplendor, con éxitos de crítica y público y producciones que expanden su alcance a nuevos territorios. Y entre los títulos de ese país que han encontrado buenas reseñas de la prensa especializada y de la audiencia, se cuenta también El embarcadero, producción de Movistar + a cargo de Álex Pina y con el rostro de Álvaro Morte, creador y protagonista respectivamente de La casa de papel.
A un año de su llegada a la pantalla, este mes la plataforma estrenó la segunda y última temporada de la serie, un thriller y un drama emocional centrado en dos mujeres y el hombre que une sus caminos, cuyos nuevos ocho capítulos, grabados en el parque La Albufera de Valencia, ya están disponibles en Chile a través de la app Movistar Play.
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El embarcadero. Foto: María Heras.[/caption]
Allí, Morte interpreta a Óscar, un hombre que mantiene dos vidas paralelas como marido de Alejandra (Verónica Sánchez) y como amante de Verónica (Irene Arcos). Tras su muerte, aparentemente un suicidio, Alejandra se entera que su esposo tuvo por años una relación paralela y decide ir a conocer a esta mujer que compartió con Óscar. Y aunque ahí está el centro de la trama, El embarcadero no es tanto una historia de infidelidad como de amor compartido.
"Hemos tenido el primer feedback con la prensa y la verdad es que hemos notado mucha pasión, algo muy verdadero", comenta a Culto desde España Roberto Enríquez, quien en la serie interpreta a Conrado, amigo de Óscar, personaje que tiene mayor participación en estos nuevos ocho capítulos -de 50 minutos de duración- donde la historia avanza hacia su final y enreda a sus personajes entre sí.
"Es nuestra temporada final, nuestro cierre y claro nos hace mucha ilusión pensar que a la gente le gusta como termina", comenta por su parte Verónica Sánchez.
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El embarcadero. Foto: María Heras.[/caption]
Lo que más tienen estos últimos episodios es drama, llanto y sexo. Por esto, Irene Arcos afirma que la grabación "fue muy intensa, sobre todo por la honestidad que requiere esta serie en la interpretación, por la manera que teníamos de rodar con las cámaras siempre tan cerca. No había artificio, todo lo que nos ocurría tenía la mayor verdad posible y aparte los personajes están en momentos muy intensos siempre".
Una de las temáticas más fuertes dentro de la serie es el desarrollo y evolución de las dos mujeres principales. Ellas son las que mueven el conflicto. Frente a esto, Arcos dice que esta realización "muestra a mujeres reales que ahora mismo recogen un movimiento, estamos en un momento bastante importante donde se está poniendo el foco en nosotras".
El actor que representa a Conrado, por su parte, adhiere a las palabras de su compañera y comenta que esta en El embarcadero, con la visión de Álex Pina y su formación de personajes complejos, las mujeres son representadas "no como la acompañante de, sino que como la protagonista de lo que le pasa".
Otro aspecto relevante en la producción es cómo se aborda a Óscar, quien ama a estas las mujeres por igual y durante muchos años. En ese sentido, la serie se instala como una de las primeras que plantea abiertamente relaciones poliamorosas o maneras distintas de amar. "Yo creo que son personajes que están intentando hacer las cosas como las sienten y no como se les manda", dice al respecto Sánchez, quien añade que estos personajes están "nadando contra corriente".
Para los tres actores, con experiencia en diversas producciones, la resonancia de El embarcadero en Latinoamérica es parte de un fenómeno mayor, que incluye otros títulos españoles como la mencionada La casa de papel, Tiempos de guerra y Vis a vis, donde participan Enríquez y Arcos. Ésta última también actúa en Élite.
Sobre este éxito global de la televisión ibérica, Enríquez opina que se debe a que "se lleva haciendo buena ficción hace tiempo y las plataformas han servido para hacer de amplificador. Está ocurriendo algo muy bonito y que ya era deseable, que entre dos continentes que tenemos el mismo idioma haya un puente mucho más rápido y mejor comunicado".
Irene, en tanto, afirma que "ahora todo está muy conectado, trabajas en una serie y luego en otra. Es una ilusión enorme que vean los trabajos que hemos hecho y que los sigan y les guste. Veníamos de una ficción más blanca, por así decirlo, y empezamos a hacer series arriesgando más".