Los encargados de la NFL, como el antiguo comisionado Roger Goodell, han tratado, sin éxito, internacionalizar la audiencia de la liga. En algún momento de inicios de los noventa, viendo como en los canales de televisión paralelos la liga de baloncesto local estadounidense (NBA) se convertía en un fenómeno de alcance planetario que seguía al pie de la letra la noción del showtime de Jerry Buss, el propietario de Los Angeles Lakers, en que el espectáculo no solo residía en la cancha, sino que, en sus alrededores y contexto, los comisionados intentaron infructuosamente llegar más allá de las fronteras del país del norte. Algunos partidos fuera de casa, como en Canadá, Inglaterra o México (y en locaciones como Wembley o el Estadio Azteca), la tratativa por hacer una liga europea, con el fiasco de la creación de los Barcelona Dragons, y otros esfuerzos nunca llegaron a buen puerto.
Sin embargo, en un punto la liga si logró alcance global: el show de mediotiempo.
Por unos quince minutos en medio de las dos mitades del partido final o Super Bowl se construye aceleradamente un escenario que albergará a algunas de las estrellas mayores de la canción que interpretarán unos cuatro o cinco temas acompañados de un público de cancha que habrá desembolsado varios centenares de dólares por cabeza para estar ahí.
De un show de mediotiempo en que abundaban las bandas militares u orquestales como la Banda Sinfónica de la Universidad de Arizona, la Banda de Marcha de la Universidad Estatal de Grambling o la orquesta de la Universidad Agrónoma y Mecánica de Florida y en que el hit indiscutido era "The Stars and Stripes Forever" de John Philip Sousa, un compositor que fue un hit en los Estados Unidos a fines del siglo XIX y al que se apodó como "El Rey de las Marchas", el Halftime fue cooptado por el rock primero y por el pop después hasta desembocar en el show de hace un par de días en Miami con guiños a la comunidad latina en las figuras de Shakira y J. Lo. Dos productores señalaron el camino de este espectáculo: Don Mischer y Ricky Kirshner, el primero más cargado hacia un rock tradicional que atraía sobre todo al estereotipo del seguidor de la liga, y el segundo teniendo la vista puesta en que este es un espectáculo paralelo que no le debe tanto a los fanáticos del deporte como a una audiencia más amplia.
Estos son, en consecuencia, cinco presentaciones clave en medio del campo de cien yardas a lo largo de los últimos años.
5. Katy Perry
Fueron, según consigna la información oficial, 118,5 millones de espectadores, solo contando los Estados Unidos, quienes vieron a la estrella estadounidense invitando al escenario a Lenny Kravitz, a la rapera Missy Elliott, y, por cierto, e inolvidablemente, a acompañarla a bailar "Teenage Dream" a par de tiburones azules en 2015. Bajo la batuta organizativa del mismo Ricky Kirshner, su show marcó para siempre la tendencia de que el Halftime Show no es un espectáculo centrado en los seguidores del fútbol americano, sino que un público mucho más general. Y más pop.
4. The Who
Considerados unánimemente una leyenda del rock y unos de los gestores iniciales del power-pop, los The Who no tenían mucha idea de fútbol americano, pero de todos modos subieron al escenario hecho deprisa en 2010. A punta de temas intensos como "Pinball" o "Baba O'Riley", el punto más alto sucedió cuando afinaron los sones y voces de "Who Are You", un tema antiguo suyo que se había vuelto otra vez famoso por tratarse de la intro de una de las series clave de los 2000 en los Estados Unidos y el mundo, CSI; algo -ese rescatar retro maniacamente un hit y artistas del pasado- que se volvería una tendencia en las series de TV anglo con ejemplos como That's 70 Show, Stranger Things o, en estos últimos doce meses, Sex Education.
3. Bruce Springsteen y la E Street Band
Ocurrió la tarde-noche en que los Pittsburgh Steelers consiguieran su sexto anillo (conocido como "el anillo para la segunda mano", por ser uno más que cinco) frente a los Arizona Cardinals en 2009 en Tampa, Florida. Springsteen acarreaba una carrera en que muchos de sus auditores y fanáticos correspondían casi sin desplazamientos a los mismos fanáticos del fútbol americano. Fue, en consecuencia, de los últimos espectáculos en que el guiño era para quienes pasarían más de dos horas realmente interesados en el partido y no solo a la ahora audiencia global que asiste por televisión a través del planeta para ver solamente el show de mediotiempo. Premunido de temazos como "Born to run", "Working on a dream", "Glory days" y "Tenth Avenue freeze-out", el Jefe dejó las cosas tan claras y se extendió tanto por sobre los 12 minutos de rigor que Clarín cuenta que "el árbitro de la final le levantó una bandera de advertencia porque estaba demorando la reanudación del juego".
2. Michael Jackson
Michael Jackson tenia ya a todo el planeta acostumbrado a las apoteosis de sus puestas en escena, tanto en sus videoclips como en sus presentaciones en televisión y en vivo, por lo que su show, uno de los primeros de mediotiempo del Super Bowl que recibieron a estrellas de la canción pop o rock, fue seminal. Y la manera como el diseño del escenario, su vestuario, el cuidadoso uso del timing y el suspenso, sentaron escuela. Era tan temprano como 1993 y el estadio de Pasadena sería el primer escenario en que este tipo de shows se volviera un fenómeno global. Luego vendrían, por cierto, las críticas a la espectacularización jacksoniana, que tendría su nudo crítico cuando tres años más tarde y en medio de la entrega de los Brit Awards Jarvis Cocker, vocalista del grupo Pulp, se paseara por el escenario en medio de la exuberancia de la presentación de Jackson como preguntándose, "¿qué es esto?".
1. Prince
Fue el 4 de febrero de 2007 en el estadio de los Delfines de Miami. Llovía a cántaros. Pero ello no obstó para que Prince, o “El artista antes conocido como Prince”, acolchara con su guitarra y casi sin ninguna parafernalia accesoria un espectáculo que, por el dramatismo climático, pasaría a la historia casi sin ninguna discusión como el más completo y el más simbólico. Según documenta Vice, Bruce Rodgers, el diseñador de la producción del evento le preguntó al artista antes de salir al escenario, “Está lloviendo, ¿tienes algún problema?” a lo que el de Minneapolis le retrucó, “Sí, ¿podrías hacer que llueva más fuerte?”. La razón: Prince había dejado para el final del evento una de sus piezas más emblemáticas, Purple Rain, que ahí, sonando bajo la lluvia y en medio de un éxtasis interpretativo coronó quizá no solo ese momento, sino que también su carrera y la de los shows de mediotiempo del Super Bowl para siempre.