Tanto en Historia de un matrimonio (Noah Baumbach, 2019) como en Jojo Rabbit (Taika Waititi, 2019), hay una escena clave en la que el personaje de Scarlett Johansson ata los cordones de un zapato. “Es una de esas cosas cósmicas”, dijo Johansson en entrevista con Vanity Fair en noviembre de 2019.
Aunque, claro está, tiene significados totalmente diferentes en cada situación.
Mientras en Historia de un matrimonio amarra los cordones de su ex marido en señal de cariño y preocupación eterna a pesar del fin de su unión, en Jojo Rabbit le enseña a su hijo a hacerlo por sí mismo como simbolismo de dejar atrás la inocente niñez. El único punto que une esta acción es el énfasis que se hace a un gesto específico y cómo contribuye en la construcción de su personaje.
Scarlett Johansson está en un momento de su carrera en que cada guiño, cada gesto, cada diálogo que pronuncia, es más relevante que su aspecto físico. Por primera vez, una actriz obtuvo doble nominación en una ceremonia de los Oscar -por Historia de un matrimonio y Jojo Rabbit- y en ninguno de los dos papeles, es retratada como sex symbol.
Bien por Hollywood en caer en la cuenta, pero el mérito es de Johansson.
De niña a mujer bajo las luces de Hollywood
Se despierta en medio de la noche sola en una gran cama de hotel. Se levanta, va a la ventana y observa las luces nocturnas de Tokio con la mirada perdida, tan perdida como ella misma en la inmensidad de la capital japonesa.
De la mano de Soffia Coppola, y con 19 años, Scarlett Johansson fue casteada sin hacer audiciones para interpretar a Charlotte en Lost in Translation. Si bien Coppola hija escribió el guión -por el que ganó un Oscar- pensando en Bill Murray para el papel de Bob, a Scarlett la escogió en cuanto la vio.
Su voz grave y desplante, le permitieron ser la persona perfecta para encarnar a la joven de 25 de años que está en la capital nipona acompañando a su esposo.
Su performance como una mujer que pasa los días solitariamente mientras su esposo trabaja como fotógrafo publicitario, y que desarrolla una tierna relación de amistad con Bob (Murray) -un famoso actor que llega a Japón para filmar un comercial- en la enormidad de aquella ciudad; dieron luces de su talento interpretativo.
"En ese tiempo, mis sentimientos hacia el trabajo habían disminuido y fluído. A veces sentía que no podía hacer nada que no fuese sustancial o que se sintiera desafiante para mí", dijo para VF.
Johansson fue reconocida por su rol de Charlotte por los Premios Bafta, el Festival de Cine de Venecia y fue nominada como Mejor Actriz por los Globos de Oro, pero de la Academia, nada. Debieron pasaron 17 años para lograr la postulación a la estatuilla dorada.
"Para Historia de un matrimonio fue más valioso ser madre que pasar por un divorcio"
Si bien la cinta de 2019 es el primer estreno que reúne a Scarlett Johansson con el director Noah Baumbach, ellos se conocían desde hace 10 años, cuando el cineasta neoyorquino tenía otro proyecto en mente.
"Intentamos trabajar en algo y lo desarrollamos un poco, pero al momento de filmar sentimos que algo no encajaba. Era un proyecto diferente a este, creo que Noah nunca lo hizo", reveló la actriz a Chris Evans en la sección Actors on Actors de Variety.
"Nunca pensé que Noah me llamaría de nuevo, pensé que había arruinado esa relación laboral. Por eso me sorprendí mucho cuando me llamó para este trabajo. Me dio el pitch de su proyecto y coincidió con que yo estaba en medio de mi divorcio, fue extraño", dijo Johansson a su colega de la saga Avengers. "Pero más que ser porque yo estaba pasando por un divorcio, se sintió como el momento correcto para trabajar juntos".
Baumbach reconoció a Vanity Fair que cuando se sentó a conversar con ella y le contó que estaba en pleno proceso de divorcio de su segundo esposo -Romain Dauriac-, el pensamiento que cruzó su mente fue: "Dice mucho de ella que eso sea una razón para hacer la película, y no para no hacerla".
Scarlett tenía 23 años cuando se casó por primera vez. Quien fue su novio por un año y medio -el también actor, Ryan Reynolds-, le propuso matrimonio en 2008, pero la relación llegó a su fin un año y medio después. "Claramente no entendía el matrimonio. Puede ser que, de alguna manera, romantizara la idea", dijo la actriz a Vanity Fair.
Según explicó al medio estadounidense, era complicado vivir con otro actor. El compartir tiempo se hizo cada vez más difícil con la carrera de ambos en ascenso. "Si una persona tiene más éxito que la otra, se convierte en un reto. Ahí es cuando todo se hace competitivo".
Pero Johansson siente que ahora está en un lugar muy distinto a cuando se casó y posteriormente pasó por su primer divorcio. "Ahora es una parte diferente de mi vida. Siento que estoy en un lugar en el que soy capaz de tomar decisiones más activas. Creo que estoy más presente que antes".
Aunque Scarlett reconoce que tiene cierta "experiencia" compartida con Nicole -su personaje en Historia de un matrimonio-, en realidad su inspiración está en la separación de sus padres y las palabras de Noah, quien además de dirigir la cinta, escribió cada diálogo, pausa y grito del libreto.
"Lo que sorprende a mucha gente sobre la película es que cada una de las dudas, cada frase inconclusa, cada momento en el que un actor o actriz habla, está detallado en el guión. Está tan bien escrito. Cada cosa que sale de sus bocas está totalmente detallado, y nada se improvisó. Sin dudas. Ningún 'Si…', ningún 'pero…'. Todo está en el libreto y Noah fue muy específico al respecto", dijo la protagonista de filme.
Asumir que los dos divorcios le permitieron construir con mayor facilidad el personaje de Nicole, es un error. Si Scarlett tuviera que elegir un aspecto de su vida que la ayudó a empatizar con su laureado rol, ella menciona el ser madre.
"La experiencia de ser madre fue de mucha ayuda y fue una gran herramienta… Sabes, entender lo que es la co-paternidad, que es algo muy específico. Es difícil criar a un niño con una persona con la que ya no estás. Es difícil. No es 'como debería ser' o lo que sea, pero ya sabes… Creo que mi ex y yo lo hacemos lo mejor que podemos. Tienes que priorizar a tu hijo o hija y no ponerte al medio. Tiene sus desafíos", relató sobre su quiebre con Romain Dauriac, dueño de una agencia de publicidad, con quien estuvo entre 2013 y 2017.
"Realmente eso fue más valioso porque realmente nunca pasé por un divorcio como el retratado en la película. Por supuesto que parte del filme es sobre el sistema de divorcio, o el negocio de la separación y lo horrible que es el proceso, pero eso fue más la experiencia de Noah que la mía", desclasificó la actriz.
Sobre sexismo y el #MeToo
"¿Pudiste usar ropa interior?", pregunta un periodista a Scarlett Johansson sobre su personaje Black Widow de Avengers.
“Creo que eres la quinta persona que me pregunta eso”, respondió Johansson evidentemente molesta. “¿Qué está pasando? ¿Desde cuándo las personas comenzaron a preguntar sobre la ropa interior?”.
Pero el periodista insistió con la pregunta: “No, no, es solo porque tu traje es muy ajustado”, a lo que la actriz decide cortar en seco cualquier intento de persistencia con la frase “Lo dejaré a tu imaginación. Lo que sea que tú sientas que yo debería estar -o no- usando”, dijo Johansson.
La escena corresponde a una rueda de prensa promocionando la cinta Avengers Assemble (2012), con Scarlett Johansson (Black Widow) y Jeremy Renner (Hawkeye). El problema es que los cuestionamientos no fueron en torno a su personaje o a la película.
A diferencia de Renner, a ella le preguntaron sobre la dieta para mantenerse en forma y el uso -o no uso- de ropa interior con el ceñido traje de Viuda Negra. Porque, aparentemente, ese era el tipo de preguntas destinadas a quien es vista más como sex symbol que como actriz.
Pero Johansson ha demostrado, hace años, que relegarla al mero papel de "chica atractiva"-aspecto al que Wikipedia dedica un párrafo completo en su biografía- es una injusticia.
Sin embargo, en el mismo marco de la lucha contra el sexismo y el acoso, Johansson ha sido cuestionada por sus congéneres por su férrea defensa a Woody Allen, quien fue acusado de abusar de su hija adoptiva -con Mia Farrow- en 1992.
Allen ha dirigido a Johansson en tres oportunidades: Match Point (2005), Scoop (2006) y Vicky Cristina Barcelona (2008). Fue en una entrevista que dio en septiembre de 2019 a The Hollywood Reporter, que le preguntaron en torno al cineasta, a lo que Scarlett respondió: "Él mantiene su inocencia y yo le creo", agregando que es un amigo cercano y que no tendría problemas en trabajar con él nuevamente.
"No soy política y no puedo mentir sobre cómo me siento respecto a ciertas cosas. No tengo eso, no es parte de mi personalidad. No quiero tener que editar o medir lo que tengo que pensar o decir. No puedo vivir de esa forma. Simplemente no soy yo. Y también creo que cuando tienes ese tipo de integridad, probablemente va a molestar a la gente, o algunas personas, de mala manera", dijo la actriz a Vanity Fair manteniendo su postura.
No tiene miedo de enfrentarse al mundo con lo que realmente piensa o siente. Tiene plena conciencia de lo que puede provocar con sus palabras, pero no por eso considera limitarse ni someterse a contentar al resto.
"Aunque hay momentos en los que me siento tal vez más vulnerable porque he dicho mis opiniones sobre algo, mi propia verdad y experiencia, y sé que se puede sacar de contexto de alguna forma y la gente puede tener una mala reacción; creo que es peligroso medirte por miedo a la respuesta que se pueda generar", dijo Johansson.
"Solo porque le creo a mi amigo, no significa que no apoye a las mujeres. Creo que hay que analizar caso-a-caso. No puedes tener un discurso fijo, no creo en eso. Pero esa es mi creencia personal, así me siento", concluye sobre la polémica alrededor de Woody Allen.
Rosie Rabbit
Scarlett Johansson fue madre de una niña a quien bautizó Rose Dorothy en 2014. En aquel entonces, encarnaba a Black Widow de la saga Marvel y estrenaba su participación en Capitán América y el soldado de invierno.
El nacimiento de su hija fue decisivo para su carrera no porque la ralentizara o pusiera en pausa, sino porque cambió su forma de elegir los papeles que tomaría en el futuro. "No es que ahora no esté enfocada en mi carrera, supongo que antes estaba motivada por otros aspectos en el pasado. Tal vez me preocupaba tener cierta visibilidad o exposición. Y ahora ya no me preocupa tanto eso. Estoy en una buena fase de mi carrera en la que puedo realmente esperar al rol correcto".
Jojo Rabbit, dirigida por Taika Waititi, fue uno de esos roles que -al leer el guión- supo inmediatamente que quería aceptar. "El libreto era fantástico. Era una gema. Quiero decir: perfecto. Obviamente he leído muchos libretos en los últimos 20 años, y cuando algo es así de preciso y sorprendente e impactante e inusual… Pensé 'Esto es realmente especial'. Sentí que Taika era capaz de hacerlo de la forma que merecía".
Rose Betzler es una mujer que en plena Segunda Guerra Mundial, cría a su hijo Johannes -Jojo-, un niño de 10 años fanático de Hitler. Ella es alegre, pero consciente de lo que ocurre. Dura, pero gentil. Y estricta, pero cariñosa. "En mi mente ella era este personaje acogedor, un lugar seguro y querible. Quería que ella se sintiera como un lugar seguro, una persona vivaz para amar, para que así realmente sintieran su ausencia. Me enamoré de ella", dijo Johansson.
La actriz de 35 años no solo es madre en la vida real, también en la ficción al interpretar a la madre de Jojo, y como la protectora de Elsa, una adolescente judía que escapa de los nazi.
"Una vez que tienes un hijo tienes que enfrentar lo desconocido. Todo está fuera de tu control, y si intentas controlarlo, pierdes tu cabeza", reflexionó para Vanity Fair.
Pero en el caso de Jojo Rabbit fue diferente, no solo porque es una ficción, también por la conexión con su co-protagonista. “Fue muy fácil tener instinto maternal con Roman (Jojo) porque es un pastelito”, dijo tiernamente Scarlett a ET Canada.