El aro, un clásico moderno del cine de terror, llega a su fin. Mañana se estrena en Chile la última entrega de la franquicia, bautizada apropiadamente como El Aro: Capítulo final.
Y para decir adiós, la historia que presenta el filme va así: se centra en Mayu (Elaiza Ikeida, actriz y modelo filipina), una psicóloga consejera de un hospital que empieza a guiar a una niña (Himejima Himeka) protegida por la policía, debido a que no recuerda nada, ni siquiera su propio nombre.
El personaje de Sadako Yamamura asoma como una pieza clave y regresa como protagonista a esta trama final que intenta de una u otra manera explicar su origen. En esta nueva entrega, ella sigue siendo parte importante de los hechos, ya que se entremezcla con el hermano menor de Mayu, conocido como Kazuma (Shimizu Hiroya), quien es un youtuber muy reputado y que, para obtener más espectadores, decide realizar sus emisiones en un lugar en el que murieron cinco personas.
En esta última entrega, el director japonés Hideo Nakata, quien produjo las primeras dos entregas de la saga, quiso dar una puntada final con un nuevo capítulo que no ha pasado desapercibido para los medios: lo que en un momento fue un filme de amplia influencia en el género y que impactó fuerte en una generación completa a fines de los 90, esta vez fue analizado en detalles por la crítica global.
Y ese veredicto no ha arrojado resultados favorables, pese a la alta expectativa que generó su retorno.
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"No voy a criticar a Sadako por ser una historia de fantasmas de investigación y menos por ser una pesadilla impactante. Se trata más de cómo encajan las piezas, o en este caso, cómo no se entrelazan, ya que nos quedamos rascándonos la cabeza sobre lo que significa la ubicación de Sadako en este mundo renovado. Los intentos de historia de fondo sólo conducen a comienzos más borrosos, pero sin esa intensidad extraña. Los sentimientos más dulces fallan en el último levantamiento de Sadako, palideciendo en las comparaciones con otras franquicias estadounidenses y japonesas", dijo Matt Donato, crítico de slashfilm.com.
"Ciertamente que no es la peor entrega de la franquicia de dos décadas, ni siquiera es la peor entrega de los últimos años, ya que ofrece una versión más cohesiva y entretenida del material que El Aro de 2017 y Sadako vs Kayako de 2016 (La Batalla de los Espíritus: El aro v/s La maldición), que fue una promesa excesiva. En general, es una secuela de rutina decidida a extraer el mismo material rancio, una tapa de los mejores éxitos en lugar de redefinir la franquicia para una nueva era. Como un gran admirador de esta franquicia, me niego a creer que el pozo de El aro se haya quedado completamente seco, pero después de varias ofertas estancadas, parece que las aguas de la inspiración se están agotando", explicitó Hailegh Foutch, del sitio web collider.com.
"Al principio percibimos que aquí hay un realizador capaz de manejar los espacios y hasta alguna clase de suspenso sobrio, pero las cosas se estancan rápidamente ante las múltiples explicaciones que buscan revelar y vanamente conectar el origen del espectro japonés y global. Sadako y Ringu (El aro) fueron renovaciones escalofriantes para el género, pero este capítulo triste, solitario y final lleva el desgaste y el desgano como sellos, hasta llegar a un cierre más bien risible, mayormente adornado con gritos y una música que imita tenazmente a Campanas tubulares (Tubular bells), de Mike Oldfield", expresó Javier Porta Fouz, del diario argentino La Nación.
"Hideo Nakata regresa a la franquicia que lo hizo famoso, y el resultado es una secuela soporífera, plaga de lugares comunes y muy poco efectiva. Hablar sobre la historia enrevesada no vale la pena, ya que carece del más mínimo interés, por lo que este regreso a El Aro es aburrido a más no poder, está lleno de lugares comunes y se aparta de los elementos que alguna vez causaron fascinación en el espectador. Este sushi podrido es la prueba de que no todo lo que nos llega de Japón es oro", criticó duramente André Didyme-Dóme, de la revista Rolling Stone de Colombia.
"Hay algunas imágenes geniales en las secuencias, que ayudan a cerrar algunas conexiones, independientemente de la distancia entre los personajes y algunas reinterpretaciones inspiradas de las imágenes icónicas que se grabaron en nuestros párpados al ver el vídeo de la muerte de El Aro original, hace algunos años atrás. Las actuaciones se vuelven exageradas a veces, pero esas expresiones de temor con los ojos abiertos son una especie de elemento básico del horror. Hay que aceptar este paquete completo, y aceptar que Nakata ha cambiado las cosas desde lo analógico a lo digital para la proliferación global de los gustos más exigentes", comentó positivamente Jared Mobarak, del medio thefilmstage.com.
"Para aquellos fanáticos que se preguntan cómo se relaciona exactamente esta película con la franquicia, no se preocupen, Nakata lo tiene cubierto. Nuestra joven Sadako no es la única chica misteriosa en la mezcla, y Nakata lanza un guiño aterrador o dos a aquellos entusiastas que prestan mucha atención. La película es una divertida aventura sobrenatural con más giros y vueltas que una película de terror promedio y una mitología extendida a la espera de ser explorada. Es una manera perfecta de abrir el año", evaluó de manera positiva J. Hurtado, del sitio especializado Screenanarchy.com.