A un año y medio de su última visita a Chile, la cantante española Ana Torroja regresa como uno de los números principales de la Semana Peñaflorina, evento gratuito donde se presentará el sábado 15 de febrero en el Parque El Trapiche de la comuna.
"Es un escenario muy especial, porque todo el mundo tiene acceso a ver lo que ocurre cada día. Y es después de un año y medio largo. Con razón estoy tan emocionada", cuenta a Culto desde México, donde está radicada hace algunos años.
Pero esta nueva presentación en suelo chileno se dará en un contexto inédito, solo tres días antes que se cumplan cuatro meses del estallido social, el proceso que ha impactado en todos los ámbitos, incluido los espectáculos masivos. De hecho, solo hace algunos días, el animador Kike Morandé y el humorista conocido como el Huaso Filomeno fueron pifiados e incluso agredidos -como el caso del cómico, a quien le lanzaron piedras- en los festivales de Río Bueno y Chillán, respectivamente.
¿Qué sabe de lo que está ocurriendo en Chile y que finalmente es parte del contexto de su nueva visita al país?
Sé lo que se cuenta, y se cuentan diferentes versiones. Lo que sí está claro es que Chile ha levantado la voz, se ha hecho escuchar y ha expuesto lo que no le gusta y lo que querría cambiar. Creo que eso llevaba tanto tiempo ahí guardado y por eso ha explotado de una manera tan brutal. Idealmente cuando algo no te gusta hay que decir lo que quieres cambiar, porque es la única forma de que se pueda cambiar, o por lo menos intentar cambiarlo.
Cada espectáculo tras el 18 de octubre es implícitamente una instancia para que los asistentes se manifiesten. ¿Cómo se enfrentaría a esto en Peñaflor, en caso de suceder algo así?
La libertad de expresión es más que bienvenida en mis conciertos. La violencia no.
En esa línea de las protestas pacíficas, ha llamado la atención de la cantante la performance del colectivo chileno Lastesis, el que lucha contra todo abuso hacia las mujeres. "Me parece una forma genial de llamar la atención, de alzar la voz, de decir lo que no nos gusta", comenta.
"Ya lo decía, estoy contra la violencia en general, porque creo que cuando hay violencia desvirtúas el mensaje y al final solo se habla de 'la violencia'. Entonces creo que esa forma de llamar la atención sobre algo que es preocupante y que hay que solucionar en el mundo, me parece genial, y de hecho ha sido replicada en distintos países. Para mí es brillante", dice la artista que saltó a la fama en los 80 con el grupo español Mecano, que amasó seguidores con su voz suave, look andrógino y temas que, entre otras inspiraciones, hablaban de amores entre mujeres.
Sobre esta nueva etapa de la lucha feminista, la intérprete comenta: "Hay que defenderse, hay que hacerse valorar, hacerse respetar, igual que en lo que hablábamos antes de Chile: las cosas que no son justas, que no son equitativas, hay que pelear porque lo sean, y creo que es importantísimo que la mujer alce la voz, y que empecemos por nosotras mismas".
"No me cierro a nada"
El 28 de diciembre pasado, Ana Torroja cumplió 60 años. Pero la edad ya no es tema para ella. "El número 50 es difícil de digerir, o por lo menos en mi caso así lo fue", dice riendo, "pero los 60 es una edad maravillosa, porque es como que llegas a ese lugar donde estás a gusto con cómo eres y con lo que ves en el espejo, y te da tranquilidad porque ya no quieres ser otra".
Es en este momento de la vida que la artista ha regresado a los grandes escenarios junto al Tour Volver, y en cuyos shows funde aquellos clásicos de Mecano –Hijo de la luna, Barco a Venus-, los hits de su carrera en solitario –A contratiempo, Ya no te quiero-, y sus últimos sencillos, como Llama y Antes: temas de corte electropop que formarán parte de un disco a la venta desde mediados de este año, cuyos sonidos mezclan el pasado y el presente. ¿Cómo? Traen a la memoria su época con los hermanos Nacho y José María Cano, y a su vez, se enlaza con la nueva generación de figuras en la música.
Hace un par de años, Torroja fue contactada por algunos destacados productores españoles, parte de la nueva camada en el rubro, como El Guincho, conocido por su trabajo con la cantante Rosalía; Alizz, quien ha colaborado con artistas como C. Tangana y Becky G; y el dúo Livinlargeinvenus, relacionados a raperos como Travis Scott. Su idea era encontrar una voz pop representativa para un proyecto centrado en la electrónica y Ana Torroja fue la elegida.
El primer sencillo liberado fue Llama, y contó además con la colaboración de quizás la última gran revelación del cancionero hispanohablante: Rosalía, quien ayudó en la composición.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con todos ellos?
Me gusta trabajar con gente joven, arriesgada, que no se casa con ninguna moda, que le gusta jugar. Al final crear es jugar, aventurarse, y nunca sabes lo que va a salir. Está siendo una aventura muy emocionante, muy motivadora, y con muchas ganas de seguir por ahí.
Y ya que tiene estos lazos, ¿ha pensado incursionar en la música urbana, el género que predomina en la industria actual?
No hemos hecho incursión en ese género porque quizás de manera natural no nos sale, o a mí no me sale, pero sí se pueden utilizar elementos. Ahora, si alguien me llama para una colaboración, me gusta la canción y me apetece hacerlo, por supuesto que lo haría, no me cierro a nada.
¿Por qué cree que sigue siendo un referente, vigente después de décadas de carrera?
No doy las cosas por sentadas, no porque venga de un grupo que fue importante y porque esas canciones sean vigentes hoy en día, me relajo. Trato siempre de innovar y de ofrecer algo diferente, que no hayan visto, aunque sean las mismas canciones. Creo que eso la gente lo aprecia y lo valora.
Hace algunos años contó que quería escribir su biografía. ¿Sigue en sus planes? O quizás podríamos ver su vida en una serie, como ha hecho Luis Miguel, por ejemplo. ¿Le gustaría?
Serie no creo porque realmente mi vida no es tan interesante, y la parte que a lo mejor da más morbo o puede interesar más es la época de Mecano, y ahí tendríamos que estar los tres y eso no se va a dar. La biografía ahí está: aparcada pero no olvidada, así que podría llegar a terminarse. Últimamente tengo pocas metas a largo plazo, voy moviéndome según llega el día, no me propongo nada especial. Voy viviendo el momento.