Andrés Kalawski, director artístico Teatro UC: "No podemos ser esclavos de la contingencia: el teatro se produce muy lento"

El lunes 3 de febrero la situación se viralizó rápidamente en redes sociales. El Teatro UC había recibido una notificación municipal que pedía limpiar la fachada del edificio: es decir, quitar los rayados que el espacio ha acumulado desde el pasado 18 de octubre. Con el hashtag #noseborranosepinta, se negaron a pintar su fachada y en diálogo con la Municipalidad de Ñuñoa llegaron al acuerdo de que tampoco serían obligados a hacerlo.

Andrés Kalawski, dramaturgo, guionista y director artístico del Teatro UC desde hace seis años, explica: "Dado el contexto nacional nosotros dijimos que no íbamos a pintar los rayados porque nos parecía importante, a la luz de aquellas manifestaciones gráficas, tener esas discusiones. Entendimos que había un grupo de gente y de opiniones que habitualmente no tenían una plataforma pública para expresarse y que se estaban ahora en el espacio público".

Ubicados en Plaza Ñuñoa, uno de los epicentros de las manifestaciones en octubre y noviembre, el Teatro UC no solo se transformó en un lienzo de los mensajes que ahí se rayaron: como muchos espacios culturales, debió modificar su funcionamiento en vista de la contingencia.

"Nuestra primera preocupación siempre es por la vida y seguridad de las personas. No podíamos abrir mientras había militares en las calles: era completamente inviable y después tuvimos que repensar nuestros horarios. Vamos a seguir en marzo pero más temprano", dice Kalawski.

Fue durante esos meses de fuertes manifestaciones cuando comenzaron los rayados en la fachada del teatro, principalmente en la cortina de metal. Los mismos que en un principio la Municipalidad había pedido remover. "Cuando nosotros decimos #nosepintanoseborra, no queremos decir que cualquier cosa. Si aparece un rayado que dice "haitianos devuélvanse a su país", voy a venir personalmente con una brochita y lo voy a tapar. No estamos aquí para andar siendo plataforma de discursos de odio". agrega.

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Ubicado en Plaza Ñuñoa, así luce la fachada del Teatro UC por estos días.[/caption]

Durante el 2019 el Teatro UC recibió un total de 49 mil personas que asistieron a las 252 funciones que hubo en el año. Tras el 18 de octubre, el espacio realizó actividades abiertas y gratuitas a la comunidad como dos funciones de la obra Muerte accidental de un anarquista y una de El último pez. A ellas, asistió un total de 714 personas. "Tuvimos la suerte de tener obras que tenía mucho sentido ver y la gente vino al teatro a pesar de que era difícil desplazarse", cuenta Kalawski.

Entre los estrenos que el Teatro UC tiene para este año, en marzo está Bernarda de Isidora Stevenson y Luis Barrales. Es una versión libre del clásico La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca.

El 29 de abril Manuela Oyarzún estrena El consentimiento, coproducción del Teatro UC. La historia de la dramaturga inglesa Nina Raine narra el caso de una mujer violada que debe lidiar con la justicia.

La escritora Nona Fernández llegará en junio con la adaptación de su libro Space Invaders, dirigida por Marcelo Leonart. La novela de Fernández fue el año pasado finalista del importante premio National Book Award en Estados Unidos.

Si de montajes completamente producidos por el Teatro UC se trata, hay que destacar el estreno en julio de Casimiro Vico: Primer actor, del dramaturgo chileno Armando Moock (1894-1942) y que será dirigida por la dupla de Andreina Olivari y Pablo Manzi. "Es una obra sobre el amor al teatro y de cómo los hombres somos incapaces de soportar el éxito de las mujeres, de cómo construimos nuestra masculinidad en torno a mantener a las mujeres en un espacio inferior", cuenta Kalawski.

En tanto, a fines de julio se estrena Niñas&Niños, obra del inglés Dennis Kelly que en Gran Bretaña fue protagonizada por la actriz Carey Mulligan. La producción es de The Cow Company con Marcelo Alonso en la dirección y Amparo Noguera en el elenco.

¿Se verá reflejada la contingencia en la programación del año?

Sí se verá. Pero no podemos ser esclavos de la contingencia pues el teatro se produce muy lento, a menos que uno sea Darío Fo. Pero nosotros desde antes teníamos la conversación para estrenar Space Invaders de la Nona Fernández. Ella lleva mucho tiempo pensando en las conexiones con lo que pasa ahora, entonces eso se queda. Llevábamos mucho tiempo pensando en un par de obras que vinculan muy explícitamente temas de género y feminismo con la violencia cotidiana, eso se queda. Estamos tratando de no caer en la tentación, como algunos intelectuales, de escribir un libro de octubre hasta ahora. b