Una noche de piano y karaoke con Charly García

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Dos días antes del show que el argentino dio en 2019 en Chile, el cantante de la disuelta banda local Primavera de Praga, Leo Saavedra, llegó casi por casualidad al hotel donde se hospedaba y terminó tocando frente a él temas de Supertramp y The Beach Boys. Esta es la historia.


A veces, las mejores historias llegan en los momentos menos pensados. Era una noche de junio de 2019, dos días antes que Charly García se presentara en Chile para realizar un show en el Movistar Arena que copó las localidades. Y también los entusiasmos.

El argentino ya se encontraba en el país, alojado en un hotel de Vitacura, mientras un grupo de músicos nacionales, entre los que figuraba el excantante del desaparecido conjunto nacional Primavera de Praga, Leo Saavedra, terminaba el ensayo de una banda que rinde tributo al influyente músico argentino y que cuenta con los tres miembros chilenos del actual grupo de Charly: el guitarrista Kiuge Hayashida, el bajista Carlos González y el baterista Antonio "Toño" Silva. Todos instrumentistas por los que Saavedra dice sentir profunda admiración y respeto.

Era el día que los músicos del argentino tenían libre y lo dedicaron a ensayar para este homenaje, el que Saavedra dirige desde los teclados. El ex Primavera de Praga inauguró esta iniciativa en 2017, con Pedropiedra en la batería, en un ciclo de músicos que tributaba a distintas estrellas. Fue ahí cuando Saavedra se pintó de blanco un bigote postizo para buscar una similitud estética precisa con el hombre de "Demoliendo hoteles".

Muy cansado, casi derrotado, cargando dos teclados y mientras era trasladado en un vehículo, Saavedra deseaba que la noche terminara ahí. Hasta que uno de los músicos le pidió que fueran hasta el hotel donde estaba García a buscar unas credenciales para el show en el recinto del Parque O'Higgins. Saavedra se resistió en primera instancia y dijo que prefería ir a su casa, hasta ese momento creyendo que acceder al trasandino sería una misión casi imposible. Pero lo convencieron y accedió.

Se trasladaron desde la sala de ensayo ubicada en calle Condell con Sucre, en Ñuñoa, hasta el Hotel Noi, en Vitacura, donde se hospedó el argentino. Ante la desconfianza de los guardias del recinto, estacionaron afuera del hotel y subieron hasta la suite arrendada para el ex Sui Generis.

Como Saavedra era el único desconocido para el staff del argentino, se topó con un cerco de preguntas iniciales, hasta que los músicos del trasandino le dijeron al personal de seguridad que se trataba de un amigo chileno. "Con una actitud de 'ya, si ya estás acá, no te vamos a dejar afuera' me dejaron entrar", recuerda. Y pudo ingresar a la suite.

Saavedra se emociona al recordar esta parte de la historia. "Estaban todos saludándose y en medio de la gente yo veo a un ser distinto, como alargado, con ropa de rockstar y digo: 'conchetumadre, es Charly García'. Me pilló de golpe".

Una vez que Saavedra quedó frente a Charly, lo saludó solo levantando tímidamente la mano. Pero García extendió la suya, en un gesto de cordialidad. "Mucho gusto, Charly, me llamo Leo", le dijo.

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Saavedra cargaba dos teclados en su espalda y el mánager le preguntó qué andaba trayendo. Al responderle, el representante le dijo: "Sacalos, sacalos. Mostráselos a Charly". Una vez que se los sacó de la espalda, el argentino comenzó a husmearlos. Los enchufaron y Charly probó algunas ideas en el pequeño teclado digital Hammond de Saavedra. "Suena bien, yo también tengo un órgano", le comentó García. Al rato, el autor de "No voy en tren" se excusó y se retiró a su habitación, en esta suerte de piso arrendado para él.

El guitarrista Kiuge Hayashida vio el teclado encendido y comenzó a tocar y cantar. Unas ocho personas, entre quienes estaba la hija de Gustavo Cerati, Lisa, y la novia de García, Mercedes Iñigo, le pidieron a Saavedra que tocara ciertas canciones, como "Life on Mars?", de David Bowie, "Don't stop me now", de Queen, y un par de The Beatles, como "For no one". Fue cuando la fiesta empezó a prender y se armó un sonoro karaoke.

Saavedra, ya más en confianza, le dio volumen a su teclado y pensó en homenajear a Charly, quien yacía lejos en su habitación, quizás con la esperanza de que lo escuchara. Programó su teclado para obtener un sonido similar a los de marca Wurtlitzer, al estilo de su mentor Charly García. Fue con ello que comenzó a despachar "The logical song", de Supertramp. "Pensé: ojalá que escuche esto", rememora Saavedra.

Yendo de la cama al living, García se reincorporó y volvió a la fiesta. La pequeña meta de Saavedra se había cumplido. Mientras los presentes cantaban, García se quedó parado en un rincón, contemplando la escena. Al final, Saavedra, en un juego inteligente, la empalmó con "God only knows" de The Beach Boys, sabiendo que los presentes, varios argentinos, la cantarían en español en la versión de Charly con Pedro Aznar, Solo Dios sabe. Y así fue.

Terminada la canción, desde su rinconcito, uno de los padres del rock del otro costado de la cordillera entonó el coro, quizás recordando los años que lo unieron a Aznar en Serú Girán. Fue el momento con que Saavedra había soñado: hacer cantar a su ídolo.

Luego de ello, pidieron unas pizzas y tuvieron una breve conversación sobre el terremoto en Chile en 2010. "Para mí fue como si hubiese conocido a John Lennon o Violeta Parra", recuerda Saavedra. Y complementa: "Como un músico clásico que estudia en especial a un compositor, a mí me gusta estudiar a Charly. Sacarle el rollo".

"Gracias por todo, Charly", le dijo Saavedra al despedirse. Un pausado "chao, chao" fue la lacónica respuesta del argentino para cerrar la inesperada y memorable velada.

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