Gwyneth Paltrow (47) nunca pierde su sonrisa y carisma, aunque promueva el programa que hizo para Netflix, Goop lab, en un afiche rodeada de formas ovaladas rosadas, cuyos colores se van oscureciendo hacia el centro y que simulan una vagina, acompañada de la frase: "Alcanzar nuevas profundidades". Hace tres semanas, el debut del programa de seis capítulos de 30 minutos estuvo acompañado del lanzamiento de un nuevo producto de su empresa Goop: unas velas que -aseguraba ella textual- tenían el olor de su vagina.

"This smells like my vagina", como se llaman las velas de 75 dólares -y que están hechas de geranio, bergamota cítrica y cedro-, se agotaron en la página web de Goop, la empresa fundada por Paltrow en 2008 y que está avaluada en US$ 270 millones, según publicó The New York Times en julio del año pasado. Un negocio que partió como un newsletter de recomendaciones de bienestar y vida sana, y que se transformó en una página web con podcast, seminarios, lanzamientos de libros, tutoriales y una línea de moda, cosmética, fragancias, suplementos alimenticios, decoración y otros productos dirigidos a la mujer, que prometen mejorar su vida sexual.

Al negocio se ha sumado ahora Goop lab, el programa donde la actriz ganadora del Oscar por Shakespeare apasionado comparte un improvisado set con personas que trabajan en su empresa, quienes se someten a diversas y llamativas terapias alternativas, acompañados por sanadores o supuestos especialistas en medicina. En el primer capítulo, por ejemplo, viajan a Jamaica a probar hongos psicodélicos como parte de un tratamiento de psicoterapia; en el segundo hacen yoga en la nieve para aliviar el estrés; en el tercero muestran el orgasmo real de una mujer; el cuarto es sobre tratamientos faciales que incluyen 100 agujas en la cara; el quinto tiene a un sanador que, sin tocar a las personas, solo con su vibra, las hace tener convulsiones y experimentar "alivio, llanto y relajo", mientras el sexto tiene como protagonista a una médium.

Goop lab ha tenido una repercusión enorme, lo que proyecta ser un éxito para Netflix -que no revela sus índices de audiencia-, pero la crítica en Estados Unidos lo ha destrozado. "Es particularmente detestable", dijo la reseña de Vulture. "Lo inquietante del programa es cuando combina el aura de confianza de Gwyneth con una mezcla de ciencia real, tonterías del new age, retórica vaga de empoderamiento femenino y comercio desatado", señaló la crítica de la revista Time, con bastante precisión, aunque es un programa que innegablemente entretiene (y mucho), aunque probablemente por las razones contrarias a lo que pretende la actriz de Los siete pecados capitales, Grandes esperanzas y Los excéntricos Tenenbaum.

"Nunca en mi vida me sentí mejor", "es la experiencia más fabulosa que he tenido", "mi cuerpo se ha desestresado por completo", son algunas frases que sueltan Gwyneth Paltrow y sus trabajadores -en la empresa trabajan 250 personas-, tras supuestas terapias de sanación que son reafirmadas por "expertos". Pero la polémica sobre lo que ofrece la empresa de la actriz tiene larga data.

Productos controvertidos

Convertida en una "gurú" de estilo de vida, los consejos de Gwyneth Paltrow en Goop la han puesto en el centro de la controversia desde hace 11 años. Sus sugerencias nutricionales de batidos de hongos en polvo, caldo de huesos y de no tomar nada más que leche de cabra durante ocho días, "para combatir los parásitos", han puesto en alerta a la comunidad científica. Cuando dio una receta de pollo asado fue criticada en un estudio de la Universidad de Carolina del Norte, por no dar a sus seguidores la temperatura final del plato y expertos nutricionales advirtieron que podía producir salmonela. La página Bad Science dijo que era "científicamente analfabeta" por comercializar un lápiz labial con aluminio.

En 2018, Goop tuvo que pagar US$ 1.350 dólares por vender huevos vaginales de "jade" y de "cuarzo rosa" a 54 dólares. Una multa por "publicidad engañosa", porque aseguraban que permitían "mejorar el control de la vejiga, regular la menstruación y equilibrar las hormonas". La NASA, en tanto, tuvo que salir en 2017 a desmentirla cuando su empresa vendió pegatinas de bienestar supuestamente hechas con el mismo material de carbón conductor que ocupa la NASA para los trajes espaciales de los astronautas. No era tal, y Goop cambió su descripción y hoy dice que las pegatinas de 120 dólares ayudan a "reequilibrar la frecuencia de energía del cuerpo", sin hacer referencia al material que tienen.

La lista de productos estrafalarios suma y sigue. Fue cuestionada por vender aparatos a 135 dólares que proponían hacer enemas de café para limpiar el colon y que, decía la actriz, también aliviaba "la depresión, el dolor severo, la tensión nerviosa, la confusión y los síntomas de la alergia". Y ha sido motivo de chistes por ofrecer en Goop un llamado "repelente para vampiros mentales", por 27 dólares, que promete "desterrar las malas vibras y protegerte de las personas que te hacen daño", y por recomendar en un tutorial vaporizarse la vagina "para limpiar el útero" o ser picada por abejas, "un tratamiento milenario conocido como apiterapia, bastante increíble, aunque es muy doloroso".

Ante las críticas, Gwyneth Paltrow se defiende. Sobre los enemas de café, dijo que su método "no se basa necesariamente en evidencias científicas de ninguna fuente, no es un sustituto del consejo médico profesional". En la edición de febrero de la revista Harper's Bazaar se explayó más: "Probablemente hace tres años hubo un montón de cosas negativas todo el tiempo, y en una situación como esa, cuando tienes a un par de personas realmente apuntándote… Pero ahora todo es bastante bueno".

"Este programa está diseñado para entretener e informar, no para dar consejos médicos", se advierte en cada capítulo de Goop lab. Semialejada de la actuación -la última película que protagonizó, Proof, es de 2005, y desde entonces solo hace breves apariciones en cintas de Marvel o en series de su segundo marido, Brad Falchuk-, Paltrow no parece complicarse demasiado por sus detractores. Mal que mal, Goop, contra todo pronóstico de la comunidad científica, no deja de crecer.