Personal estéreo: Richard Lloyd de Television
Marquee moon de Television es, junto al Velvet Underground & Nico y el Unknown Pleasures de Joy Division, uno de los debuts más influyentes de todos los tiempos. Las guitarras de Richard Lloyd y Tom Verlaine, serpenteantes y entrelazadas, le debían en su dinámica mucho más al jazz que al emergente punk y al suntuoso progresivo. En el Personal Estéreo de hoy, Lloyd revela esos discos que cambiaron su vida y sentaron las bases de una obra que cambiaría la de muchos más.
"Hubo un tiempo entre 1966 y 1967 en que yo tenía la edad justa", cuenta Richard Lloyd al teléfono desde Nueva York, hoy con 68 años (tenía 23 cuando la Television hizo su primera presentación en público), "y todos estos álbumes, estas primeras obras de estos artistas fueron editadas. En ese tiempo todo el mundo estaba volcado a la música de guitarras y yo especialmente quería tocar la guitarra en esos días".
Lloyd me cuenta que lo que escuchaba en su infancia era mucho blues y jazz "y algo de música clásica, aunque no mucho". Esos tipos de música, de forma combinada, fueron los que le impulsaron a querer tocar un instrumento. Pero el primero –sorpresivamente- no fue la guitarra. "Lo primero que toqué fue la batería, aprendí esas métricas desquiciadas como 5/4, 7/8, 11/8, cosas así. A mi padrastro le encantaba Dave Brubeck. Me gustaba mucho la canción "Take Five" de su disco Time Out. Solía escuchar eso y realmente lo apreciaba. Es muy difícil aprender una canción en 5/4".
Sin embargo, llegó un punto en que las baterías se volvieron aburridas para Lloyd. "Así que me cambié de instrumento a la guitarra y realmente no podía tocar muy bien, aún sigo intentando ser bueno", dice riendo. "Me fui a Greenwich Village, Nueva York, porque pensaba que sería fácil aprender ahí, topándote con toda esta gente tan diferente ahí mismo en la calle. Personas como Bob Dylan, Jimi Hendrix, o los Rolling Stones cuando estaban en la ciudad. Llegué a conocer a la mayoría de mis héroes, aunque nunca conocí a los Beatles y eso es una lástima. Me encantaba lo que ellos hacían, pero creo que eran muy grandes como para poder conocerlos (risas)".
Jimi Hendrix – Axis: Bold As Love (1967)
Antes que nada, me quedo con Axis: Bold As Love de Jimi Hendrix, su segundo disco. Creo que está mucho mejor grabado que el primero, y tiene canciones absolutamente hermosas ahí. Me impactó mucho ese álbum en particular. ¿La primera vez que lo oí? Estaba con un grupo de amigos y estábamos todo medio volados (risas), y un amigo comenzó poniendo el primer álbum de Jimi –Are you experienced? (1967)- y ese me pegó fuerte, ¡como un tonelada de ladrillos! Ese primer disco de Jimi fue hecho algo a la rápida –algo que yo no sabía en ese entonces- y estaban bien limitados en cuanto al tiempo que tenían para hacerlo, fue algo así como 2 horas en el estudio por aquí y por acá. Lo otro que escuchábamos harto era Traffic, el Mr. Fantasy (1967). Ese álbum me volvió loco, era muy psicodélico. También el primero de Paul Butterfield Blues Band –The Paul Butterfield Blues Band (1965)-, con Mike Bloomfield en guitarra, me encanta ese.
Ravi Shankar – Sounds of India (1968)
Solía escuchar ese disco de Ravi Shankar todo el tiempo, el Sound of India y pensaba que Ravi era el mejor guitarrista que había pisado el planeta Tierra en toda su historia, pensaba que era mejor incluso que el mismo Hendrix (risas). Por supuesto, Ravi tocaba el sitar, pero yo considero que el sitar es como una guitarra también, solo que es algo diferente. Yo tengo un sitar y apenas puedo tocarlo, solamente me aprendo melodías aunque no soy un experto. Nunca tuve un maestro que me enseñara.
The Beatles – Revolver (1966)
Este es un disco grandioso de ellos. Cuando lo escuché por primera vez pensé que era lo más original, lo más sólido, lo mejor que ellos habían grabado. El proceso de grabación era prístino, hermoso. Al igual que el Axis: Bold As Love de Jimi, no podría haber sido grabado mejor. Acá tampoco se ocuparon muchas pistas. La mayoría de los discos que yo amo se hicieron en 6 u 8 pistas, eso era todo lo que tenían. Cuando pasaron a 16 pistas…bueno, yo mismo cuando grabo casi nunca uso las 16 pistas. Incluso si hay una consola de 48 pistas yo no las uso todas. Hasta cuando grabas una orquesta sinfónica no necesitas tantas, porque todo se vuelve más pequeño mientras más pistas tienes. Todos los mejores discos que conozco se grabaron en 8 pistas, 2 pistas o en 4 pistas.
The Rolling Stones - 12 x 5 (1964)
De los Rolling Stones me gustan sus primeras cosas, así que me quedo con 12 x 5, que tiene algunos covers y cosas que ellos escribieron, pero es tremendo. Yo tenía como 10 o 12 años, escuchaba la radio AM y había cosas malísimas que pasaban ahí, era pop adolescente muy malo, con canciones de amor horribles onda "mi nena se fue y estoy muy triste", cosas así, y que yo pensaba que no eran muy buenas y no me llegaban. Pero el 12 x 5 de los Rolling Stones tenía incluso un corte instrumental, el "2120 South Michigan Avenue" donde Brian aparecía tocando la armónica y esa canción era fantástica. Todas esas canciones yo las podía escuchar una y otra vez.
Miles Davis – Bitches Brew (1970)
Me gustaba mucho el Bitches Brew (1970) de Miles Davis, ese es otro disco que me tenía loco. Ahí estaba John McLaughlin en guitarra y lo que me inspiraba de ese álbum era lo profundo que era, esa forma en que los instrumentos realmente estaban como en una búsqueda, era como si estuvieran buscando oro y esperaban su momento hasta encontrarlo. Cuando yo estaba en Television y hacíamos "Marquee Moon" –antes de que se grabara, cuando la tocábamos en vivo- o en "Little Johnny Jewel", pues en esas canciones había que encontrar la magia, y nosotros las seguíamos trabajando hasta que apareciera ese algo que hacía que valiera la pena. Y creo que eso lo aprendí de escuchar jazz.
-Hay mucho de jazz en Television, especialmente en ese álbum Marquee Moon, en la forma en que los instrumentos parecen bailar entre sí.
-Así es, absolutamente. En un momento pensamos y queríamos que nos grabara Rudy Van Gelder. El grababa discos en su living y era famoso por grabar álbumes de John Coltrane y de Miles Davis, cosas así. Pero terminamos grabando en un pequeño estudio en la calle 48 en Manhattan, en un lugar muy parecido a donde ensayábamos. Y escogimos ese lugar realmente por eso, porque era un espacio que nos parecía familiar. No se veía para nada como un sauna, como esos estudios anticuados y lujosos que usualmente había y que eran elegantes, todo eso no nos interesaba. Lo que nos importaba era el sonido. Yo le puse mucha atención a lo que Andy (Johns), el ingeniero, estaba haciendo cuando grabamos. Aprendí muchos trucos de él.
-¿Cómo qué cosas?
-Oh, Dios mío, no puedo decírtelo. ¡Es secreto! Pero yo siempre le preguntaba: "Andy, ¿qué estás haciendo con los equipos de sonido?", y él me decía "pues puedo pasar mi tiempo grabándote o puedo pasar mi tiempo enseñándote, ¿qué quieres?". Yo le respondía, "Andy, tiene que ser ambas cosas". Luego de unos días se emocionó con la idea de mostrarme trucos y formas de hacer las cosas que podían mejorar el sonido que conseguíamos.
-Es interesante eso, ya que él era famoso por haber trabajado con Led Zeppelin y, aunque el sonido de esos álbumes es muy característico, con ustedes no lo replicó para nada.
-Él trabajó con todos esos tipos ingleses, con los Rolling Stones, Led Zeppelin, Traffic… es una lista que es enorme y Andy fue una gran opción porque era un buen ingeniero que recién estaba empezando a oficiar de productor y nosotros no queríamos a alguien que nos dijera qué hacer. Yo quería hacer otro disco después junto a él, pero Tom (Verlaine) no quiso. Andy era verdaderamente un hijo del rock and roll y probablemente pasaba mucho tiempo volado (risas) lo cual estaba bien para mí. Él era grandioso.
-¿Cuál es tu canción favorita en Marquee Moon?
-Me gustan todas, no puedo decirte. A veces es "Guiding Light", a veces es "See no evil", a veces es "Elevation", a veces es "Marquee moon". Son todas grandiosas. Nosotros habíamos estado tocando esas canciones por varios años antes de llegar a hacer el disco, así que estaban todas bien ensayadas y sabíamos perfecto lo que queríamos cuando fuimos al estudio. La gente aún compra ese álbum porque es fantástico y no suena para nada como cuando la gente dice "¡oh, fue hecho en los ochenta, esa batería!". No, no tiene nada de eso. Es un disco atemporal.
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