Hubo campañas en redes sociales para funarlo, algunos salieron a decir que no era tiempo para fiestas y que había que cancelarlo. En su primera noche, el domingo pasado, hubo protestas y fue vandalizado el Hotel O'Higgins.

No hubo Gala, la promoción previa fue tan reducida que solo dos noches agotaron los boletos de la Quinta Vergara.

Aun así, el Festival de Viña del Mar post estallido social está obteniendo su mayor audiencia de los últimos ocho años.

Considerando las primeras cuatro noches, el evento de TVN y Canal 13 logró 38,6 puntos promedio el domingo; 32,8 unidades el lunes; 34,6 el martes y 30 puntos el miércoles.

Con esas cifras, y aún restándole dos noches (la de ayer y hoy), ha superado a casi todas las versiones emitidas por CHV, a excepción de 2011, cuando promedió 35,2. Desde entonces, los promedios bajaron a 25 puntos (2012); 28,5 (2013); 27,3 (2014); 23,7 (2015); 25,3 (2016); 26,5 (2017); 25,1 (2018), mientras que el año pasado la alianza entre el canal público y el de Luksic promedió 30 unidades.

Con ese panorama, y salvo que el rating cayera de manera radical, el Festival 2020 anota cifras no vistas desde 2011- 2012, incluso en los peaks. En esta versión, por ejemplo, Kramer trepó a 54,9 puntos, la mejor marca desde que Bombo Fica lograra 58,4 unidades ese 2012. Y Mon Laferte se convirtió en la artista nacional con más alta audiencia de los últimos ocho años. La marca la tenía 31 Minutos, que en 2013 promedió 43 puntos. La cantante de Tu falta de querer consiguió un rating promedio de 50,1 puntos, casi empatando con Américo 2011, que logró 50,4 unidades promedio.

"El Festival sigue siendo el mayor convocador de audiencias junto al fútbol y a la Teletón. Tiene esa magia de convocar a distintos segmentos sociales y de edades, en lo que podría denominarse como esta plaza pública, donde nos juntamos a hablar de los mismos temas, a discutir de las rutinas del humor, donde nos aglutinamos a mirarnos y a disfrutarlo", plantea Pablo Morales, productor ejecutivo del Festival por parte de Canal 13. "Y la alianza de los canales también ha contribuido a subir el rating, porque la suma de 1+1 no hace dos, sino mucho más: le ha dado más repercusión a la transmisión", agrega el ejecutivo.

Pero hay un factor que podría determinar el aumento de la sintonía promedio: Viña 2020 está terminando cada jornada antes de las 3 de la madrugada. La primera noche concluyó a las 02:21; la segunda jornada a las 02:57; la tercera a las 02:54 y la cuarta noche a las 02:42 horas. Hay que remontarse a 2009 para encontrar una edición con promedio de cierre a las 02:40, porque el resto de los años la norma era concluir a las 03:30 o incluso a las 04:10, en el año 2017, lo que perjudicaba la sintonía.

"Obviamente juega a favor terminar antes, porque desde la una de la madrugada el rating desciende y era contraproducente que los artistas del final actuaran hasta la hora que quisieran", dice Pablo Morales.

"Se ha ido acortando el espectáculo, respetando los tiempos, y hemos llegado a un término más aceptable", agrega el ejecutivo. Otro dato: en el share, que estima el porcentaje de hogares que ven TV, el Festival alcanza el 60%.

Para los organizadores, las cifras les han sorprendido.

Morales cuenta que cuando en la primera noche marcaron 38,6 promedio, empezó a preguntar cifras de años pasados y se dieron cuenta que no sucedía algo así desde 2011. "Pero entonces, la industria era muy diferente. En ese tiempo tres canales se podían disputar 20 puntos cada uno en el prime, en cambio ahora, con suerte son 12 puntos", ataja Morales.

"Viña es un programa moderno en lo visual, en los nombres que trae. Parte de la crisis de la tele es que bajó los costos y dejó de invertir. Viña le da valor a la industria y plantea que cuando la tele suena y se ve bien, convoca a la gente".