Superhéroes, juguetes y autos reciben a quien entre en los cuarteles de Pixar. A mediados de enero, es lo primero que espera a los visitantes que ingresan al edificio principal del estudio de animación, luego de atravesar un exterior en que están imponentes la lámpara y la pelota clásicas de la compañía. Algunas de estas figuras, como los cuatro integrantes de la familia de Los Increíbles, están a tamaño real; otros como los queridos Woody y Buzz Lightyear, en escala expandida y compuestos por miles de figuras de Lego.
Y en versiones más reducidas figuran a un costado derecho personajes secundarios de Cars: Guido y Luigi, dos de los vehículos amigos del Rayo McQueen. Fuera de eso, a primera vista no hay ningún otro rastro de los 21 largometrajes que lleva estrenados la compañía, emplazada desde hace dos décadas en la localidad de Emeryville, a 20 minutos de San Francisco.
Pero también en el lobby del edificio, en una vitrina francamente modesta, se despliegan más de 30 galardones. Están los reconocimientos que quizás más valoran en el rubro de la animación estadounidense, una decena de premios Annie, junto a Globos de Oro y premios Oscar. A estos últimos se sumaría un par de semanas después de la visita de Culto su décima estatuilla a Mejor película animada, por la cuarta parte de Toy story, celebrada posteriormente por el equipo completo y todos los trabajadores del lugar: un mar de gente que compone al estudio que viene estrenando sin parar filmes desde 1995, justamente con la primera aventura del vaquero Woody.
Todo lo demás que adorna el interior de la casa de Pixar es una mirada al futuro. Luego de entretenerse lanzando durante la última década varias secuelas de algunos de sus mayores éxitos -desde dos Cars a una secuela de Buscando a Nemo centrada en Dory, todos muy lejos de los trabajos más elogiados de la compañía-, la productora parece haber recordado que hace falta una inyección de riesgo para mantenerse vigente y continuar a la cabeza de la animación de Hollywood.
La tienda principal del recinto ya vende afiches de la película que estrenarán en junio, Soul, la nueva cinta de Pete Docter, el autor de tres de las más brillantes obras del estudio (Monsters, Inc., Up e Intensa-mente) y su actual líder. También hay posters y la primera tanda de merchandising de Unidos. Es el filme que adorna el hall central -con múltiples pendones de su mundo mágico y cuadros del arte del largo- y el título que promete abrir una nueva etapa para la firma: dos películas nacidas a partir de potentes historias originales, separadas por menos de cuatro meses. Si Soul es sobre un profesor de música afroamericano que ve transportada su alma al mundo de las almas luego de sufrir un accidente, Unidos -que se estrena este jueves en Chile- es sobre dos hermanos elfos que intentan traer de vuelta a la vida a su fallecido padre.
Son la clase de relatos que han marcado el sello del estudio por 25 años: diversión para los pequeños y dolorosos golpes emocionales para los adultos, como ocurrió con los minutos iniciales de Up, con el final de Toy story 3 o con la muerte de un personaje clave en Intensa-mente. Ambas cintas abren una nueva década para la productora, que viene de diez años menos brillantes que los 2000, en que hilvanó una racha impresionante de títulos para el recuerdo, desde Monsters, Inc. a Up.
Una nueva era en la que comienza sin uno de sus fundadores y jefe máximo durante años, John Lasseter, alejado de la empresa luego que a fines de 2017 se dieran a conocer múltiples denuncias de acoso sexual en la misma empresa, y fuera sustituido por Docter.
Tras ese remezón, Pixar parece seguir adelante acorde a su tradición; rigor, trabajo en equipo y creatividad al tope, con profesionales que llevan años en la empresa en compañía de sangre nueva.
Un giro a la fantasía
Los primeros minutos de Unidos son una inmersión en un mundo donde hay elfos, centauros, cíclopes, faunos y un largo listado de figuras que el estudio jamás había incluido en sus películas. Algo increíble considerando que ha tenido como protagonistas a ratones, autos, insectos, monstruos y hasta emociones. Pero aquí, como Disney hizo en Zootopia hace cuatro años con animales insertos en una metrópolis, trae ese mundo plagado de criaturas a la actualidad, en una ciudad que sus creadores revelan se basa en Los Angeles y que alguna vez tuvo magia.
Como reiteran durante toda la mañana, en Pixar se trabaja en equipos grandes y la colaboración entre distintas áreas es la marca de la casa. Por eso el diseñador de producción Noah Klocek -que lleva desde 2005 en la empresa- habla con propiedad de los deseos del director de Unidos, Dan Scanlon (Monsters university).
"No quería un tipo de fantasía muy específica, como El señor de los anillos, El hobbit, Las crónicas de Narnia o simplemente algún juego de rol. Tenía que ser muy accesible, que los nerds la amaran pero también el público común. Es una fantasía muy general pero muy profunda", describe tras presentar parte del nuevo filme a un grupo de periodistas.
"Estábamos construyendo un mundo nuevo, dado que Pixar nunca había hecho una película de fantasía. Pero comenzar desde la nada tiene sus propios desafíos y es difícil determinar cómo debería ser un mundo de fantasía para Pixar, es una gran montaña a escalar", señala Jeremie Talbot, supervisor de personajes.
En una labor que es de permanente ensayo y error, los realizadores determinaron una proporción de 70 a 30 entre elementos que resultan familiares y aquellos ligados a lo fantástico. "Es el equilibrio correcto que te permite saber que este es un mundo de fantasía, pero que es lo suficientemente comprensible para creer que haya automóviles, bicicletas y otras cosas", detalla Klocek.
¿Pero qué hace a una película del estudio reconocible si no son dos protagonistas para la memoria? En el corazón de la historia está en Ian (voz de Tom Holland), un chico que jamás pudo conocer a su padre y que de golpe termina implicado junto a su hermano Barley (Chris Pratt) en una aventura imposible en que reviven a su progenitor con la ayuda de la magia que creían perdida y que, de momento, solo trae de regreso sus pantalones y zapatos.
Al generar el encanto que habitualmente tienen los filmes de Pixar resulta importante algo que podría parecer tan accesorio como el cabello del protagonista. Introvertido y de pocos amigos, Ian en un momento del proceso perdió cierta "torpeza, lucía cool, entonces los artistas trajeron de vuelta su pelo rizado del inicio", recuerda Talbot sobre una etapa que vivió el departamento de arte.
Como maestros en su rubro, en el estudio van a la vanguardia de las últimas adiciones en tecnología. Luego de probarla primero en Toy story 4, la compañía integró la realidad virtual al proceso de realización. En el caso de Unidos, por ejemplo se usó en una escena de un acantilado en que el protagonista está junto a la camioneta de su hermano y debe emplear la magia pese a sus temores.
Situados en los pies del joven elfo, los realizadores pudieron concretar un trabajo más detallado y específico. En la película solo representa una pequeña porción del relato, pero estando dentro de Pixar, en el corazón de los creadores de Ratatouille y Coco, parece un complemento lógico. Ninguna firma norteamericana del rubro ha entregado las joyas que ha creado Pixar, en particular con sus cintas originales, y ninguna ha dado vida a tantos personajes memorables. Nadie podría asegurar que los dos elfos protagonistas nacidos en la misma cuna de Wall-E y Nemo no vayan a convertirse en los siguientes.