"Cuando tocamos en Santiago y Concepción el año pasado con The Cardigans, dimos unas vueltas por Valparaíso. Ya había ido ahí antes y quería mostrarle la ciudad a mi novia Jenny Baumgartner. Ella me tomó ahí las fotos promocionales de este disco", me cuenta Magnus, bajista de la banda, orgulloso de haber sido retratado en los cerros de Valparaíso y de estar aprendiendo español, además de haber desarrollado un gusto por el merkén. "Anduvimos en auto recorriendo todos los sectores y después llegamos al Paseo Yugoslavo y al museo de Pablo Neruda, La Sebastiana".

https://culto.latercera.com/2019/03/15/cardigans-tercera-voz/

Magnus cuenta que cuando The Cardigans entró en receso, por el año 2007, había comenzado ya a tocar música junto a otros amigos, para mantenerse creando. "Hacer tu propia música es mucho mejor, o al menos te conectas con ella emocionalmente más que cuando eres miembro de un grupo", dice. Hace cuatro años que dio vida a Råå, "y ahí es cuando decidí comprarme sintetizadores y hacer música ambient, éste ya es mi segundo álbum y estoy feliz de haber creado una banda nueva con un sonido propio".

Ljungens Lag da un paso adelante respecto al debut Skånes Järnvägar (2018), incluyendo influencia de ritmos de Jamaica y Africa además de sintetizadores vintage. "Acá hay distintos colores, y eso se refleja en la portada. El título del disco, Ljungens Lag, rima (en sueco) con djungels lag, que significa 'la ley de la selva'", ríe.

"El tipo que toca clarinete acá –Bebe Risenfors- tiene un tono bien escandinavo y melancólico, y pensé que sería interesante incluirlo. Hay samples de baterías rastafari tomadas de algunos discos y comencé a trabajar con eso. La mayoría de la música viene de mis demos, pero los músicos tienen sus propias ideas, no hay un guion para lo que tienen que tocar. Mattias Nihlén (guitarra) y Bebe hacen unas tres o cuatro tomas por cada canción y luego yo y el productor Carl Granberg elegimos las mejores partes. Quiero que los músicos se sientan libres al tocar la música", me explica. "Luego añadimos el resto. No soy bueno para el piano o la guitarra, así que hay músicos que vienen a tocar esas partes. Luego Carl agrega los ritmos sampleados y tenemos a un músico –Svante Lodén- que toca bongos, congas y yembé improvisando encima. Me gusta esa mezcla de sintetizadores secos, muy setenteros, con instrumentos acústicos y mucho espacio".

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Magnus Sveningsson de The Cardigans.[/caption]

Fan de los vanguardistas nacionales Föllakzoid, Magnus hizo incluso una interpretación propia de su canción "Gleich", bajo el nombre "Samma Lika" en el extended play de covers lanzado por Råå, Himmelsblå, el año pasado. El sello local BYM tiene también intenciones de editar uno de los discos del bajista en un futuro próximo. Pero, ¿cuál fue el germen de su inicio en la música? "Bueno, Joan Jett fue mi primera gran ídola cuando yo era chico, tenía como doce años. Su disco I love rock 'n' roll me hizo tener ganas de estar en una banda". Un sueño que se cumplió en 1992 cuando Magnus y el guitarrista Peter Svensson -tras formar ambos parte de algunas bandas de heavy metal- dieron vida a The Cardigans junto al baterista Bengt Lagerberg, el tecladista Lars Olof Johansson y Nina Persson en voz. Así grabarían Emmerdale, su primer disco, en 1994. He aquí los cinco que cambiaron su vida:

1. The Cure – Disintegration (1989)

El disco más importante de mi vida siempre será el Disintegration de The Cure. Ese álbum me cambió la vida entera cuando tenía diecisiete años, y todavía sigue siendo algo muy especial para mí. Yo no estaría en una banda de pop si no hubiera sido por ellos. Lo tuve en casete cuando tenía como dieciocho años y trabajaba en un campamento de verano para jóvenes discapacitados. Me pegó muy fuerte ese sonido triste y denso que tenía de The Cure. La canción "The same deep water as you" era y sigue siendo mi favorita de ellos y me impactó demasiado. Cuando uno es un adolescente con una tendencia a la depresión maníaca, pues The Cure es una banda maravillosa. Tienen los dos lados: el azul más profundo y las canciones pop tremendas.

https://open.spotify.com/album/6DZNOsLXIU2zOQfQDwDpIS?si=DycRMmh0SeuZqLqDvVNWnA

2. Tindersticks – Tindersticks Second Album (1995)

El segundo álbum de los Tindersticks, que sacaron en 1995, fue también algo muy grande para mí. Durante muchos años los amé muchísimo. Esos sonidos dramáticos y aquellas letras son algo que de hecho sigo amando. Recuerdo estar escuchándolo sin parar la primera vez que fuimos a Japón de gira. Escuchar la voz de Stuart Staples y la banda tocar en mis audífonos mientras íbamos en un taxi por Tokyo fue algo que me voló la cabeza, una experiencia muy cinemática. Canciones como "My sister" y "Talk to me" serán por siempre de mis favoritas.

https://open.spotify.com/album/4WWzemJiMfNnxbYAmz63fC?si=nb9JfbuISZ2ATrlkV2K2CA

3. Lambchop – Is a woman (2002)

Me pasa lo mismo con el Is a woman de Lambchop, pero este es un disco mucho más tranquilo. Música muy hermosa y agridulcemente romántica. Siempre serán una de mis bandas favoritas. Lo compré cuando salió en 2002. Canciones como "My blue wave" y "Caterpillar" eran tan melancólicas y bellas que me rompieron el corazón. Amo cómo toca la banda, con tantos miembros y siendo capaces de tocar tan delicadamente. Me siento honrado de decir que se convirtieron en buenos amigos míos. Mi amistad con Lambchop comenzó cuando les escribí un mensaje de fan en MySpace, más o menos por ese tiempo, 2002. Su bajista, Matt Swanson, me respondió y nos hicimos buenos amigos de inmediato. Luego de eso he ido a todos los shows que han hecho en Malmo o en Copenhagen. Incluso volé a Berlín a verlos tocar en una ocasión. Ellos me dicen "el alcalde de Malmo" (risas) ya que conozco a todos en la ciudad. Son gente muy encantadora.

https://open.spotify.com/album/23isYXZawi2scja64a7Cjy?si=D1hDQNjQQ4m5YFO2vaARuQ

4. Sex Pistols – Never mind the bollocks (1977)

El Never mind the bollocks de los Sex Pistols fue el disco con el que partí tocando batería cuando era niño. Mi hermana mayor era punkie y vivíamos en el campo, así que yo podía aporrear las baterías cuando quería. ¡Gracias hermana por el punk rock! (risas) Lo escuché primero cuando tenía como nueve años y en ese tiempo tuve mi primera batería. A los catorce años me pasé recién al bajo. Amaba canciones como "Submission", "Pretty vacant", "Bodies" y "EMI". Ese fue el mismo año en que mis padres se divorciaron así que supongo que mi papá me compró la batería para hacerme sentir un poco mejor. La mitad de la casa estaba vacía donde mi madre se había mudado con mis dos hermanos, así que todas las tardes después de la escuela me ponía a tocar batería sin molestar a nadie.

https://open.spotify.com/album/6ggO3YVhyonYuFWUPBRyIv?si=l1u1Wu1-RmW_DrxHyo6_bA

5. Dadawah – Peace and love (1974)

Si tuviera que elegir un disco de reggae para escuchar por el resto de mi vida, sería este. Este tipo de baterías rastafari fueron la inspiración para los ritmos del nuevo álbum. Ese sentimiento medio neblinoso, psicodélico y blusero del álbum lo convierten en uno de mis cinco favoritos. Conocí este trabajo de Dadawah gracias a que alguien me lo recomendó por Instagram. Creo que la banda Psychic Ills tenía una foto de él. Lo vi hace como cinco años. Ras Michael, quien está atrás de este alias Dadawah, tiene su propio estilo de reggae de raíces con influencias bien fuertes de estos ritmos tradicionales rastafari. Así que de artistas como él y de Count Ossie nosotros sampleamos las baterías. También de discos africanos, pero no puedo recordar cuáles.

https://www.youtube.com/watch?v=8nFfrrN0B_Y