Aimee Mann: manual para quemarse y morir en el intento

Aimee_Mann_October_2008
Aimee Mann

Háblenle de triunfos y fracasos a Aimee Mann y les contará con toda calma sobre esperar cosas que no resultan y que te resulten cosas que ni siquiera esperabas. Todo ello, mientras mantiene el tipo y (en)canta con esa voz que no sabes si es pura resignación o delicada ironía. Veinte años atrás, se preparaba para saborear otro fracaso en su lista, cuando la banda sonora de la película "Magnolia" cambiaría el panorama.


The moth don't care when he sees the flame/He might get burned but he's in the game/And once he's in he can't go back/ and beat his wings 'til he burns them black.

No sé ustedes, pero no soy del todo fan del fuego. O sea sí, pero en la chimenea o embelleciendo alguna mentira adolescente. Porque otra cosa es cuando quema de verdad. A menos que seas una polilla, que no haga nada más que chocar contra esa luz que te rostiza, porque no sabe hacer nada más que eso. Porque si no, para qué existir.

https://www.youtube.com/watch?v=tZN-IV9yH7g

"The moth" (la polilla) es una fantástica canción de Lost in Space(SuperEgo, 2002), casi rockera para el canon más bien apacible de Aimee Mann, pero con todas las señas de identidad de su pluma. Hablamos de historias que no podríamos denominar depresivas, pero que de soleadas tienen poco. Si se quiere, son retratos de decepciones o ajustes de cuentas con expectativas exageradas. Para entendernos: nada de "vamos por más" ni emojis de bíceps en el mundo de Aimee.

El punto de partida era prometedor, aunque eso es lo que hace la caída aún mejor, dicen. En 1985, con una sobrecarga de hombreras en el vestido y gel en el peinado, su primera banda 'Til Tuesday alcanzó el puesto 8 de Bilboard con "Voices carry" para desaparecer del ojo público en tiempo récord. Dos discos más, giras agotadoras y la fuga gradual de integrantes sepultarían al grupo sólo cuatro años después.

https://www.youtube.com/watch?v=uejh-bHa4To

Aunque se acumulaban los fans con pedigrí como Elvis Costello y se mantenía en el ojo público gracias a la colaboración en el single y (terrible) video "Time stands still" de Rush, Aimee pasaría toda la siguiente década luchando a duras penas por editar su música solista. Como un anti Linkedin esto se puede resumir así: primer disco sale por reputada compañía independiente que se va la quiebra justo cuando está por editar el segundo álbum. Con ello, la artista se va a una compañía mayor, donde le dicen que no hay posibilidad de promocionarla. Perfecto.

Dándose cuenta

The moth don't care if the flame is real/'Cause flame and moth got a sweetheart deal

And nothing fuels a good flirtation/Like need and anger and desperation

Pero en todo esto, Aimee no ha estado sola, porque la ha acompañado su gemelo perverso en materia de expectativas sin cumplirse. Y nada acá de Mansplaining, que probablemente ha sido la mujer quien le ha dado más de una palmadita de apoyo, vamos que se puede, a su marido. Con ustedes, el cantautor con mejor-peor suerte de las últimas décadas: Michael Penn.

Acá va el currículum familiar. Hermano mayor de una superestrella (Sean Penn) y de un actor de culto (que en paz descanse, Chris) e hijo de un director de cine y tv de reputación (el patriarca Leo); Michael lo intenta con escaso éxito en bandas en los 80s, hasta que tiene éxito con el primer single ("No myth") de su disco solista. Pero sólo con ese, porque con el siguiente pasa poco y con los posteriores nada de nada. Y así hasta que los periodistas te cambian de la casilla promesa a la de one-hit wonder, mientras dormías.

https://www.youtube.com/watch?v=IxkJHX7ukKE

Luego de sacar Resigned(Epic, 1997) y seguir sus propios consejos en forma de títulos de disco, Michael se alejó de los escenarios y se dedicó a las bandas sonoras. A la par conocería a Aimee y se haría amigo de un joven director llamado Paul Thomas Anderson, quien luego de solicitar sus servicios para Boogie Nights, se inspiraría en las creaciones de su esposa para su siguiente film.

Ni qué decir en que estaba la buena de Aimee en aquel 1999. Geffen, su nueva compañía, se iba a fusionar con el gigante Interscope y los ejecutivos no dudaron en sugerirle la puerta de salida. En la sesión que hizo para iTunes en 2005 se refería a aquel momento diciendo "preferí irme. No me preocupa trabajar más barato, si puedo tomar decisiones. Por último, si cometes errores, son tuyos, no los que surgen de lo que deciden los otros".

Como anillo al dedo le vendría Magnolia, de Paul Thomas Anderson, donde un grupo de personas rotas por dentro terminan, justamente, cometiendo errores propios y aceptándolos. Y recibiendo ranas en la cabeza mientras cantan aquello de que los problemas no se van a terminar hasta que te des cuenta y/o te hagas cargo.

https://www.youtube.com/watch?v=cxB0Wdk2Mk8

El éxito de la película alcanzó su banda sonora, que contaba mayoritariamente con canciones de Aimee Mann, junto con música de Jon Brion y un par de clásicos infalibles de Supertramp. Además, "Save me", lograría una nominación al Oscar, abriendo incluso una ligera polémica con Phil Collins, posteriormente ganador en aquella ceremonia con "You'll be in my heart" de Tarzan.

"Estaba tocando en New York y una persona me grita: '¿Cómo va ser tu discurso en el Oscar?'. Y le dije 'Acá está mi discurso: Phil Collins es una mierda'. Era un chiste, claramente. Después dije '¿No sería divertido si él gana y yo lo abucheo? Nadie lo hace'. Bueno, el problema es que un idiota de Neewsweek publicó todo textual, sin el sarcasmo", diría a AV Club en 2000. Luego, Aimee mandaría un fax aclarando todo y Collins, medio acostumbrado en esos años a ser objeto de bullying indie, se la tomó bien y la saludó afectuosamente en la ceremonia.

https://www.youtube.com/watch?v=bNbTC6xLVg0

Enfermedades cotidianas

So come on let's go ready or not/'Cause there's a flame I know hotter than hot/And with a fuse that's so thoroughly shot away

El crítico de música Simon Reynolds definió 808 & heartbreak (Def Jam, 2008) de Kanye West como un disco del tipo "me desperté esta mañana con la tristeza de una superestrella". Ya se sabe, un sentimiento universal, con el que es realmente fácil empatizar. Tirando de otras cuerdas emocionales, Aimee Mann lleva 35 años cantándole a las frustraciones que de tan cotidianas, a veces no las logramos dimensionar.

"Creo q es difícil ser una persona y negociar tus relaciones o las pérdidas que tienes. Es realmente duro tener perspectiva respecto de tus problemas y romper los hábitos y dinámicas de tu niñez…y las personas no nacen con las herramientas para resolverlo", comentaba hace un tiempo en la emisora NPR al referirse de dónde surgían sus canciones y el sentido de su último disco llamado Mental illness (SuperEgo, 2017).

Aunque, digamos, hay algo de humor en lo que Mann llama "entrar en el estereotipo" que se tiene de ella titulando un álbum como "enfermedad mental", haciéndose cargo de su imagen melancólica. Algo parecido a lo que ha hecho en materia audiovisual, con sus apariciones en la serie Portlandia actuando de ella misma y teniendo que trabajar (junto a Sarah McLahlan) en la casa de los protagonistas por su escaso éxito comercial o en la película The Big Lebowski junto a Flea como un par de nihilistas alemanes.

Que tampoco todo es tan serio ni dramático, diría Aimee. Y repetirían los personajes de Magnolia post canto coral y lluvia de ranas. Ni hablar de la soñadora polilla que sabe que es imposible salir con las alas intactas, mientras se acerca de nuevo toda sonriente al fuego.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.