Electrizante, una utopía, una especie de Woodstock. Lo definen así las personas con discapacidad que asistieron en los años 70 a una zona apartada del estado de Nueva York, a pasar veranos completos en un campamento junto a otros con sus mismos anhelos y problemas en tiempos donde muchos ni siquiera habían siquiera conocido a alguien más con su condición. De pronto, se encontraron con un espacio en que primaba, antes que reglas y lecciones, tardes de deportes, canciones y el espíritu libre de quienes administraban el lugar –Janed–, hippies en la época de mayor agitación social de EE.UU.

Es la oculta e iluminadora historia que rescata el filme Crip camp (Campamento extraordinario al buscarlo en español), el segundo documental producido por Barack y Michelle Obama para Netflix, que llegó este miércoles pasado a la plataforma, en medio de la crisis de salud que afecta al mundo, y luego que su debut en el streaming –American factory– se adjudicara el Oscar a Mejor documental.

Galardonada en el último festival de Sundance con el Premio del público, la cinta cuenta con una carga personal.

Su codirector es James Lebrecht, diseñador de sonido que asistió a Janed a los 15 años, que en el filme que realiza con Nicole Newnham revive a través de entrevistas y un valioso material de archivo que él mismo ha definido como "muy agridulce y emocionante, literalmente fue como encontrar películas caseras que no sabía que existían".

Pero hay un segundo componente que conecta a los Obama con la cinta: uno de sus personajes es Judy Heumann, una sobreviviente de polio y activista que ejerció como asesora especial en el Departamento de Estado en el gobierno de Obama. Ella, que participó en los 70 en Janed, impulsa la parte del documental en que el campamento parece haber guiado a una generación de activistas a que lucharan por los derechos de las personas con discapacidad , y una legislación que garantizara igualdad en múltiples áreas.