Desde las dificultades de llegar junto a un otro al unísono al mismo destino (Esquemas juveniles), hasta el encuentro con una belleza tal que es capaz de transportar hasta el Imperio Romano (Otra era): la temporalidad, la sincronización y las reflexiones en torno al porvenir son temas que han estado siempre rondando en el imaginario musical de Javiera Mena, incluso antes que decidiera soltar la guitarra y abrazar los sintetizadores como herramientas creativas para no soltarlos más.

Hoy, en medio de sus días de encierro en Madrid, una de las ciudades más golpeadas por el coronavirus en el mundo (21.520 casos, 2.757 muertos), la cantautora nacional vuelve a recurrir a las máquinas para pasearse por el tiempo: en una conversación a distancia con Culto, aconseja desde un futuro al que no queremos llegar y presenta una nueva canción que invita, pese a todo, a mirar el pasado inmediato sin melancolía y hasta con cierta luminosidad.

"A veces no se puede, pero hay que tratar de elegir bien dónde se pasa el encierro y hacerlo realmente, aunque al final parece más terrible de lo que es", asegura la solista luego de dos semanas de cuarentena total en la capital española, periodo que aprovechó para lanzar Flashback, el primer adelanto de su próximo disco. Un single disponible desde el viernes en las plataformas digitales, donde sobre un poderoso beat bailable y un videoclip inspirado en Akira, el clásico manga post-apocalíptico japonés, Mena reflexiona sobre las cosas que hicimos antes y que ahora ya no podremos repetir. "Yo vivo en el pasado y no está bien... esos tiempos donde nada pesaba", entona en el sencillo, compuesto hace meses y estrenado con timing perfecto.

"Es una canción que hace una reflexión sobre el pasado, que es algo que todos pensamos en este momento. Hace unos días yo estaba haciendo algo tan simple como caminar por la calle y hoy no lo puedo hacer", comenta sobre el tema, la primera pista de un sexto álbum sucesor de Espejo (2018) que planea publicar en algún momento de este 2020. "La canción tiene esa sensación: la idea de no poder volver atrás pero mirar ese pasado desde hoy en día. Habla de la nostalgia, de acordarse de tiempos pasados y asumir que las cosas cambian".

En ese sentido son muchas las cosas que la artista, como millones de personas, ha debido asumir que cambiaron radicalmente en el mundo y en particular en su rutina madrileña. "En los supermercados hay como dos horas de espera para poder entrar. Y adentro me recuerdan a la serie The handmaid's tale (El cuento de la criada, de Hulu), porque es todo súper restringido. Y esa serie me da terror. Pero hay una verdulería en la esquina y esa no está llena así que he podido sobrevivir con eso", cuenta.

Y profundiza: "Es todo muy restringido y nadie se puede acercar a nadie. La misma gente no se quiere acercar a nadie, todo el mundo lejos. Yo creo que a partir de ahora nadie se va a saludar de beso, va a ser una de esas cosas que van a marcar a la sociedad, los comportamientos cambiarán. No sé si volvamos a saludarnos de beso, más encima aquí son dos, el doble de probabilidades".

Todas esas ideas presentes en Flashback, como aceptar los cambios por dolorosos que sean y un presente "que ya no brilla igual", parecen estar dedicadas a millones de personas en el mundo.

Hay muchas conexiones con la canción. Y si bien hubo algunas dudas sobre sacarla o no, creo que es un buen momento para hacerlo. Si hubiese sido otro tipo de canción, más festiva o hedonista, quizás no hubiera funcionado como una ofrenda para la gente hoy en día, pero creo que con Flashback sí funciona. También habla del loop, de los recuerdos que están en la cabeza, estos pensamientos recurrentes que cada vez se van a hacer más evidentes en el encierro.

Y algo super heavy que nos pasó es que el video también es muy apocalíptico. Está inspirado en Akira, que a mí me gusta mucho y que habla de un mundo que se está acabando. Incluso leyéndolo ahora Akira predijo que las Olimpiadas de Japón se iban a acabar.

¿Qué impacto tiene una situación como esta en un artista, en los procesos creativos, en las colaboraciones, los viajes?

Bueno, no sabemos qué va pasar en cuanto a viajes después de esta pandemia, pero antes que pasara todo esto yo sentía que venía una época de mucha colaboración, de ni siquiera tener que conocer a alguien para poder hacer letras. Yo llevaba muchos años trabajando mis letras sola, de repente con una o dos personas, un productor, pero ahora se me abrió un portal para trabajar con mucha gente, hacer un gran equipo y estar haciendo cosas en diversos países. Para este disco por primera vez estoy componiendo con otra gente, me junté con el compositor mexicano Luis Jiménez y le conté que tenía esta idea, de una persona que recuerda un tiempo pasado con nostalgia pero de una manera luminosa. Empezamos a desarrollar la idea con una guitarra, estuve trabajando en Chile la producción sola, después vine a Madrid a trabajar en la producción con el sueco Stefan Storm (The Sound of Arrows) y al final la canción fue mezclada en Londres. Hay que soltar un poco y confiar en los demás, que es algo que está pasando ahora con la pandemia. La confianza de que entre todos podamos ayudarnos es algo nuevo que teníamos muy cerrado hasta hace poco.

¿Cuánto incide ese proceso en el resultado? ¿Será un álbum muy distinto a Espejo?

Hay un cambio con Espejo, a pesar de que también es un disco electrónico. Creo que hay una evolución sonora importante simplemente por utilizar los mismos elementos de otra manera, por trabajar más en equipo, con otra gente, con otros productores. Ya he trabajado cosas en Puerto Rico con (el ex Calle 13) Eduardo Cabra, en Chile con Pablo Stipicic, con gente en España. Eso se va a ver reflejado en que el sonido es más nutrido y completo. Y la parte energética es mucho más sensual, más fuego, más nocturno, más tropical, pero futurista. Espejo era más prístino e introspectivo y este disco vuelve a una cosa pasional que pueden haber tenido otros discos míos.

El gremio de la música, que prácticamente vive de los conciertos, es uno de los más afectados por la pandemia. ¿Obliga esto a replantearse algunas cosas?

Sí, totalmente, para todos los músicos y la gente que trabaja en iluminación y otros temas técnicos esto es un gran golpe y no hay ingresos. Pero también se gasta menos. Ahí se viene la reflexión: ¿estaba gastando bien mi dinero? ¿En qué lo estaba usando? Ahora estoy dentro de mi casa y no he ido a comer afuera, no he ido a un bar y solo como lo que uno cocina. Hay en ese sentido una reflexión sobre cómo estaba tu economía, pero sí o sí viene un golpe duro y creo que hay tomárselo con calma.

Y la apuesta de la mayoría de sus colegas por los shows a distancia y por streaming, ¿es una solución temporal o algo que podría cambiar eventualmente las reglas del juego de la industria musical?

Yo creo que con o sin pandemia todo iba para allá. Lo de la música en vivo cada vez incluye menos gente sobre el escenario, todo tiene que ver con algo más estético, con lo visual. Obviamente la música siempre está ahí, pero todo se ha ido transformando. Ahora esto de estar encerrados nos obliga a usar un poco más la imaginación, a hacer cosas por streaming, por Zoom. Yo todavía lo estoy pensando, pero creo que va para allá. De todas formas, igual se van a terminar reanudando los festivales, vamos a estar todos más temerosos de acercarnos los unos a los otros. Es algo que se tiene que retomar pero no vamos a ser los mismos.

En base a lo que ha visto en España, ¿cree que en Chile se están haciendo las cosas bien para atajar el avance del virus?

Creo que se han demorado, porque veo que en Argentina y Perú cerraron los colegios de una y estoy a la espera de qué va a pasar. Creo que no han tomado medidas tan drásticas y había que tomar medidas drásticas. Solo espero que no pase allá lo que está pasando en España, porque he ido al doctor en Chile y acá y en España el sistema de salud protege mucho más a todas las personas, no es tan mercantil como el chileno. En ese sentido tengo mucha desconfianza en lo que viene, ojalá me equivoque, pero creo que debieron haber decretado cuarentena en todo el país. Y en el supermercado veo que no están tan separados como deberían.