La luz muestra a un hombre abatido. A un costado del hombre hay un libro abierto. Está claro que aquí hay una historia que contar, pero, a diferencia de muchas otras pinturas de Edward Hopper, no se trata de una historia narrada a través de la hábil disposición de elementos formales o abstractos. "En este caso, la carga del significado recae sobre el hombre, la mujer y el libro", advierte el ensayista y traductor Mark Strand; "y para leer el cuadro debemos reconstruir el relato de la relación entre unos y otros. ¿Está la mujer cansada de aquel hombre? El hombre, ¿se ha cansado del libro? ¿Buscaba usar el libro para suplir de alguna manera a la mujer?", se cuestiona el autor de The late hour.
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En Hopper (Lumen, 2018), Mark Strand anota: "En un instante hemos dejado atrás la pintura y nos hallamos inmersos en la banalidad de un melodrama que, desafortunadamente, tiene como punto de partida el gesto de desilusión que se ha depositado en la cara del hombre. Sin embargo, quizá su expresión de exagerada inquietud es necesaria para transmitir lo que el plácido y sereno carácter del resto del cuadro no puede".
A diferencia de Aves nocturnas —compara el autor—, Digresión filosófica no impone a los observadores sentimientos de aislamiento y exclusión. "Nos insta a su estático centro, donde el hombre, la mujer y el libro se reúnen en una rara triangulación de fuerzas", apunta.
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¿Y qué pasa con el libro? ¿Y qué con el título del cuadro? Cuenta el autor que un crítico dijo que "la mujer de Hopper comentó que 'el libro abierto es de Platón, releído demasiado tarde'. Otro crítico reporta que fue el propio Hopper quien subrayó que el hombre 'ha estado releyendo a Platón, quizá tarde en su vida'. Personalmente, soy incapaz de reconocer qué tiene de malo leer o releer a Platón tarde en la vida. Soy incapaz de reconocer qué daño puede causar Platón en cualquier etapa de la vida. Pero quizá se ha dado demasiada importancia a la mención de Platón. Puede ser que su nombre haya sido el primero en venir a la mente de Hopper, porque incluso la gente que no sabe de filosofía ha oído hablar de Platón. Y quizá se mencionó a Platón a la ligera, en tono humorístico o de una manera deliberadamente engañosa".
Luego sigue: "Después de todo, el cuadro no se llama Digresión platónica o Depresión postcoital y platonismo. Es un defecto de la pintura que el peso del significado recaiga tan solo en una figuración narrativa. Se convierte en una caricatura, en una mirada irremediablemente reductiva… ¿sobre qué? ¿La vida de la mente contra la vida carnal? ¿Lo espiritual contra la físico? El ceño groseramente fruncido del hombre parece a cada momento más y más una sobreactuación, y el trasero toscamente dibujado de la mujer, un chiste".