El amor en los tiempos del cólera: el romance que inspiró a Gabriel García Márquez
Es una de las novelas más famosas del periodista y novelista colombiano, y un escrito relevante de la literatura latinoamericana. Si bien fue publicada a mediados de los 80, su origen tiene medio siglo más de antigüedad, y los protagonistas son los padres de García Márquez.
“Fermina Daza despidió a la mayoría junto al altar, pero acompañó al último grupo de amigos íntimos hasta la puerta de la calle, para cerrarla ella misma, como lo había hecho siempre. Se disponía a hacerlo con el último aliento, cuando vio a Florentino Ariza vestido de luto en el centro de la sala desierta. Se alegró, porque hacía muchos años que lo había borrado de su vida, y era la primera vez que lo veía a conciencia depurado por el olvido. Pero antes de que pudiera agradecerle la visita, él se puso el sombrero en el sitio del corazón, trémulo y digno, y reventó el absceso que había sido el sustento de su vida.
-Fermina -le dijo- he esperado esta ocasión durante más de medio siglo, para repetirle una vez más el juramento de mi fidelidad eterna y mi amor para siempre”.
Florentino Ariza se reencontraba con su amor de juventud después de cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días, en el funeral del médico Juvenal Urbino, esposo de Fermina Daza durante medio siglo. La vida le daba otra chance de estar con la mujer que amó desde que la vio por primera vez.
Publicada en 1985, El amor en los tiempos del cólera del periodista y novelista Gabriel García Márquez es una historia romántica considerada un clásico de la literatura latinoamericana. Inspiradora de canciones, mencionada en cintas -y adaptada a la pantalla grande con canciones originales de Shakira- la novela es uno de los pilares del canon garciamarquiano.
Si bien el escrito vio la luz a mediados de los 80, cuando García Márquez ya había publicado seis novelas -entre ellas, Cien años de Soledad y Crónica de una muerte anunciada-; el origen de la historia data de la década del 20, con los padres de ‘Gabo’ como protagonistas.
Luisa Santiaga Márquez era hija del Coronel Nicolás Márquez, un reputado liberal. Cuando el joven Gabriel Eligio García llegó a Aracataca -un pueblo ubicado en Magdalena, Colombia-, el coronel no vio con buenos ojos que su querida hija se emparejara con un telegrafista, boticario, miembro de Partido Conservador Colombiano e hijo de madre soltera con reputación de mujeriego.
Tal como hiciera el padre de Fermina Daza, el abuelo de Gabriel García Márquez envió a Luisa a otra ciudad para alejarla de aquel hombre -a su parecer sin futuro prometedor- que llamaba la atención de la muchacha con poemas, telegramas y serenatas de violín en su ventana.
"Durante muchísimos años nosotros tuvimos que oír el cuento de esos amores contrariados que ellos tuvieron hasta que se casaron”, relata el fallecido escritor en un documental emitido por Señal Colombia.
“Y para El amor en los tiempos del cólera empecé a entrevistarlos [a sus padres] como reportero, todos los días y por separado. Cuando estaban juntos se contradecían y terminaban peleándose", relata García Márquez sobre Luisa Márquez y Gabriel García.
“Entonces yo agarraba a mi papá y luego a mi mamá y fui sacando la historia y tal como está en El amor en los tiempos del cólera, es realmente minuciosamente la historia de los amores de ellos”, dijo el autor en el registro.
Poco sirvió que Luisa se alejara kilómetros de Aracataca. Los poemas, serenatas, telegramas y cartas continuaron por años, hasta que en junio de 1926 y con la oposición de la familia Márquez, Luisa y Gabriel se casaron en Santa Marta.
La pareja se estableció en Riohacha, a unos 250 kilómetros de Aracataca. Si bien en un comienzo estuvieron alejados de sus familias, con el primer embarazo de Luisa, los Márquez decidieron reconciliarse. Así, los García Márquez regresaron a su pueblo de origen para tener a Gabriel, el primero de once hijos.
“Te doy una clave matrimonial muy importante”, explicó el hombre de El coronel no tiene quien le escriba. “Las mujeres dicen que los problemas de la pareja se resuelven con el diálogo, pero es al revés, problema que se dialoga termina en pleito con seguridad. Hay que hacer confianza y olvidarlo y seguir pa’ adelante. Cuando yo descubrí eso no pelee más con ninguna mujer. No se dialoga, se sigue pa’ adelante. Acuérdate de mí”, concluyó ‘Gabo’ en aquel extracto del registro documental de Señal Colombia.
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