Oscuridad, alcohol, música a todo volumen y la juventud en éxtasis en un pequeño pub, eran escenarios comunes del punk. La década de los 70 en metrópolis anglo como Londres y Nueva York fue semillero de aquel sonido bruto con letras contestatarias. Con los Ramones debutando “Blitzkrieg Bop” y “Judy is a Punk” desde Queens, The Clash hacía lo suyo con “White Riot” y “London’s burning”.
En paralelo, la capital inglesa veía nacer otra banda cuyo despegue sería tan fugaz como su trayectoria. Los Sex Pistols, tras incursionar en nombres como The Strand o The Swankers, comenzaron a tomar forma en 1975 con la llegada de John Lydon en la voz principal.
Con una camiseta de Pink Floyd -que fue modificada para que dijera “Odio Pink Floyd”- llamó la atención de Bernard Rhodes, quien se hizo cargo de The Strand en la ausencia de su amigo Malcolm McLaren -mánager de lo que posteriormente sería Sex Pistols-. A solicitud de Rhodes, Lydon acudió al pub donde The Strand solía tocar para hacer una suerte de audición.
Sex Pistols firmó un contrato a dos años con EMI. El acuerdo con el sello -en ese entonces a cargo también de Queen- prometía una carrera musical prolífica, pero no fueron un cliente fácil. Fueron invitados al programa Today -cita que originalmente tenían los de “Bohemian Rhapsody”, pero fue cancelada por una cita de Freddie Mercury al dentista-, donde profirieron insultos en televisión abierta. Acapararon portadas con críticas negativas, pero se hicieron conocidos.
También bajo el alero de EMI programaron conciertos en Holanda, los cuales realizaron, pero con una cobertura mediática que develó vómitos y escupitajos durante su vuelo a los Países Bajos. Ante esto, EMI decidió terminar el contrato antes de tiempo. Aunque no todo estaba perdido para los liderados por Johnny Lydon.
Con “Anarchy in the U.K.” y “I wanna be me” como únicas composiciones publicadas, no podían enterrar su incipiente carrera, sin embargo su siguiente hit no fue del agrado de su bajista Glen Matlock, o eso dice quien se hizo llamar Johnny Rotten.
Versiones para su salida hay varias, y ninguna es oficial. Se dice que Lydon estaba harto de que Matlock siempre hablara de su idolatría hacia los Beatles, otras versiones apuntaban a que a la madre del bajista no le gustaba la música de la banda, pero las causa documentada dice -en la autobiografía de Matlock- que no aguantaba el ego de Lydon. La voz punk, en tanto, dijo que Glen Matlock se opuso a las letras de la anárquica “God save the Queen”.
Como fuese, la disputa terminó en la salida de Matlock de los Sex Pistols en febrero de 1977 y el ingreso de Sid Vicious, amigo de John Lydon.
Si bien John Simon Ritchie, más conocido como Sid Vicious, seguía a los Sex Pistols, no era un mero fan. Antes de integrarse a la banda tocó batería junto a Sioxsie & the Banshees en un festival punk del 100 Club y fue parte de The Flowers of Romance, donde cantaba y se desempeñaba en varios instrumentos.
“Sid me sacó de los Flowers of Romance” dice Viv Albertine quien dos años después se unió a The Slints como guitarrista y actualmente sigue una carrera solista, “‘porque realmente yo no podía tocar. Luego le pidieron estar en los Pistols y recuerdo que me preguntó si debía hacerlo o no. Sabía que si lo hacía, renunciaría a hacer algo por sí mismo. Todos recordamos que ellos eran los mejores, así que era mucho a lo que estaría renunciando”, recuerda la música en conversación con Jon Savage para su libro England’s Dreaming (Reservoir books, 1991).
“Estuve con él mucho tiempo durante los días de Flowers of Romance”, dice Leee Black Childers, fotógrafo y mánager reconocido en la escena rock punk -que incluso trabajó con Andy Warhol-. “Les hubiese ido bien. Eran una combinación de los Ramones y los Sex Pistols, prácticamente el síndrome 1-2-3-4! Teníamos de esas relaciones inglesas pervertidas que descubrí que son muy comunes. (…) Luego se unió a los Sex Pistols y Malcolm [McLaren] se volvió una figura paterna para él”, registra el libro de Savage.
De acuerdo al relato del fallecido fotógrafo, en ese entonces Vicious ya consumía pastillas, “pero todos estábamos en eso”, lo que dice que no era nada comparado a las costumbres de The Heartbreakers, banda neoyorquina de la que Childers era representante. “Nada fuera de lo común hasta que llegó Nancy. Si The Heartbreakers llevaron la heroína a Inglaterra, entonces Nancy la llevó a Sid. Cuando los Heartbreakers estaban por ahí, él no estaba interesado en la droga. De pronto cuando estaba Nancy, bang! Ese era el poder del amor”, dijo el fallecido mánager.
Rubia, ropa ajustada negra y maquillaje. Nancy demostraba más edad que sus 19 años a punta valiéndose de una personalidad extrovertida que no medía consecuencias. Solo dos años antes había huído de su casa en los suburbios de Filadelfia para viajar a Nueva York en busca de sus anheladas aventuras en la escena del sexo, drogas y rock and roll.
De poco sirvió la terapia que recibió a los 3 años por berrinches incontrolables o el tratamiento psiquiátrico que sus padres aplicaron a los 11 años, según registra su madre Deborah Spungen en el libro I don’t want to live this life (Random House, 1996). En su adolescencia huyó varias veces de la escuela y cometió dos intentos de suicidio, pero era una mujer inteligente: sus calificaciones le permitieron ingresar a la Universidad de Colorado.
No tuvo mayor relevancia considerando que a los 17 años se marchó a la gran gran manzana en busca de las estrellas del momento y una vida desenfrenada. “Era una típica chica de los suburbios que idolatraba estrellas de rock”, dice Richard Hell, cantante, bajista y compositor de The Voidoids y por un breve periodo, bajista y voz de The Heartbreakers. “Nancy tenía un excepcional impulso por estar donde ocurría la acción. Simplemente quería ser alguien (no necesariamente ella misma). Hacía absolutamente todo lo necesario para conseguir lo que quería”. Como groupie de un conjunto rock en el Nueva York de los 70 , Nancy ingresó a la vorágine de la heroína de la que no saldría más.
De hecho, fue siguiendo a la banda de Hell que Spungen llegó a Londres. “El día que ella llegó, corrí hacia ella por un pequeño callejón que va entre Carnaby Street y Regent Street, ella dijo ‘Hola!’, y yo solo le dije: ‘Ándate. Deja Inglaterra’. La conocía desde hace años en América. Era una completa prostituta drogadicta. No significa que no me agradara, me caía bien: realmente no significaba ningún daño”, dice el música en England’s Dreaming.
“Ella estaba aquí y buscaba a Jerry Nolan [baterista de The Heartbreakers]. Yo lo tenía en el kit de batería, y lo último que necesitaba era a Nancy Spungen con su cartera llena de drogas, así que le dije: ‘Sobre mi cadáver verás a Jerry Nolan’. Se dio una vuelta y se fue. No se ofendió. Casi inmediatamente escuché que había encontrado a Sid, con quien se involucró. Un escalofrío corrió por mi espalda cuando lo oí, y desde ese día, Sid no fue más la persona que yo conocía”, recuerda Richard Hell en el escrito de Savage.
Sid Vicious tocó por primera vez junto a los Sex Pistols el 14 de febrero de 1977, cuando el asiento de Glen Matlock apenas se enfriaba. Por esos días el bajista conoció a Nancy. “Ella vino a la tienda buscando a Jerry Nolan y terminó en la casa de Louise y luego la de Linda Ashby, donde conoció a John y Sid”, relata Malcolm McLaren, mánager de los Pistols.
Y es que según el roommate de Linda Ashby -Simon Barker- “Nancy vino a Londres específicamente para conseguir a un Sex Pistols como novio. Intentó atrapar a John, que no quería tener nada que ver con ella, luego se fijó en Sid. John la odiaba. Yo también la odiaba: Era una estafadora de Nueva York, podías ver a través de ella inmediatamente”.
A los ojos de Barker, la joven de Filadelfia, fue la responsable de la perdición de Vicious. “Le dio a Sid un hábito y sexo. No tenía que ir en busca de ello, estaba en una bandeja. Él me dijo que pensaba que ella era la mujer más hermosa que había conocido en su vida, y no quería tener relaciones con nadie más”.
Si bien fue Johnny Rotten quien integró a Sid -su amigo- a la banda, desde que Nancy entró a a sus vidas, Johnny y Sid dejaron de ser amigos, según relata Sophie Richmond, secretaria de McLaren.
Vicious estuvo con los Sex Pistols aproximadamente un año, si bien grabó con ellos Never Mind the Bollocks, Steve Jones dijo que las grabaciones realizadas por Vicious realmente no son sustanciales. “[Vicious] tocó su porquería de parte y simplemente lo dejamos hacerla. Cuando se fue, grabé un trozo encima, dejando la parte de Sid debilitada. Creo que es escasamente audible en la pista”, dijo el guitarrista según registra el libro Rotten: No Irish, No Blacks, No Dogs (St Martin's Press, 1994).
Si en algún momento Sid fue la respuesta, rápidamente se convirtió en el problema. Con presentaciones deplorables de su parte, hospitalizaciones, peleas con la banda y abandono de shows, Vicious era más una piedra en el zapato de Sex Pistols.
Su relación con Nancy no era mejor. El sexo y drogas no son pilares de una relación y lo que comenzó rápidamente, se convirtió en un foco de autodestrucción entre peleas verbales y físicas y la alienación de Sid hacia quienes alguna vez fueron sus cercanos.
En enero de 1978 Sid Vicious deja los Sex Pistols e impulsado por Nancy -quien se convirtió en su mánager- buscó una carrera en solitario, de la que su canción es más conocida es el cover de Frank Sinatra “My way”.
En octubre de aquel año, la música sería lo menos relevante en torno al nombre de quien alguna vez se llamó John Simon Ritchie. El ex bajista de los Pistols bajó desesperado a la recepción del Hotel Chelsea en Nueva York y pidió ayuda: Nancy Spungen estaba muerta en su habitación.
Vistiendo solo ropa interior, la joven de 20 años estaba bajo el lavamanos del baño con una puñalada en el abdomen. Si bien fue Vicious quien reportó el incidente, fue apresado como principal sospechoso del crimen.
En un principio, el músico confesó la autoría del homicidio, explicando que se dio como resultado de una brutal pelea de pareja, pero conforme avanzó la investigación, Vicious se desdijo y afirmó que estaba inconsciente por el consumo de barbitúricos en las horas que ocurrió el asesinato.
Sid Vicious fue liberado bajo fianza de USD$50.000, monto que fue pagado por Virgin Records a solicitud de Malcolm McLaren bajo la promesa de que Vicious grabaría otro disco para cubrir gastos legales y de rehabilitación.
El ex integrante de los Pistols se fue a vivir a un hotel en Manhattan junto a su madre, Anne McDonald, pero su libertad no duraría mucho, ya que en diciembre fue arrestado nuevamente tras golpear con una jarra de cerveza al hermano de Patti Smith, Todd Smith.
El 1 de febrero de 1979 -tras 55 días en la prisión de Rikers- organizó una fiesta para celebrar su liberación (previo a enfrentar el seguimiento el juicio en su contra). Pero la noche tuvo un desenlace fatal: Sid fue encontrado sin vida en su habitación. ¿Causa de muerte? Sobredosis de heroína por una dosis suministrada por su madre.
“Quiero reunirme con Nancy y concretar mi parte de pacto”, dice un mensaje que -dijo la madre- estaba en un bolsillo de Vicious, lo que dio pie a conjeturar que la pareja había acordado un suicidio en conjunto, lo que el músico no realizó la noche que murió Nancy.
“Estaba destinado a ocurrir”, dijo Vicious en la última entrevista registrada, la que se realizó en diciembre de 1978. “Nancy siempre dijo que moriría antes de cumplir 21”, declaración que fue seguida por la pregunta ¿Dónde te gustaría estar ahora?, a lo que Vicious respondió: “Me gustaría estar bajo tierra”.
A juicio de John Lydon, su amigo y ex compañero de banda en los Sex Pistols, su prematura muerte tiene como responsable a su madre. “El pobre idiota estaba jodido. Su madre era una adicta registrada. Intenté pelear contra eso por años, pero me volvió loco. Realmente me dolió cuando murió”, dijo en 2015 en una sesión de QA Live.
“Me quedé pensando en lo que pude haber hecho por él, pero estaba jodido desde el principio si su madre le inyectaba esa cosa [heroína]”, continuó quien se hizo conocido como Johnny Rotten en la escena punk.
De hecho recuerda el cumpleaños 17 del bajista, en el que la madre de Sid le obsequió un paquete con heroína y un par de agujas, y relató que sus amigos siempre recibieron un trato más bien frío, haciendo sentir mal a Vicious. “No había nada de poco generoso en Sid, pero su madre sí lo era”, concluyó la voz de Sex Pistols.