Los hermanos Mauricio y Francisco Durán son productores notables. No solo escribieron varias canciones que sobreviven a Los Bunkers: tienen, por así decirlo, el don, algo difícil de conseguir con el protools, de transmitir emociones, de invitarnos a seguirlos en sus aventuras musicales. Diría que la música de los Durán se convierte en voluntad.
Hace una semana la invitación era simple, como sacada de otra época: la primera escucha del disco homónimo de Lanza Internacional, la segunda vida de los guitarristas de Los Bunkers, una banda tan nueva que todavía no se ha presentado en Santiago.
La escena ocurre al mediodía en el patio de una casona en Providencia. A la sombra de la higuera, sobre una mesa de picnic, el trío revela sus diez nuevas canciones, las que contaron con los refuerzos del baterista mexicano Ricardo Nájera, integrante de Furland y el Instituto Mexicano del Sonido.
Allí los Durán cuentan que se conocieron con Nájera en el cumpleaños de otro amigo mexicano en alguna fiesta mexicana de sus días en ese país. Entonces acordaron colgarse los instrumentos y volver a hacer música.
El año pasado, cuando decidieron "abandonar el molde Beatles", también cambiaron el mascarón de proa: los sintetizadores à la Devo y New Order y los temas tan enérgicos como directos parecen ser el nuevo norte. Así comenzaron a ensayar un regreso a los escenarios, acaso una nueva hoja en blanco.
-Lo que menos queríamos era hacer un disco pajero -defiende Mauricio.
-¿Qué es pajero? -pregunta el baterista mexicano.
-Como latigudo -responden a coro los hermanos.
Ahora, mientras conversan de sus planes como quien parte otra vez de cero, el resultado está en una macbook en donde alguien aprieta play.
Mala fama
Lo primero que llama la atención es la forma: Lanza Internacional suena como un disco tocado por cuatro personas, cuando la banda es originalmente un trío.
-La idea en vivo es sacar los sintetizadores por secuencia -aclara Mauricio, que lleva tatuada en el brazo la portada de Movement, el primer disco de New Order.
-Es un disco muy simple en cuanto a los acordes, muy económico. No tiene nada gratuito -explica Francisco.
Lo segundo es la voz: Francisco, el menor de los Durán, se muestra más agresivo al frente del micrófono y su hermano Mauricio se hace cargo del bajo.
Luego, el color de esta música: las canciones suenan como la extensión del sonido de un disco como La velocidad de la luz (2013) —o sea, cargadas a la sección rítmica y a los pasos de la new wave.
-Todos los temas tienen una energía precisa y son bien directos -comenta Francisco.
-Todo está armado como una especie de puzle: la batería está en un lugar, el bajo la potencia y la guitarra y los sintes se van metiendo en esos espacios -se anticipa a responder Mauricio.
-No es una amalgama, que es lo que estábamos acostumbrados a hacer antes, a trabajar en capas sonoras. Por eso da una sensación de espacio y de aire que tienen las canciones -agrega el ahora bajista.
La idea de Lanza Internacional es aprovechar la síntesis del formato de trío para "tocar mucho en vivo" y "hacer mucho club para que la gente vaya corriendo la voz".
-Queremos hacer varios discos seguidos en un lapso corto de tiempo -cuenta Ricardo.
-Lo queremos mantener muy comprimido, una estructura muy pequeña arriba y abajo del escenario, que sea transportable -completa Mauricio.
-Lo que no significa que más adelante ampliemos el asunto -amenaza el menor de los Durán.
Editado por República Independiente de Música Popular, su propio sello, Lanza Internacional es un decálogo de canciones que promedian los 4 minutos y están escritas en segunda persona, lo que da la impresión de que la música empujó las letras.
-Hay muy poca metáfora en el disco.
El bajista de Lanza Internacional dice que las letras "no son pajeras, sino que más directas".
-Creo que lo hace más coherente con la música y el sonido que es más directo y energético -finaliza Mauricio Durán, cuarenta y cuatro minutos después del comienzo.
El trío nos despide entre latas de cerveza y sándwiches a la espera de la edición en físico de su disco, que debería estar en CD y vinilo para antes de fin de año.