Columna de Daniela Lagos: Más respeto

Cuatro bodas y un funeral, 1994.

No es necesario hacer una adaptación fidedigna o repetir la misma historia para estar a la altura, o entrar al universo de lo que se adapta (no hay mejor ejemplo que Fargo), pero tiene que haber algo ahí.


En 1994 apareció una de las mejores comedias románticas de todos los tiempos (si no la mejor). Cuatro bodas y un funeral, una película británica que se contaba en cinco escenas, con un grupo de amigos al centro de la historia. Ahí, entre las fiestas y las lágrimas uno ve como se arman y desarman historias de amor, de amistad y de ilusiones. Hugh Grant nunca ha sido más encantador, Andie MacDowell brilla. La historia es chistosa y emocionante, no falta ni sobra nada. 25 años después llega a la pantalla (en Chile por Fox Premium) la que se anunció como una adaptación televisiva y… cualquier fan de la cinta original puede prepararse para una desilusión. O al menos para no entender qué fue lo que pasó.

Mindy Kaling, que saltó a la fama como actriz con The Office y luego produjo su propia serie (The Mindy Project), es la productora y una de las guionistas de esta comedia. Al centro está un grupo de amigos estadounidenses que se reúnen en Londres, donde viven algunos de ellos, para el matrimonio de una de sus integrantes. Están los amigos, están las bodas y también el funeral, pero más allá de eso y el título, no hay mucho en común.

Y es cierto, no es necesario hacer una adaptación fidedigna o repetir la misma historia para estar a la altura, o entrar al universo de lo que se adapta (no hay mejor ejemplo que Fargo), pero tiene que haber algo ahí. Un tono o un estilo. Y aquí no hay nada. Podría haber sido una serie con cualquier otro nombre y probablemente nadie los habría acusado de copiar Cuatro bodas y un funeral.

Más allá de las no similitudes, esta nueva comedia sí ofrece inocente entretención, algo que en esta época nunca está de más. Está el amor imposible y a primera vista entre los protagonistas, Kash y Maya (interpretada por Nathalie Emmanuel, Missandei en Game of thrones) y están los personajes con simpáticas excentricidades. Además, se agradece el esfuerzo del camino pocas veces tomado de hacer comedia romántica en formato serie. Pero de todas maneras esta sigue sin ser un gran producto. Los giros y los enamoramientos son demasiado absurdos, incluso para el género, y en general le falta emotividad, ese corazón que es siempre parte de una buena comedia romántica, que le sobra a la Cuatro bodas y un funeral del 94 y que aquí no termina de aparecer. Y para una producción con ese título, es algo inaceptable.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.