Acaba de llegar a librerías la edición en español de Clapton: autobiografía (Neo Sounds, 2019), las memorias del celebrado guitarrista donde comparte sus experiencias a bordo de The Yardbirds, la banda de John Mayall, el power trío Cream, Blind Faith y sus incursiones junto a The Beatles y los Stones.
A la altura de 1966, Eric Clapton relata que Blues breakers: John Mayall with Eric Clapton fue el álbum decisivo “que consiguió que mi forma de tocar llamara la atención de la gente”.
Allí anota que "se hizo en un momento en que sentía que realmente había encontrado mi sitio y en una banda en la que podría estar en la retaguardia y al mismo tiempo desarrollar mis habilidades, mientras la dirigía hacia donde yo creía que debía ir".
"Mano lenta" cuenta que el álbum fue registrado en los estudios Decca, en West Hampstead, durante tres días de abril de 1966, "y tocamos lo mismo que tocábamos en el escenario, excepto por la adición de una sección viento en algunos temas" y la colaboración de músicos invitados como Jack Bruce, con quien formaría Cream.
Entre las canciones estaban "Parchman farm", un tema del jazzista estadounidense Mose Allison en el que Mayall tocaba un solo de armónica, la canción de Ray Charles "What'd I say", que tenía un solo de batería de Hughie Flint, y "Rambling' on my mind", del influyente compositor Robert Johnson, "en la que John insistió en que yo hiciera la voz, en contra de mi criterio, porque la mayoría de los artistas a los que yo quería emular eran mayores y tenían voces más profundas, y yo me sentía muy incómodo cantando con el tono tan agudo que tenía".
"Como el álbum se grabó tan rápido, tenía un aire natural, sin refinar, que lo hacía especial. Era como una actuación en vivo. Insistí en que me pusieran el micrófono justo donde yo lo quería durante la grabación, no demasiado cerca de mi amplificador, para que pudiera tocar con él y que el sonido resultante fuera como el que tenía en el escenario. Ese sonido acabó asociándose conmigo", cuenta Clapton.
"En realidad fue algo accidental", reconoce el guitarrista y explica el truco detrás: "Surgió cuando estaba intentando imitar el sonido limpio y definido que Freddy King le sacaba a su Gibson Les Paul, pero terminó saliendo algo bastante diferente, un sonido que era mucho más grueso que el de Freddy. La Les Paul tiene dos pastillas, una al final del mástil, que le da a la guitarra un sonido de jazz pleno, y la otra junto al puente, que da los agudos y que se utiliza habitualmente para conseguir un sonido más exagerado, como el del rock 'n' roll.
Lo que yo hacía era utilizar la pastilla del puente con los graves a tope, para que el sonido fuera muy grueso, al límite de la distorsión. Además siempre usaba amplificadores que se saturaban. Ponía el amplificador al máximo y el volumen de la guitarra también, par que todo estuviera a tope de volumen y saturado. Entonces tocaba una nota y la mantenía haciendo algo de vibrato con los dedos hasta que entraba en sustain, de forma que la distorsión se acababa acoplando. Todo eso, unido a la distorsión, creaba lo que supongo que se puede decir que es mi sonido".
El álbum de The Beano
Clapton rememora los días de Blues breakers y cuenta que la inclusión de la revista infantil que aparece leyendo en la portada fue idea suya.
"El día que hicieron la foto, decidí mostrarme muy poco colaborador, porque no me gustaba nada que me hicieran fotos. Para molestar a todo el mundo me compré un ejemplar de The Beano y me puse a leerlo con expresión hosca mientras el fotógrafo nos hacía las fotos", escribe el hombre de "Tears in heaven".
Según el músico, “la portada que quedó, en la que la banda está sentada contra una pared y yo estoy leyendo el cómic, hizo que el disco recibiera el apodo de ‘el álbum de The Beano’”. Ese sería el disco que lo llevaría a reunirse con Ginger Baker y luego Jack Bruce para dar forma a ese gigante del rock de viejo cuño llamado Cream.