El pasado martes, la señal de la cámara de diputados transmitió en vivo el debate posterior al anuncio presidencial por las medidas de contención del COVID-19 en Chile. En el fragor de la discusión, llamó particularmente la atención la construcción y el contenido de una frase del abogado y diputado Jorge Alessandri.
“Anoche leí una novela. Famosa. Su autor lleva el nombre de pila Miguel. Y una frase me hizo recordar —un poco— lo que vemos en este parlamento”, comenzó diciendo el delegado.
Enseguida concluyó: “Ese momento tan especial, cuando el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha le dice a su escudero Sancho: ‘Sancho, dejad que los perros ladren, es señal de que cabalgamos’. Gracias, presidente”.
La famosa frase “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos” y sus decenas de variantes han sido ampliamente utilizadas para señalar que alguien marcha a contrapelo de las críticas o los problemas que puedan irse suscitando.
Llama la atención la certeza con que dicha expresión se atribuye al manco de Lepanto y, en particular, a su obra El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
En Culto verificamos si efectivamente corresponde a la novela de Cervantes.
¿Cervantes o Goethe?
Una de las primeras referencias en Internet corresponde al medio español 20 Minutos, que cita el poema “Kläffer” (Ladran), de Johann Wolfgang von Goethe, como el posible origen de la frase.
Publicado originalmente en 1808, es decir dos siglos después que el Quijote (1605), su última estrofa podría arrojar alguna luz:
más siempre atrás nos ladran,
ladran con fuerza…
quisieran los perros del potrero
por siempre acompañarnos
pero sus estridentes ladridos
solo son señal de que cabalgamos.
“Pienso que no es de nadie, o sea de todos. Debe ser la tradición oral, popular, y de ahí lo tomó Cervantes o Goethe indistintamente. Eso ha ocurrido mucho siempre”, explica a Culto el poeta Rafael Rubio, experto en literatura española.
“En definitiva, no importa quién es el autor sino lo que significa. Yo puedo decir: ‘Adentro de lo oscuro hay una luz rabiosa’, ¿de quién es? ¿Mío? Pero Neruda había utilizado la expresión luz rabiosa en un poema y Octavio Paz también y muchos otros. Todo es de todos, finalmente, o de la lengua o de la tradición, que es el inconsciente de una lengua”, añade.
En una búsqueda en línea en la edición del Quijote publicada por la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes (disponible en este link), las palabras “ladran”, “avanzamos” y “cabalgamos”, no figuran en el texto.
“Efectivamente, tal como señalan esas voces que mencionas, en ningún lugar del texto original de Miguel de Cervantes aparece dicha escena”, dice a Culto el académico de la Facultad de Letras de la Universidad Católica, Pablo Chiuminatto, editor de El Quijote: versión abreviada y adaptada al español de América (Ediciones UC, 2017).
Según Chiuminatto, “esto no es solo un efecto de la recepción de la obra y la fama de su autor, sino también de lo prolífico en imágenes que es el texto mismo. Basta revisar lo escueto del pasaje de los molinos, o la escena de los odres de vino, para comprender que el legado ha sufrido también la deformación de ciertos pasajes que parecieran de gran importancia, cuando es más bien el cúmulo de lecturas e interpretaciones de la obra lo que funda este imaginario que excede el original”.
Dice el profesor de la PUC: “La realización de variaciones como aquel poema de Goethe al que se atribuye la referencia, así como más recientemente las múltiples adaptaciones cinematográficas, el musical o el ballet, sustentan la sobrevivencia de estas recreaciones. Por lo mismo, como lo hace irónicamente el propio Cervantes en el Quijote, pareciera que varias manos escribieron ese manuscrito, así como su legado encierra estas sorpresas, de ahí el genio enorme de su autor”.