Lorenza Izzo desde Hollywood con la cortina abajo
Después de trabajar con Tarantino, la actriz chilena consiguió su rol más importante en TV, pero vino la pandemia. “Sentía que estaba como cohete, y pasa esto, Es como volver a cuestionarse todo, partir de cero de alguna manera”, dice.
Cuatro versiones de la misma ciudad se le aparecen a Lorenza Izzo. La más lejana en el tiempo es 1938. Adquieren forma las primeras autopistas, hay un germen nazi que se instala, las raíces mexicanas se expresan con fuerza y una amenaza sobrenatural está al acecho, según dicta la mirada del británico John Logan, guionista de El aviador y Gladiador.
Otra, no menos fantasiosa, es la del verano de 1969, en que el filtro de Quentin Tarantino ubica a Sharon Tate, Roman Polasnki y Charles Manson, junto a una pareja de actor y doble que altera sucesos claves. En ambas late Hollywood, el foco más millonario y glamoroso del cine, también presente en las dos restantes versiones de la ciudad, ambas emplazadas en 2020 y con gran potencial cinematográfico: Los Angeles antes y después de coronavirus.
“Hay días en que salgo y no hay nadie, está todo callado. Manejé al supermercado el otro día y no había nadie, era rarísimo”, comenta Izzo desde la ciudad en que reside hace siete años. Son semanas de contrastes para la actriz chilena. En medio del confinamiento, el domingo pasado estrenaba Penny Dreadful: City of Angels en la cadena Showtime -el mismo día que llegaba a su fin Homeland en la misma señal-, su producción de mayor peso hasta ahora en televisión. Habla con La Tercera en la previa a ese debut y luego de resolver cómo avanzar ante la mezcla de sentimientos.
“En una pandemia global nos vemos todos afectados y yo en particular en parte me sentí súper... no sé si fregada es la palabra. Yo nunca en mi vida había tenido gigantografías mías en EE.UU., es completamente un sueño de Hollywood hecho realidad que pueda manejar y pueda ver estos grandes billboards. Logré eso y quiero salir a celebrar y verlos, pero estamos todos encerrados en la casa, entonces tengo pancartas afuera conmigo, y bueno, ojalá alguien las vea”.
Según supo, en Times Square, Nueva York, hay un edificio completo con su personaje en la serie, luego de tener roles en filmes como Había una vez... en Hollywood y La casa con un reloj en sus paredes. “No se siente muy bien promocionarse a uno mismo, cuando en verdad la situación global es tan terrible. En un principio me daba gusto malo en la boca andarme promoviendo por Instagram, pero después pensé en que es un logro mío, es una serie importante que me gustó mucho hacer y con un elenco principalmente latino. Al final dije: este es un momento también para celebrar y que se abra un poco de distracción”.
Un nuevo rol
Abundante maquillaje, lentes de contacto de color, prostéticos, una corona escogida luego de muchas pruebas, y un acento que define como mezcla de inglés antiguo con latino neutro. Así encarna a Santa Muerte, la deidad de Penny Dreadful: City of Angels, un “sueño hecho realidad”, dice sobre el que fue su último rol antes del cierre de los estudios y el que iba a repetir en una segunda temporada que estaba planificado se grabaría entre junio y julio. “No sabemos cómo Hollywood va a funcionar después de esto. Todo el mundo se pregunta cuándo, y la verdad es que la primera pregunta es cómo”, afirma. En la serie es la hermana del demonio que interpreta Natalie Dormer (Game of thrones), quien desata el caos en Los Angeles en los años 30, en medio de tramas que implican racismo, política y lo sobrenatural. Todo creación de John Logan, el showrunner de la Penny Dreadful original, quien la llamó directamente mientras hacía un piloto para una serie de Amazon, sin la necesidad de audicionar. Otro peso pesado luego del director de Pulp fiction. “Tarantino tiene esa pasión y motivación y curiosidad de un niñito de 8 años, y la experiencia y el conocimiento de un anciano sabio de 102 años. Esa mezcla la tienen ambas personas”, apunta.
Y sobre Logan dice: “Si quieres cambiar algo, tienes que avisarle tres semanas antes y te reúnes con él. En estas máquinas gigantes de Hollywood, rara vez tienes tanta conexión con el creador de una serie”, afirma sobre la presencia del guionista, inspirado por los años recientes de EEUU. “Nos contó que quiso hacer esta serie porque se sintió muy frustrado cuando Trump fue electo y tenía muchas ganas de expresar esta rabia. Es irónico que muchos de estos temas que estaban sucediendo en los años 30 se ven muy reflejados en un espejo hoy en día”. Encerrada, Izzo también comenta sobre atravesar la crisis desde ese lugar. “Todo su discurso es falacioso. Genera un poco de pánico sobre cuál es nuestro futuro”, señala.
-¿Cuáles son sus sensaciones hoy dado el momento del que venía?
-Claro, yo sentía que estaba como cohete, decía: aquí nadie me para. Y pasa esto, y es como volver a cuestionarse todo, partir de cero de alguna manera. Es un sentimiento no tan bacán. Pero también, al mismo tiempo, uno nunca sabe. A esta serie le podría ir pésimo, ojalá que no, pero he tenido hartas oportunidades en que he pensado: aquí mi carrera se armó, de aquí no paro más. Y en verdad no funciona así. Lamentablemente, cuando recién me vine, era chica, tenía 23 años, era como: me voy a ganar el Oscar el próximo año. Y la realidad no es esa. También sucede algo lindo, que uno crece y empieza a entender las cosas de otra manera. Ahora obvio que sería increíble ganarme un Oscar, tremendo sueño, pero tampoco es lo que estoy buscando.
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