El estallido social fue un viernes, y ya el lunes el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) estaba identificando los monumentos nacionales dañados y ejecutando acciones de emergencia. Se hizo un catastro georreferenciado que arrojó números impresionantes: más de 1.350 monumentos del país presentan algún tipo de alteración. De ellos, cerca de 800 son inmuebles inscritos en una Zona Típica, y 141 son monumentos históricos, cifra relevante que representa el 13 % del universo nacional de esa categoría.
Otros 413 son monumentos públicos, desde bustos y esculturas ecuestres hasta obeliscos. De ellos, detalla Emilio de la Cerda, subsecretario del Patrimonio, “309 tienen daños menores; rayados superficiales con aerosol o esmalte, o pegado de adhesivos”. Los otros 104 bienes públicos, aclara, “tienen niveles de daño más profundos y más complejos. Se trata de deformaciones de las figuras o estatuas que fueron defenestradas, como el Pedro de Valdivia en Concepción, el Colón en Arica, o el conjunto escultórico de Virginio Arias del general Baquedano”.
El arquitecto es enfático: “Es una cantidad enorme de monumentos públicos alterados, y algunos con daños muy severos. La escultura ecuestre de Diego de Almagro (en el Parque del mismo nombre) fue sacada y parte de las patas quedó en la base y el resto se rompió. Reparar esculturas de bronce es técnicamente muy complejo y además es muy oneroso”.
Sólo para hacerse una idea, la restauración de la escultura de Rebeca Matte en el frontis del Museo de Bellas Artes, tras el embate de la Fórmula E, costó $ 43 millones. “Si lo extrapolas a un conjunto escultórico que tenga deformación puedes estar hablando fácil de más de $100 millones por monumento público”, detalla De la Cerda.
Sin embargo, no es posible hacer una estimación global, pues se requiere el diagnóstico de cada intervención: “Los montos los vamos a conocer una vez que tengamos todos los casos cubiertos”.
Incertidumbre que viene a agravarse con las urgencias sanitarias que ha impuesto el Covid-19.
“Sin duda el escenario actual es muy desafiante y será un proceso gradual que tendrá sus tiempos, pero la recuperación y la revalorización del patrimonio urbano es un reto primordial”, afirma la ministra de las Culturas Consuelo Valdés. “Cuidar, respetar y recuperar los espacios culturales y patrimoniales es cuidar la posibilidad de encontrarnos, de dialogar, de ser diversos y propender hacia un desarrollo integral que tenga en el centro a las personas”, agrega.
La batalla de Santiago
El alcalde Felipe Alessandri asegura que todos los monumentos de la comuna de Santiago sufrieron alteraciones. “De un catastro de 280, no se salvó ninguno. Están los del eje Alameda y el del Parque Almagro, que lo rompieron y lo tenemos en una bodega, pero sin una pierna. Además robaron uno en el Parque de los Reyes y también sufrió daños la escultura que acabábamos de recuperar y que volvía al cerro Santa Lucía después de haber sido sustraída”, detalla. Esta última, la francesa Polimnia retornó a su sitial el 8 de octubre , tras haber sido incautada por la policía en la hacienda de Raúl Schüler. Y la pieza sustraída hace 13 días que menciona el alcalde es una pareja de bronce de Santiago de Santiago.
“Por todos los daños que hubo en la comuna desde el estallido hasta marzo, teníamos un presupuesto de $ 5 mil millones, pero eso incluía semáforos, pintar, las veredas, todo. Nos vamos a demorar mucho, pueden pasar diez años antes de volver al estado en que estábamos”, señala Alessandri.
Calcula que de los 280 monumentos de la comuna “por lo menos el 20% tiene un daño severo. Hoy día no tengo caja disponible para hacer una reparación de obras de arte de esta envergadura porque tengo vecinos que están con hambre, y frente a eso tomé la decisión de comprar cajas de mercadería antes de reponer las esculturas”.
En abril, eso sí, alcanzaron a recuperar la Plaza Prat, frente al Mercado Central, y el Parque Forestal, que es Zona Típica: sembraron 3.000 m2 de pasto, repusieron aspersores e hicieron labores de limpieza y mantención de la estatuaria: el caballo de Botero, la Fuente Alemana, el obelisco de los Escritores de la Independencia, el busto de Abraham Lincoln, el monumento a Rubén Darío y Oda Elemental al Fierro. “Poco a poco hemos ido recuperando cada uno de los monumentos que se podían recuperar, para devolverle el parque a los vecinos. El tema nos tiene que remecer como chilenos porque parte de nuestro ADN está en esos monumentos y cada uno tiene una historia particular muy ligada a nuestra génesis republicana”, enfatiza el edil.
Emilio de la Cerda subraya el punto: “El daño al patrimonio cultural no es una especie de año colateral de una manifestación social que por válida tiene el derecho de atacar, destruir o alterar el patrimonio. Hemos hecho los mayores esfuerzos por encausar el fenómeno referido al patrimonio, pero no justificamos desde ningún punto de vista lo que ha pasado con estos bienes”.
Recuperemos Chile: los ejes
Frente a los bienes privados, como la incendiada iglesia de la Veracruz, el Ministerio de las Culturas ofrece asesoría técnica y apoyo en gestionar recursos vía Ley de Donaciones y postulaciones a fondos concursables del Estado.
En el caso de los monumentos públicos, los municipios e intendencias son quienes están a cargo de la mantención de los monumentos públicos, pero sus acciones deben ser guiadas por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), que tiene su tuición legal.
Con las movilizaciones, se produjo una avalancha de solicitudes, pero en vez de resolverlas una a una, el CMN decidió dar un paso adelante y trabajó con el Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR) del Servicio Nacional del Patrimonio en la formulación de un inédito manual que será distribuido en los próximos días a todos los municipios e intendencias del país.
“Es una guía con recomendaciones para monumentos públicos, los cuales son súper complejos y sofisticados sobre cómo restaurar. Si los proyectos cumplen con las disposiciones que el manual señala, la tramitación será mucho más expedita”, adelanta el subsecretario De la Cerda.
En paralelo, y en coordinación con el MINVU, el MOP, la Subdere y la Asociación Chilena de Municipalidades, el catastro decantó en un plan que conduce Presidencia, Recuperemos Chile, y que establece cuatro ejes prioritarios: Alameda en Santiago; avenida Brasil en Valparaíso, Francisco de Aguirre en La Serena y Plaza Colón en Antofagasta. En ellos se concentra el mayor volumen de monumentos públicos alterados.
En cada eje, el CNCR está haciendo un diagnóstico integral de los monumentos, que no se limita a los acontecimientos recientes, sino que incluye los daños acumulados por limpiezas abrasivas o falta de mantención.
En Alameda se analizaron unas 25 obras entre Morandé y Libertad. “Todas presentan algún tipo de alteración”, detalla Roxana Seguel, directora del CNCR. “La mayoría es de carácter superficial y corresponde a depósitos de polvo y de heces, principalmente de aves, elementos adheridos, como etiquetas y calcomanías, grafitis, incisiones y capas de pintura”, puntualiza.
Y mientras los diagnósticos de Antofagasta y Valparaíso siguen en proceso, La Serena ya fue evaluada. “Las 36 esculturas presentan algún tipo de alteración”, indica Roxana Seguel. “En muchas se constata una alteración que es de alto impacto visual; el derramamiento de pintura roja sobre el mármol. Pero esta afectación, de carácter superficial y reversible, es menor pues el proceso de recuperación no presenta complejidades técnicas”, aclara.
El caso más grave es el monumento a Francisco de Aguirre. “Sufrió deformaciones, fisuras y fracturas como consecuencia de su derribamiento. A ello se suma la pérdida de la espada, y daños por oxidación y corrosión. Su recuperación implica una complejidad técnica que debe considerar también una arista simbólica, dada la significación histórica que tiene su figura para los pueblos originarios. No debemos olvidar que el fenómeno patrimonial es un proceso dinámico”, profundiza la directora del CNCR.
La ministra Valdés coincide: “Cada monumento tiene un significado y una historia propia y compartida. Por supuesto que como sociedad podemos revisar su pertinencia, el patrimonio es dinámico y las sociedades también; sin embargo, la manera de enriquecer nuestro acervo es construir respetando lo heredado, a la vez que acogiendo nuevas miradas. El proceso de recuperación es también una oportunidad de reflexionar sobre cómo ponemos en valor, construimos y nos conectamos con nuestro patrimonio”.