Judith Butler: “El utilitarismo está dispuesto a dejarnos morir para que la salud de la economía se mantenga fuerte”
Desde Berkeley, la filósofa dice que la pandemia evidencia descarnadamente la desigualdad y pone como ejemplo el acceso de pobres y ricos a la salud. “Lo que más me preocupa es la forma en que las demandas capitalistas para reabrir la economía aceptan que la economía requiere de la muerte de las personas más vulnerables de nuestras comunidades”, advierte. Pero Butler también ve algo de esperanza: “podríamos estar ante una oportunidad para revitalizar el activismo ecológico”.
En medio de la crisis sanitaria global, una nueva forma de biopolítica se ha instalado, según postula la filósofa posestructuralista estadounidense Judith Butler entrevistada por el diario argentino Clarín. Desde Berkeley, la autora de Precarious Life ensaya, entre varios asuntos, la actual situación de confinamiento, la salida de la crisis y las elecciones estadounidenses.
“Un refugio es, etimológicamente, un lugar donde el viaje puede detenerse. Pero eso no significa que un refugio sea un objetivo final o un lugar donde se puedan asegurar derechos y una pertenencia”, dice, y añade que “tenemos que distinguir entre los modos de protección que no encierran a aquellos a quienes se les da la bienvenida, y los modos de protección que hacen una distinción entre quién debe protegerse del daño y quién debe estar expuesto al daño; es decir, quién debería vivir y quién debería morir”.
Según Butler es en este punto “que la biopolítica se convierte, en términos del filósofo camerunés Achille Mbembe, en necropolítica”.
Una estrategia de control estatal
“Muchos temen que el autoconfinamiento se vuelva norma, que el coronavirus les dé a los estados la oportunidad de despolitizar a sus poblaciones, de negarles el derecho a reunirse y asociarse. El aislamiento, en parte, es una estrategia de control estatal, que expande el poder del estado. Hoy las naciones toman diversas decisiones sobre cómo administrar sus poblaciones, incluso sus vidas y sus muertes”, advierte la filósofa en Clarín.
En este sentido, apunta Butler, “esta situación genera un nuevo paradigma de biopolítica. (...) En Hungría, Viktor Orban se ha autoconcedido poderes extraordinarios. Pero no solo eso. Allí se han denegado los derechos legales trans, y algo similar está sucediendo en Polonia. Tanto en Perú como en Panamá existe un sistema escalonado para que las mujeres salgan de la casa un día y los hombres otro, y las personas trans han sido arrestadas por salir el día designado para su género legítimamente asumido”.
¿Cómo empatar esa tensión de una presencia estatal necesaria, en un estado de excepción? La autora de El género en disputa reconoce que las condiciones de emergencia “siempre implican la suspensión del estado de derecho y el resurgimiento de la autoridad del poder ejecutivo”, pero, por otro lado, nota que “no debemos pensar que una lógica única gobierna todas las situaciones”.
“Lo que más me preocupa en este momento —asegura— es la forma en que las demandas capitalistas para reabrir la economía aceptan que la economía requiere de la muerte de las personas más vulnerables de nuestras comunidades. Saben que la intensificación del contacto social con el propósito de hacer renacer la economía pondrá en riesgo a las personas mayores, o aquellos con sistemas inmunológicos deteriorados, o los que no pueden refugiarse o tienen menos acceso a la atención médica”.
Según Butler, se estaría configurando “un grupo de subjetividades ‘prescindibles’ como resultado de una estrategia de abrir la economía a toda costa. Ese utilitarismo realista está dispuesto a dejarnos morir para que la ‘salud’ de la economía se mantenga fuerte”.
El futuro
Hoy, mientras algunos pensadores como Žižek hablan de una posibilidad de reinventar nuevas formas de comunismo; otros, por el contrario, leen este momento de la historia como una instancia de consolidación del capitalismo a través de nuevas formas de control social.
“Algunos dicen que las desigualdades producidas dentro del capitalismo se intensificarán y otros observan un potencial socialismo radical en las comunidades de cuidado que se han formado. Y puede ser que ambas posiciones tengan algo de verdad”, comenta Butler.
Luego sigue: “Está claro, por un lado, que los pobres, los indígenas, los negros y morenos, las mujeres y las minorías de género tienen mucho menos acceso a una buena atención de salud que los ricos y los privilegiados. En EE.UU. vemos cómo la comunidad afroamericana sufre muchas más muertes que los blancos. Esas muertes reflejan desigualdades sociales y económicas de larga data, como resultado de un modo de capitalismo racial. El número de muertos en Ecuador también es terrible, su caso refleja una política global que habilita que la pobreza y la miseria se conviertan en norma. Pero, al mismo tiempo, hay signos de esperanza”.
Según la filósofa, podríamos estar ante una oportunidad para revitalizar el activismo ecológico. Ahora, “el mandato de permanecer dentro del hogar no funciona para muchas personas —dice—, especialmente para las personas sin hogar, pero también para las mujeres y los niños que sufren abuso y violencia, o aquellas personas solas que están privadas de todo contacto social”.
Elecciones y salud universal
“Es una ironía dolorosa”, dice Judith Butler sobre las bajadas de dos candidatos a las primarias demócratas en Estados Unidos, Elizabeth Warren y Bernie Sanders, quienes insistieron en que la atención médica universal debe ser algo que todos los ciudadanos estadounidenses deben esperar.
“Cada uno de ellos argumentó que entre todas las naciones del mundo estamos entre quienes tienen una visión cruel e injusta donde sólo quienes pueden pagar, merecen recibir atención médica, sólo los ricos merecen sobrevivir”, dice.
“Si alguien está desempleado —ejemplifica—, esa persona básicamente pierde el derecho a la vida a menos que pueda encontrar el dinero para comprar un seguro de salud independiente. Y, sin embargo, si bien tienen un fuerte grupo de seguidores, ni Sanders ni Warren recibieron suficientes votos para ganar la nominación. Y ahora frente a la pandemia, curiosamente, se defiende la atención médica universal, y vemos que la gran cantidad de dinero que el gobierno de EE.UU. está pagando para apoyar la atención médica es más que la cantidad que Sanders y Warren habían afirmado que se necesitaba para una atención médica universal. En ese momento, Joe Biden y otros se burlaron de ellos por pedir tanto dinero, se consideró una demanda exorbitante. Cuando vemos cómo el sistema de salud alemán estaba mucho mejor equipado que el nuestro y que allí hay tantas menos muertes, uno se da cuenta del beneficio que supone establecer la atención médica como una prioridad absoluta para todas las personas”.
¿Qué consecuencias podría traer la pandemia en la carrera electoral estadounidense? Según Butler, “siempre existe la posibilidad de que Trump se autodestruya”.
Dice la filósofa: “Sus puntos de vista escépticos sobre la ciencia, sus mentiras, sus fantasías y sus declaraciones contradictorias hacen que las personas sientan que están siendo gobernadas por un loco. Pero, por su parte, sus seguidores realmente aman la locura. Es una montaña rusa todos los días, y eso les permite sentir una especie de euforia disociada, se identifican con la idea de un hombre en el poder que puede y violará todas las leyes. Es una situación peligrosa pero espero que las personas se unan, a pesar de sus diferencias, para votar contra él. Biden tendrá que crear un equipo que incluya a Warren y Sanders para que el electorado se presente en grandes números. Es comprensible que muchos jóvenes de izquierda estén muy desilusionados con la política electoral, pero tendrán que pensar estratégicamente sobre cómo acercarse a la construcción del mundo en el que desean vivir. Biden no es la respuesta, claramente. Pero un régimen demócrata será mejor que uno republicano”.
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