Quinto hijo de una madre soltera, el cantante y guitarrista John Fogerty conoció al baterista Doug Clifford y el bajista Stu Cook en el St. Mary High School de El Cerrito, una pequeña ciudad de poco más de veinte mil habitantes que da a la costa de California, donde fueron compañeros de colegio.
A comienzos de los 60, cuando eran apenas unos quinceañeros, el trío armó y desarmó bandas hasta dar con The Golliwogs, el borrador más exacto de Creedence Clearwater Revival, donde los tres aprendices acompañaban al hermano mayor de John, el fallecido guitarrista Tom Fogerty.
Eran días de efervescencia a causa de la invasión británica —los Beatles habían arrasado Estados Unidos con su gira de 1964—, cuando los amigos volvieron del servicio militar en 1967 y tuvieron un encontrón con Fantasy, el sello que les imponía tocar música beat, una camisa que a ninguno le quedaba tan bien.
Las leñadoras aparecían más tarde, al año siguiente, cuando grabaron un puñado de canciones más ligadas a las raíces folk, blues y country del sonido estadounidense. Y los cuatro de El Cerrito decidieron reformular todo para fundar Creedence Clearwater Revival, reemplazando a Tom por John Fogerty en la voz principal.
El entusiasmo se sostuvo por apenas cuatro aunque productivos años, en que dieron forma a seis discos de estudio, todos imprescindibles, cuando fundaron una verdadera resistencia frente al avance en Norteamérica de The Rolling Stones, The Beatles y The Who, y sería todo un acierto.
Faro para géneros como el rock sureño, Creedence Clearwater Revival (1968), el disco debut del grupo, mezcló los ritmos tradicionales estadounidenses para despachar temas como “Suzie Q” y “I put spell on you”, pero serían Bayou Country (1969), de la mano de “Proud Mary” y “Born on the Bayou”, Green river (1969) —“Bad moon rising” y “Green river”— y Willy and the poor boys (1969) —"Down on the corner", “The midnight special” y sobre todo “Fortunate son”—, sus tres siguientes álbumes lanzados con apenas meses de diferencia, acaso los mejores momentos de Creedence.
Hijo afortunado
“Yo tenía la misma edad que los soldados que iban a Vietnam y pertenecía a la misma clase media baja que ellos. Era uno de cinco hijos de una madre soltera y me alistaron en el año 1965 cuando tenía veinte años y trabajaba en una estación de servicio. Yo ya tenía el sueño de ser músico. Luego pasé a la reserva y estuve en actividad por 6 meses en el año 1967”, cuenta John Fogerty en sus memorias Fortunate son: my life, my music (Little, Brown and Company, 2015).
Allí habla del origen de una de sus canciones más reveladoras, la que da el título al libro.
“Como todos los jóvenes, tenía miedo de que me enviaran a la guerra. Yo no coincidía con la política exterior del gobierno en cuanto a la guerra. Volví del servicio activo en el momento en que comenzaba el ‘Verano del Amor’ y formé la banda Creedence Clearwater Revival y en el año 1968 grabamos ‘Suzie Q’. El mismo año de los disturbios en la Convención del partido demócrata en Chicago (…) Nixon fue elegido presidente y le mintió al pueblo americano e invadió Camboya, entre otras cosas. Cuando preguntabas ‘por qué estamos peleando’ decían que era por la teoría del dominó, para que los países de Asia no caigan en manos de los comunistas. En realidad la respuesta correcta era para mantener la máquina de guerra andando y los negocios. Sacrificar a toda esa gente y alejarla de sus hogares estaba mal. No podías votar pero te ponían un arma en tu mano y te enviaban a matar”, anota John Fogerty.
Luego sigue: “Muchos comenzaron a desquitarse con los soldados jóvenes que venían de la guerra. Para mí eran hermanos. Yo protestaba contra la guerra pero no contra ellos. Cuando las tropas volvieron a casa, Nixon les dio la espalda. Yo había pensado en estas cosas por un largo tiempo y en cómo los hijos de los senadores y los ricos no eran enlistados. En las convenciones usaban el término ‘hijo favorito’ para los que eran nominados en sus cargos partidarios. El compositor en mí cambió la frase a ‘hijo afortunado’, porque era lo que estábamos viviendo. Cuando ya tenía la melodía fui a mi pieza y escribí la letra en veinte minutos. Fue algo muy personal”.
Algún día que nunca llega
En Wrote a song for everyone (2013), una de las últimas entregas musicales de John Fogerty como solista, donde regurgita los polvorientos temas de Creedence acompañado de bandas actuales, el músico que hoy cumple 75 años se da el tiempo para hablar de la creación de cada uno de sus temas.
Sobre “Someday never comes”, del disco Mardi Gras (1972), el primero sin su hermano Tom a bordo de Creedence, Fogerty detalla: "Cuando escribí esta canción mi vida era muy caótica y mi matrimonio estaba por deshacerse. Mi banda se estaba separando y yo comenzaba a intuir la oscuridad que representaba Fantasy Records, el sello para el cual grabamos”.
Según John, “esta canción se inspiró en la separación de mis propios padres cuando yo era apenas un chico y en la forma en que influyó sobre mí. En ese momento me dijeron: ‘Algún día lo vas a entender’, pero la verdad es que nunca lo harás. Años después yo me vi en la misma situación como padre. La ironía es que fue doloroso e inaceptable".
¿Quién detendrá la lluvia?
Contemporáneos al movimiento hippie, y elogiados por Lennon y Dylan, Creedence consiguió un arrastre tal que los llevó a ser invitados a tocar en el mítico festival Woodstock de 1969, premio a la simpleza armónica y melódica de sus canciones, y sobre todo a letras más ligadas a la realidad que se le presentaba a los hijos de familias trabajadoras, en relación a lo que ofrecía la psicodelia.
El combo era irresistible: country y folk, armonías sencillas y voces potentes y aguardentosas, solos breves, letras realistas y camisas leñadoras, las primeras del rock and roll.
“Who’ll stop the rain”, el noveno track de Cosmo’s factory, habla de ese desconocido episodio de Creedence en el festival de festivales. Según Fogerty, "esta canción se inspiró en Woodstock. Como saben, Woodstock fue un gran encuentro para los jóvenes de mi generación. Entre la lluvia y el barro se me ocurrió que lo que estábamos buscando era un portavoz, un vocero, alguien que hablara por nosotros”.
“A pesar de que la multitud se había juntado para eso, yo volví a casa con la sensación de que teníamos que seguir buscando. Esta canción trata sobre la búsqueda de la verdad", añade.
Solo y a la sombra
Nacido en Berkeley, California, un par de meses antes de los bombardeos atómicos que dieron fin a la Segunda Guerra Mundial, John Fogerty compartía gustos con su hermano Tom, cuatro años mayor, por el sonido pionero de gente como Little Richard y Bo Diddley.
Pero no todo fue encuentro para ambos. Todo acabaría —con Tom— tras la publicación de Pendulum, en 1970, y —el grupo— en Mardi Gras, de 1972, debido a diferencias internas, surgidas al calor de los intentos de John Fogerty por controlar cada vez más los destinos de Creedence.
“Me parece antinatural tocar en un grupo liderado por tu hermano pequeño”, dijo Tom Fogerty, que dejó la banda en 1971 reclamando más espacio creativo en Creedence.
Desde entonces, John, el menor de los hermanos encaró una carrera solista siempre a la sombra de los seis discos que editaron en apenas cuatro años: Creedence Clearwater Revival, Bayou Country, Green River, Willy and the Poor Boys, Cosmo’s Factory y Pendulum.
A finales de los 80, con Tom muerto a causa del sida, John nunca volvió a hacer las paces con sus antiguos compañeros, quienes hasta hoy siguen girando alrededor del mundo echando mano a los clásicos de la banda bajo el alias sucedáneo de Creedence Clearwater Revisited.