Los primeros minutos de Malcolm X, la película que Spike Lee estrenó en 1992, muestran una bandera de Estados Unidos que se incendia al calor del odio, la rabia y la intolerancia, para dejar en pantalla la "X" del título y del personaje. Más de dos décadas después, al final de BlacKKKlansman (2018), el pabellón reaparece y acaba dado vuelta. Que el protagonista de la segunda —John David Washington— sea hijo de su par de la primera —Denzel Washington— ya es algo. Que una película dialogue desde la historia con la otra, así como con otros momentos en la filmografía de Lee, director y coguionista de ambas, habla de un arte superior.

Las imágenes de violencia racial y policial, que tristemente han vuelto a copar los medios en las últimas horas, no son nuevas en Norteamérica. En los años 70, el policía Ron Stallworth (Washington), el primer afrodescendiente de todo el departamento de Colorado Springs, se infiltró y desbarató una célula local del Ku Klux Klan, la organización supremacista blanca formada a fines de la Guerra de Secesión.

John David Washington

Frente a los titubeos de sus superiores porque un afroamericano ingrese a las filas de la organización, Stallworth los persuade con inteligencia: el hombre ha profundizado en una relación telefónica con un líder local del KKK y ahora pretende que un compañero de armas blanco se haga pasar por él en los meetings a los que ha sido invitado.

El compañero es Flip Zimmermann (Adam Driver), un detective de origen judío que no correrá pocos peligros al apersonarse a los encuentros con los fanáticos blancos. No solo dudan de sus intenciones de unirse al Ku Klux Klan y lo hacen pasar por inquietantes pruebas, también le preguntan un detalle no menor: por qué su voz es tan diferente por teléfono.

La química entre John David Washington y Adam Driver es aplastante y entrega un ritmo a una película que nunca es cargante ni discursiva. De hecho, toda la mecánica de los encuentros y las infiltraciones de Ron y Flip en el Klan están lubricadas con un humor contagioso.

Infiltrado en el KKKlan. Spike Lee y Adam Driver

Otro punto alto de la película es la actuación de Topher Grace como el político David Duke, reconocido neonazi y antisemita, otrora máximo jefe del Ku Klux Klan. Spike Lee lo reduce al ridículo más hilarante y buena parte del efecto recae en sus diálogos, muchos sacados de las palabras que Donald Trump pronunció en su campaña presidencial, incluyendo el famoso eslogan "make America great again".

Basada en las memorias del oficial Ron Stallworth, BlacKKKlansman impresiona desde el principio. Una gran toma panorámica, la última de Lo que el viento se llevó, muestra el terreno por el que se moverá la película. Scarlet O’Hara camina entre los soldados heridos de muerte de su querido sur y luego una gran bandera de los confederados llena la pantalla. Es la misma que aún izan y veneran muchos estadounidenses —lo recuerdan ficciones como Get out! de Jordan Peele o las series When they see us de Netflix y Watchmen de HBO— y, por cierto, símbolo de lucha del supremacismo blanco.

Infiltrado en el KKKlan

Inmediatamente después, Alec Baldwin es un político de filiación racista que prepara un spot publicitario llamando a recuperar otra vez la "América blanca, protestante y pura".

Allí dice, con un ímpetu tan inquietante como tristemente actual:

—Hola, compatriotas americanos. Aunque digan que hemos perdido la batalla, no hemos perdido la guerra. Sí, amigos míos, estamos bajo ataque. Puede que ustedes hayan leído sobre esto en sus periódicos locales o lo hayan visto en el noticiero de la noche. Vivimos en una época caracterizada por la difusión de la integración y el mestizaje. El Caso Brown, que nos fue impuesto por las marionetas controladas por los judíos de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, obliga a los niños blancos a asistir a la escuela con los de una raza inferior, y representa el último clavo del ataúd… es el último clavo del ataúd negro de la trayectoria de este país hacia una nación de mestizos. Nuestra vida era buena. Nuestra vida era muy buena hasta que esos seguidores de Martin Luther “Kong” y su ejército de comunistas empezaron a atacar nuestros valores blancos sagrados y protestantes. ¿De verdad quieren que sus preciosos niños blancos vayan a la escuela con los negros? Son unos monos mentirosos y sucios que no se detienen ante nada para lograr su igualdad con los blancos. Y las tácticas maliciosas de los negros, bajo la custodia de los judíos parásitos de alto rango, usan un ejército de bestias negras externas agitadoras del norte decididas a derrocar el dominio de la raza blanca ordenado por Dios e inspirado por la Biblia. ¡Es una conspiración judía internacional!.

BlacKKKlansman (El infiltrado del KKKlan) está disponible en HBO GO.