El fenómeno que se apagó: 13 Reasons Why, la serie que revolucionó el streaming, llega a su fin

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Los protagonistas en el último ciclo, el más breve de la serie. Foto: Netflix

Foco de polémicas en 2017 por cómo representó la muerte de su protagonista, la serie concluye tres años después de su estreno sin la capacidad de haber podido reinventarse con éxito, lanzando su cuarta y más breve temporada, de diez episodios.


“¿Alguna vez nos libraremos de esto?”, pregunta un personaje en el último trailer de 13 Reasons why. Lo demás, sufrimiento, sangre, secretos, ansiedad e incluso un villano que vuelve del pasado. Pero no hay ni un segundo en que se aluda a Hannah Baker (Katherine Langford), el personaje con el que la producción de Netflix nació e impactó hace tres años, en que todos deseaban saber más sobre la chica que dejó 13 razones para haberse suicidado. En su cierre –la ficción se despide con sus últimos episodios este viernes–, la figura en torno a la que se cimentó una de las series más controvertidas del último tiempo no tiene cabida, al menos en la promoción.

Ha habido razones ligadas a la historia: en la segunda temporada el misterio en torno a por qué decidió terminar con su vida se abordó mediante fotos, y ya en el tercer ciclo, el que se ganó los comentarios más negativos, el eje de la trama era otro, siempre con Clay Jensen (Dylan Minnette) a la cabeza del elenco. Pero al mismo tiempo el mayor ruido que ha generado la producción desde la partida de Langford ha sido justamente por Hannah Baker.

Previo al arribo de la tercera temporada, en julio pasado, Netflix informó que junto al creador Brian Yorkey había optado por editar la polémica escena en que la joven se suicidaba, en el capítulo 13 del primer ciclo, eliminando los momentos más crudos. Luego de incorporar advertencias antes de cada episodio y crear el sitio 13ReasonsWhy.info para ir en ayuda de adolescentes que vivan situaciones similares, la medida fue la respuesta definitiva a las críticas que recibió en su estreno, desde instituciones como el Parents Television Council (PCT), que ante el cambio señaló que la plataforma había “reconocido el impacto dañino que el contenido explícito, como la gráfica escena de suicidio en 13 Reasons why, es capaz de causar en los niños”.

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Hannah Baker y Clay Jensen en el primer ciclo. Foto: Netflix

Sin embargo, no era lo que deseaban los creadores en un comienzo. Nic Sheff, editor de la historia, defendía a la ficción mientras el debate estaba álgido en abril de 2017, diciendo que lo que más le enorgullecía de haberse sumado a la serie era “la forma en que decidimos representar el suicidio de Hannah”. Guionista y de joven adicto a la metanfetamina (Timothée Chalamet lo interpretó en la película Beautiful boy, basada en sus propias memorias y en las de su padre), Sheff relató su propia experiencia en un artículo de Vanity Fair y señaló que en este proyecto “vi la oportunidad de explorar temas como el acoso cibernético, la agresión sexual, la depresión y lo que significa vivir en un país donde las mujeres son devaluadas en la medida en que un hombre que se jacta de agredirlas sexualmente puede ser elegido presidente”.

En efecto, en tres temporadas la serie producida por Selena Gomez lo ha abordado todo, pero inevitablemente su relevancia ha ido decayendo con el paso de los años, como si las polémicas y la falta de creatividad para sustituir las preguntas en torno a Baker la hubieran debilitado al punto que su adiós no es ni de cerca el hito más fundamental del streaming de junio. Junto a Stranger things y The Crown es parte de los únicos títulos emblemáticos de drama de la plataforma que aún seguían con vida, y cuesta imaginar en una despedida tibia para alguna de esas dos series, como la que le toca a la producción creada a partir del libro de Jay Asher, con diez en vez de 13 episodios para despedirse.

Tres años después de su estreno, quizás su mayor resonancia no se mida tanto en la cantidad de tiempo en que la ficción se vivió como un fenómeno, sino en la era que parece haber abierto en las series juveniles, en aumento en número y sin temor a ser más diversas y frontales. Euphoria (HBO) debutó hace un año y fue leída como la respuesta de HBO al fenómeno de Netflix, abordando en particular la adicción a las drogas. Con escenas explícitas de sexo y consumo de sustancias, la historia con Zendaya nunca llegó a generar la controversia de 13 Reasons why, como si hubiera aprendido de sus errores.

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Tony, Clay, Caleb y Grace en el noveno episodio de la última temporada. Foto: David Moir/Netflix © 2020

Netflix ha hecho lo propio lanzando títulos sobre adolescentes con cada vez mayor frecuencia. La última es la mexicana Control Z y quizás la más aclamada de este año es la comedia Never have I ever, sobre una chica india estadounidense. Con Katherine Langford en el rol principal, para los próximos meses está anunciada Cursed, la vuelta adolescente y femenina del mito de Rey Arturo. Títulos que se suman a la española Élite o la británica Sex education, todavía con vida por delante. ¿Habrían existido todas esas series sin 13 Reasons why? Probablemente no, aunque tampoco habría que achacarle toda la responsabilidad a un título, pensando en que Riverdale, estrenada dos meses antes que la producción de Netflix, ha marcado un camino, con retorcidas tramas y una quinta temporada ya confirmada.

Un impacto mayor al que seguramente tendrá el cuarto ciclo con el que la ficción de Hannah Barker culminará esta semana, que sumó a Gary Sinise como el terapeuta de Clay y abordará entre sus temas la salud mental de su protagonista. “La serie nació en la oscuridad”, señaló Brian Yorkey a Entertainment Weekly hace unos días, adelantando que “queríamos terminar con una nota de esperanza”.

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