Para 1998, con John Frusciante de regreso en la formación oficial de Red Hot Chili Peppers, los californianos pasaban largas horas en la casa de Flea dando forma a las canciones de lo que sería su disco Californication.
En sus memorias Scar tissue (Capitán Swing, 2016), Anthony Kiedis recuerda que escribió el tema "Emit remmus" ("Summer time" al revés) inspirado en su amistad con Melanie Chisholm, integrante de las Spice Girls.
“Por esa época, las Spice Girls eran un fenómeno arrasador, sobre todo entre las jóvenes, como la hija de Flea, Clara. Incluso cuando iba a Nueva Zelanda, veía que todas las niñas pequeñas de allí se sabían las letras de las Spice Girls y sus bailes. Las canciones eran temas pop bastante buenos, en especial para tener a cinco pinceles con colores distintos cantándolas”, escribe el músico.
Sobre cómo se conocieron, Kiedis cuenta que recibió una llamada de Nancy Barry, mujer fuerte de la discográfica Virgin Records, durante la primavera de ese año. "Me dijo que las Spice Girls iban a Los Ángeles y que las dos Melanies querían salir a pasárselo bien y hacerse unos tatuajes. En calidad de maestro residente de la diversión y los tatuajes, me reclutaron para enseñarles los entresijos de Hollywood".
El cantante de los Red Hot habló con un amigo para que abriese su estudio de tatuajes fuera de horario y las atendiese. "Me hice amigo de Mel C (la deportista) y permanecimos en contacto meses y meses. Estuvo bien, porque pude llevar a Clara al concierto y acercarla al backstage para que conociese a esos personajes increíbles a los que se había pasado el último año adorando".
Spice... ¿girls?
En la biografía de Anthony Kiedis —traducida al español por el sello Capitán Swing—, el músico cuenta que para septiembre de 1998, en el cumpleaños número 10 de Clara, la relación no andaba del todo bien con su padre. "Flea había estado discutiendo por meses y meses con Clara por la música en casa, porque Flea escuchaba Coltrane, y Clara escuchaba las Spice Girls sin parar. Así que Flea decidió que íbamos a hacer una presentación sorpresa en su fiesta de cumpleaños. Le dijo que posiblemente las Spice Girls podrían aparecer en la fiesta. Y, por supuesto, ¡nosotros íbamos a ser las Spice Girls!", cuenta allí.
Luego sigue: "Las semejanzas eran obvias. Flea sería Baby Spice, John sería Sporty Spice. Chris Warren, nuestro técnico de batería, estaba listo para ser Scary Spice, y yo podría ser Posh Spice. Gracias a Dios, Ginger Spice ya estaba fuera del grupo y no tuvimos que llenar sus zapatos".
Con la ayuda de la asistente de Flea, Sherry Westridge, consiguieron la ropa adecuada, además de pelucas y maquillaje. Cada uno —asegura Kiedis— estudió la personalidad y el lenguaje corporal de su Spice Girl, y aprendió sus movimientos de baile. "Incluso ensayamos algunos días", relata el músico.
Cuando llegó el día de la fiesta, Kiedis cuenta que Clara tenía a todas sus amigas adolescentes en casa, "que se morían por las Spice Girls. Estaba todo el mundo especulando sobre la posibilidad de que las Spice Girls aparecieran, porque Clara las había conocido de verdad en el concierto. Así pues, a la hora de la sorpresa estábamos todos arriba en el dormitorio de Flea, dándoles los toques finales a nuestros atuendos, mientras las niñas se encontraban en el salón, una planta más abajo", anota Kiedis.
Luego sigue: "Empezó la música y las chiquillas se pusieron como locas, gritando: '¡Dios mío!' al vernos bajar unas escaleras gigantes e ir divisando nuestros fabulosos disfraces. Entonces, poco a poco, se les empezó a encender una lucecita en la cabecita".
“Un momento, esas no son las Spice Girls. De hecho, ni siquiera son chicas, son chicos vestidos como las Spice Girls. ¡PUAAAJJJ!”.
El día en que los Red Hot Chili Peppers se convirtieron en las Spice Girls, describe Anthony Kiedis, “bajamos tranquilamente e hicimos una actuación impecable, no nos salimos en ningún momento de nuestro papel. Scary Spice era fenomenal, Baby Spice estaba aterrorizando con el hueco en el diente de Flea, y John clavó a Sporty, trabajando en ella por la mañana, al mediodía, y a la noche hasta que su personaje estuvo ahí. Posh era fácil: una chica consumista, distante, creída y narcisista. Hicimos nuestros solos breves con las voces y nuestros bailes. Yo llevaba una falda cortísima, porque usa vestidos muy cortos, pero me olvidé de tener en cuenta que era un hombre y estaba delante de unas niñas. No creo que ninguna se haya repuesto de aquello, porque no nos afeitamos las piernas”.