El escritor Paulo de Jolly, que ayer murió a los 67 años, solía decir que el rey Luis XIV no tuvo ningún poeta en su corte a la altura de un dramaturgo como Racine o Molière, de un fabulista como La Fontaine o de un orador del calibre de Bossuet. Añadía que ese lugar vacante le había sido reservado a él y, coherentemente, el gran tema de su obra fue el siglo XVII francés.

Figura inclasificable de la poesía chilena, Paulo de Jolly publicó sólo dos libros en su vida: Louis XIV (1983) y Príncipes, duques y mariscales de Francia (2003). El primero de ellos es el que le entregó más reconocimiento y se editó tres veces, la última por Ediciones UDP en el 2018, con prólogo del crítico Pedro Gandolfo.

“Era una personalidad muy solitaria en la poesía chilena y no estaba estilísticamente cerca de nadie. Sin embargo, era un gran poeta”, dijo Gandolfo a La Tercera. “Leerlo por primera vez produce una suerte de shock”, agregó sobre el escritor.

De acuerdo a su sobrina Victoria Jolly, el autor falleció “de un infarto al miocardio en su casa de calle Arturo Prat, en la Clínica Santa Inés”. Visitante asiduo al Palacio de Versalles en su juventud (no recordaba el número de veces que fue, pero fueron más de 45), De Jolly pasó los últimos 20 años de su vida en diferentes clínicas psiquiátricas.

De carácter culto, refinado y con sentido del humor (“hasta consigo mismo”, cuenta Gandolfo), De Jolly hizo una de sus primeras apariciones públicas en un encuentro de poesía joven en 1979, donde el escritor Enrique Lihn lo recordaba como alguien “disfrazado de militante de Patria y Libertad”, con gomina, cuello y corbata.

Tras el tópico versallesco que lo ocupó toda su vida, se esconde un gran original. “Aunque el tema de su obra es conservador, él utiliza formas poéticas propias de la modernidad. Eso es una paradoja: en la materia y los contenidos observa hacia el pasado, pero en la forma es absolutamente moderno”, comenta Pedro Gandolfo.

Su funerales se realizarán hoy a medio día en el cementerio de la Ciudad Abierta de Amereida en Ritoque, Valparaíso.