Han pasado casi tres meses desde que el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) cerró sus puertas debido a la pandemia. Durante este tiempo la pinacoteca ha debido reinventarse y potenciar su herramientas digitales para llegar de manera remota a su público.
A Fernando Pérez, director del museo, le preocupa la forma en que cumplirá el calendario de exposiciones, entre ellas una sobre la Bauhaus y otra de Voluspa Jarpa, presentada en la Bienal de Venecia. Además, en septiembre está programado el inicio de las celebraciones por los 140 años desde la fundación del MNBA, en 1880.
“El aniversario del museo siempre lo concebimos anualmente, es decir comenzando en septiembre y culminando en septiembre del próximo año”, dice el arquitecto que dirige la institución desde marzo de 2019. “Como queremos hacer un conjunto de actividades, por suerte lo pensamos así y la idea sería iniciar en septiembre un año de celebraciones con relaciones con otros museos, con publicaciones, con reflexiones sobre la colección. Hay varias cosas y vamos a ver si las podemos llevar adelante”, agrega.
¿Cómo han enfrentado la conexión con el público en este período?
La ausencia de público es traumática para un museo, es como hablar al vacío. Eso se ha enfrentado de dos maneras. Renovando y redoblando nuestra preocupación por los públicos en términos de inclusividad, equidad de género o el acceso a comunidades más marginadas. Lo segundo es que hemos hecho un esfuerzo enorme por estar presentes en línea. El museo se ha movido en sus plataformas permanentes como Surdoc, donde en el caso del museo deben haber casi 5 mil piezas. También hemos activado nuestras plataformas en Instagram o Facebook con campañas específicas.
¿Cuál considera que es el rol de los museos en tiempos de pandemia?
La cultura no es un tema sólo para cuando estamos bien económicamente y darnos un gusto: yo creo que es un tema central. Ese informe de la OMS mostrando hasta qué punto la cultura y el arte son beneficiosos en términos de salud física y mental, demuestra que eso es así. En eso los museos juegan un rol de compañía. Los museos han procurado acompañar a distancia, ofrecer el arte y abrir un mundo para personas que muchas veces están en condiciones difíciles.
¿Están trabajando en protocolos para una futura apertura?
Estamos trabajando en eso con el conjunto de museos e instituciones culturales del Servicio Nacional del Patrimonio. Creo que hay tres lados del asunto. De una parte está lo estrictamente técnico y sanitario: cómo organizamos el público, cuánta gente podemos admitir, cuáles son los distanciamientos necesarios. Hay un segundo aspecto que es cómo recuperamos las audiencias y cómo recibimos a ese público. Y lo tercero es buscar alguna manera de reflejar en las propias actividades algo de ese retorno.
Crisis continua
Aunque en su calidad de Museo Nacional, con presupuesto público, el Bellas Artes no ha visto arriesgada su existencia, sí enfrenta una crisis que comenzó con el estallido social y se extendió con la pandemia. “Sumando son como cinco meses: es medio año. Es muy grave, pero también el tema de las protestas sociales nos ha obligado a replantearnos sobre la inserción social del museo”, señala Fernando Pérez.
¿Qué evaluación hace el museo de ese rol social?
Creo que hay que traer nuevos públicos. El museo, ya sea en los artistas o curadores, ha tenido una sensibilidad para sintonizar con temáticas sociales y públicas. Nuestra tarea es mostrar lo que hacemos y compatibilizar esa sensibilidad a la temperatura social con nuestras colecciones. Esto no es fácil, pero el museo ha mostrado menos de un 2% de su acervo, y creo que deberíamos llegar a un 10%, que por decir un número es el que tiene el Louvre. No podemos mostrarlo todo, pero una cifra razonable es apuntar a un 10% de su acervo.
Pero se requiere de espacio físico donde mostrar esas obras.
Requiere espacio físico y un trabajo curatorial muy importante. Significa construir una muestra permanente, que en el fondo es crear un guión permanente del museo y eso es un trabajo que va a tomar años. Se requiere espacio físico, y hay que encontrar la manera de mostrar nuestras exposiciones más allá de nuestros muros, es decir, aumentar las itinerancias del museo. Para esto se requiere esfuerzo, trabajo y recursos. Esfuerzo y trabajo podemos tener, pero los recursos están difíciles y van a seguir estando difíciles.
¿En qué sentido lo dice?
El museo baila un poco al ritmo de la economía nacional y los recursos del Estado van a ser menores: es algo que nos lo advierten todos los días. Sé que vamos a tener presupuestos austeros. Por eso tenemos que hacer el mayor esfuerzo por sacarle provecho y también hacer un esfuerzo por conseguir recursos privados, aunque si la economía está afectada son siempre más difíciles. Tengo que ser realista y saber que estamos enfrentando un panorama difícil.