Yo creo que una canción tiene que tener emoción. Creo que tiene que tocar alguna fibra que tenga que ver con algún momento de la vida. Algo que es como verdadero y auténtico. Decir las cosas que todos vemos, pero a veces no nos damos cuenta que estamos viendo o sintiendo. Como que le ponen luz a algo que tú no estás viendo, pero sabes que está ahí.
He tenido el interés de poner en las canciones, ya sea desde la perspectiva, la historia personal o colectiva, a las mujeres. Ya sea a celebrar a las mujeres, a desafiar la norma, a mostrar otras facetas, ser rabiosa, ser sexual, ser mamá, no ser mamá. Entonces, a lo largo del tiempo se ha convertido en una parte de mi identidad como artista, consciente e importante, que me enorgullece.
Estoy en una etapa de darlo todo. Yo siento. Como sin miedo y sin vergüenza. Y mostrarse y mostrar mis creaciones, y colaborar y aprender. Y musicalmente en un crecimiento y una exploración súper fuerte y sin reglas. Especialmente porque esta ya es mi vida, esta es mi carrera, está sucediendo. Y también, obviamente, recordar y conectar con el hecho de que la música, mi creación, y lo que yo soy capaz o no de entregar y crear, es como la raíz. Es lo que permite todo esto. Entonces, hay que cuidar eso. Y conectarme a eso genuinamente, sentirme inspirada y buscar maneras de nutrir también ese aspecto visceral de creadora que permite que todo lo demás se construya alrededor.
Siempre tuve y he tenido un impulso creativo. Ya sea hacer canciones o pintar, o dibujar o escribir; creo que el enamoramiento de crear ha sido desde que me acuerdo. Y yo creo que más que las canciones en sí, me gustaban más las palabras, como que tengo un enamoramiento de las palabras. Entonces me gustaba mucho escribir en general, y escribía poesía, escribía cuentos, pero yo creo que era todo muy intuitivo y muy espontáneo. Y no era que me proponía escribir una canción, sino que salía solo. Y tampoco estaba, afortunadamente, juzgándolo. Así es como, “es bueno”, “es malo”, “¿quiero ser cantante o no?”. O sea, no estaba en esa, todavía no tenía eso en la cabeza. Era algo mucho más lúdico y espontáneo, y muy natural. Como que era un medio de expresión lógico para mí. Estar tarareando, inventando y después cuando tuve herramientas, escribir o tocar instrumentos, fui construyendo naturalmente ese camino.
Mi manera de hacer canciones y componer, la base y la esencia sigue siendo la misma. Es una cosa de expresión nomás. Es decir, las primeras canciones que alguna vez fueron conocidas mías, las escribí como diario de vida. O sea, Peces, que salió hace 10 años, básicamente la escribí un día después del colegio arriba de la cama con la guitarra y un cuaderno. Y la escribí porque era como que estaba despechada. Me gustaba una persona y yo no le gustaba. Es muy simple. Pero nunca pensé que esa canción iba a ser una canción que iba a convertirse en una canción que iba a sonar en la radio. Toda mi adolescencia y mi infancia, si bien tuve la suerte de poder explorar realmente mis intereses artísticos, yo creo que la idea de perseguirlos profesionalmente no lo tenía tan, tan claro, no estaba tan articulado en mi cabeza todavía.
Hay momentos de inspiración donde la canción sale de una sentada. Y uno, retroactivamente, se da cuenta de que quizás estuvo cocinando esa idea mucho tiempo o que es un proceso personal que se vino a decantar en una canción. Por ejemplo, la canción Ya no se trata de ti vino de una sentada. Me senté un día, estaba en pijama en el piano, de repente hice la progresión de acordes y fue como... No sé qué condiciones yo creé esa semana para que esa melodía saliera con esa letra. Y me senté, la canté de una y la grabé de una. Hice un demo esa mañana y después, como que tomé un paso para atrás y me escuché cantándola, escuché la letra y como que me dio pena por mí misma. Porque era una canción que hablaba de algo que yo creo que yo incluso no había registrado tanto en mi experiencia personal, en mi cuerpo, en mi mente, como en mi corazón. Y esa canción tuvo la inteligencia de existir sola, como de una sentada.
El rol que tiene la gente o el público es importante igual. Si bien yo siento que compongo partiendo por querer hacerlo para mí, es decir, conectar con la canción, sin duda, a la hora de ya sacar al mundo esa canción, el que exista como en manos de otros y conectando con otros es súper importante. El hecho de que yo pase por algo o se me ocurra algo y esa idea yo la plasme en esta canción, y luego la cante y conecte con otro, hace que esta canción se vaya expandiendo y exista fuera de mí.
Mientras más estoy dispuesta a emocionarme y a estar vulnerable, más emoción le puedo poner a una canción en vivo y más revive esa canción. Conociéndome y no siendo alguien tan híper, híper expresivamente emocional, y siendo un poquito más recatada y privada en mi mundo interno, últimamente estoy dispuesta a sentir más las canciones que estoy cantando. Y fue una liberación igual, porque descubrí que estaba yo presente en esas canciones todo el rato, pero estaba como quizás escondiéndome, porque no quería emocionarme. Porque me daba nervio, porque estamos una sociedad que no está premiando nunca las emociones, que está siempre enseñándote el “contente”, especialmente para las mujeres. Y ahora lo digo así, cada canción que estoy cantando es como una oportunidad de emocionarme y siento que eso es un círculo virtuoso, porque yo entrego eso y se emociona alguien de vuelta, y se genera como un siguiente eslabón de emoción, un siguiente paso de emoción.