El 16 de mayo un país europeo debió haber celebrado su triunfo en Róterdam, la ciudad seleccionada para acoger Eurovisión. Pero el coronavirus suspendió la cita, por lo que este año por primera vez no habrá ganador, y ante eso la comedia Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga asoma como un posible consuelo hasta que en 2021 vuelva el certamen.

Como protagonista y coguionista, Will Ferrell se interna en el popular evento como parte del dúo islandés Fire Saga, que llega de rebote a medirse frente al resto de los candidatos. De cuestionable talento, junto a Sigrit (Rachel McAdams) pasan de su pueblo natal a competir en Edimburgo en el festival, mientras su relación es puesta a prueba. Equilibrando el despliegue escénico con corazón y humor, el filme que llega hoy a Netflix es un particular acercamiento a una cita que se hace desde 1956 y es tal vez poco comprendida fuera del Viejo Continente.

“Como muy pocos de la actualidad, es un programa de televisión que congrega una atención en un público que va desde el adulto mayor hasta los jóvenes, que tiene una relevancia en la industria musical pop europea. También es importante por los cruces políticos. Por ejemplo, cuando lo organizó Israel el año pasado, Madonna hizo un guiño al conflicto palestino-israelí”, dice el columnista de La Tercera Oscar Contardo.

La película de Ferrell, hasta ahora recibida con opiniones divididas, es una incógnita para Contardo, seguidor permanente del festival. “Me causa muchísima curiosidad, porque no creo que los estadounidenses entiendan mucho Eurovisión. Es más fácil entenderlo para un latinoamericano, porque la mayor parte son países muy pequeños”.