En la cabeza de BoJack Horseman

Bojack Horseman
En la cabeza de BoJack Horseman. Ilustración: Leo Camus.

Durante seis temporadas, BoJack Horseman, la primera animación para adultos de Netflix, hizo de la depresión un arte. Raphael Bob-Waksberg, su creador, consiguió edificar un universo propio —habitado por humanos y animales antropomorfos— capaz de cuestionar el mundo del espectáculo, aportando cuotas de humor y drama en igual proporción. Su protagonista, un actor-mitad-hombre-mitad-caballo-caído-en-desgracia, es la clave: un antihéroe que habitualmente cruza la línea, pero que incluso así cuenta con el cariño de los seguidores. Acá, una psicóloga ayuda a entender el fenómeno BoJack.


El rostro de BoJack Horseman refleja dosis compartidas de incredulidad y tristeza. Después de todo, el que está parado al frente suyo es uno de los pocos tipos con los que aún puede contar: Todd Chávez, un entusiasta del sinsentido que suele pasar por alto cada uno de sus yerros. Pero, sospecha, ésta será la última vez: su roommate está desencajado.

—Lo sé y lo lamento. Estaba ebrio y sentía la presión de la campaña por el Óscar —se excusa BoJack, intentando convencerlo—. Pero ahora que ya se acabó…

—No. BoJack, ya cállate —lo frena Todd—. Tú eres todo tu problema. No es el alcohol, ni las drogas, ni las cosas horribles que te pasaron en tu carrera, ni cuando eras pequeño. El problema eres tú. ¿Sí? Eres tú... Mierda. ¿Qué queda por decir?

El mensaje de Todd —en la voz de Aaron Paul— es potente. Atraviesa la pantalla: esta vez parece no solo dirigirse a un cabizbajo Bojack —que por cierto le acaba de confesar que mantuvo relaciones sexuales con Emily, su exnovia—; es, también, un desafío al espectador. El cierre de "It's you", décimo episodio de la tercera temporada, es la esencia de BoJack Horseman: un producto incómodo que continuamente se debate entre la depresión y la felicidad. Y que nos invita constantemente a la reflexión: ¿hasta dónde pueden llevarnos nuestras malas decisiones? En la escena, por ejemplo, observamos el quiebre acaso definitivo de la singular amistad que unía al caballo antropomorfo y al joven de 24 años. Porque la exestrella de Horsing around, una vez más, lo arruinó todo.

De hecho BoJack Horseman, a todos, en algún momento, nos rompió el corazón. El personaje interpretado por Will Arnett encarna al "hombre tóxico": bebe del desencanto, es un adicto, amargado y autodestructivo, que aún persigue los quince minutos de fama que consiguiera protagonizando una sitcom noventera. En cada una de sus desventuras, deambulando por un universo ficticio que cuestiona y se caga de risa en la industria del espectáculo y la cultura moderna, busca reconocimiento para así reconstruir una imagen deteriorada con el paso del tiempo. Pero, además, aprovecha cada escenario para exhibir lo peor de sí mismo: tomar y drogarse hasta la inconsciencia, disparar comentarios hirientes, acostarse con quien se le cruza y dañar a sus más cercanos, solo por mencionar algunas de sus costumbres. En definitiva, correr hacia ninguna parte. ¿Por qué, entonces, un tipo que, sabemos, estuvo a punto de acostarse con una menor de edad; que saboteó el proyecto de su mejor amigo; que revivió las adicciones y propició la muerte de una drogadicta, y que casi destruye la carrera —y la vida— de una actriz, logra tal nivel de empatía e identificación con el público? Otra vez una reflexión que ofrece la serie: ¿cuál es nuestra relación con BoJack Horseman? ¿Por qué, en algún punto, deseamos que le vaya bien? ¿Hay que cancelarlo o perdonarlo?

"BoJack Horseman te hace empatizar porque te cuenta la historia de alguien que ha sufrido mucho y abre paso a su subjetividad y a su sentir más interno. Pese a ello, el protagonista tiende a mantenerse en una actitud pasiva y es poco receptivo a la crítica y el cambio", opina Dalia Wasserman. Acá, la psicóloga de la Universidad de Valparaíso, seguidora de la primera serie animada de Netflix, nos explica cómo funciona la cabeza del mitad hombre mitad caballo, un antihéroe de culto.

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En la cabeza de BoJack Horseman. Ilustración: Leo Camus

BoJack al diván

—A lo largo de las seis temporadas, podemos observar a BoJack como un tipo desinteresado, cargado al desapego emocional y al egoísmo. ¿Cuánto de eso se vincula a su familia disfuncional, al poco —o nulo— apoyo de sus padres y a las experiencias previas que vamos conociendo?

—Los vínculos formados en primera instancia y con nuestras figuras de apego moldean, de cierta forma, nuestros patrones de relación. Dichos patrones están influidos por la historia de vida de nuestros cuidadores, de sus estrategias relacionales y, por supuesto, por factores sociales como el contexto sociopolítico, género, raza, su clase, entre otros. En muchos casos, cuando los niños buscan ser regulados, y no cuentan con cuidadores sensibles a esta necesidad, por las razones que sea, comienzan a incorporar la idea de que no existe otra persona disponible en el mundo para ayudarlos a entender y expresar dichas emociones, por lo que se enfrascan en ello, en un mundo confuso y lleno de estímulos. Tienden a generar desconfianza en los demás y no vincularse emocionalmente. Una persona con esa historia vital podría crecer entonces con ese patrón relacional, que implica no apreciar a los otros como sujetos con los que se pueden vincular. Evitan expresar sus emociones y, finalmente, no se vinculan o lo hacen con gran dificultad. Esto podría darse o no, porque nos han impuesto la idea hegemónica de que solo nuestros padres pueden cumplir este rol, cuando en nuestra trayectoria de vida conocemos muchas personas que van enriqueciendo o modificando nuestros afectos. Creo que cualquier momento de la vida es adecuado para cuestionar la emocionalidad propia, y tomar responsabilidad afectiva.

—BoJack sostiene una relación terrible, “tóxica”, con su madre, Beatrice. Es a ella a quien percibe como la responsable de todo el daño que acumula. ¿Qué sería lo más recomendable respecto de este tipo de recuerdos y del peso que guarda de estas relaciones?

—A quienes han vivido eventos dolorosos, les es muy valioso entender que los recuerdos quedaron atrás y que ya no los pueden dañar, que pueden aprender a mirarlos desde otras perspectivas. Solemos etiquetar a las personas que han sobrevivido a eventos traumáticos, como víctimas de algo que siempre va a determinarlos, sin embargo, lo más liberador en estos casos es diferenciar a la persona del suceso y limitar el poder que éste tiene sobre ella. Esto le permite ver su identidad y su historia, fuera del evento, con sus virtudes y defectos. BoJack fue maltratado, vivió un suceso traumático, sin embargo, vive en una actitud pasiva frente a sus interacciones sociales.

Todd se pasea feliz por la casa. Hace tan sólo unos minutos, sorteó la que tal vez es una de sus aventuras más estrafalarias: el proyecto ópera-rock, que diseñó codo a codo con BoJack, conmovió a Virgil Van Cleef, reputado crítico que le ofreció presentarla ante unos inversionistas. BoJack, sin embargo, acaba de caer en que perderá eventualmente a su única compañía.

—¿Te vas a mudar? —le pregunta, disimulando su preocupación.

—No tendrás que gritar: "¡Todd, saca tus porquerías!" —responde emocionado el joven—, o "Todd, ¿por qué aún no sacaste tus porquerías?", o "Todd, ¿cómo se llama el tipo de Dos perfectos desconocidos? No Bronson Pinchot, el otro".

Lo que no imagina Todd es que BoJack, desde ya, planifica una estrategia para evitar su partida, aunque eso signifique sabotear el sueño de su vida. Tras fracasar en su primer intento, persuadiendo a Princess Carolyn, y a sabiendas de una vieja historia que involucraba a Todd con un videojuego, el Decapathon, construye una escena donde su roommate consigue la séptima y flamante versión, en oferta, a pocas horas de la presentación. BoJack, sabía, Todd no podría resistirse: dedicó íntegramente su noche al gaming y no fue capaz de interpretar su ópera. Un fracaso que esconde al BoJack más calculador y que revela, quizás por primera vez, su maldad.

—¿Qué podría explicar el que BoJack dañe constantemente, de manera sentimental, a sus más cercanos? Solo por dar un ejemplo, cuando en la primera temporada sabotea el éxito del proyecto ópera de Todd...

—Detrás de ese sabotaje o de los actos que dañan a sus seres queridos, hay un gran interés por vincularse con ellos, que no visibiliza o del cual no quiere responsabilizarse afectivamente. Porque implicaría, por ejemplo, hablar de lo que siente. En varias ocasiones, durante la misma serie, BoJack reflexiona acerca de cómo evitar sus afectos, por lo que recurre a estrategias bastante dañinas para afrontar esas situaciones. Tanto para él, como para el resto.

—BoJack parece darse cuenta de esas características negativas que hemos mencionado -egoísmo, desapego emocional, relaciones superficiales- pero no las reconoce. Trata de controlarse, pero igualmente cede ante sus propios deseos y termina arrepintiéndose, y así una y otra vez. ¿Por qué sucede esto?

—En la serie podemos ver que BoJack incurre en conductas de riesgo como ingerir alcohol y drogas en cantidades perjudiciales. También construye relaciones de manera poco responsable y transgrede límites. No reflexiona sobre su actuar y suele ser impulsivo. Existe un marco social y político que avala y construye este estilo de vida, sobre todo en el caso de los hombres, a quienes se les impone esa impulsividad y las conductas de riesgo como elementos centrales de su identidad, poniendo en juego su masculinidad construida socialmente. El omitir el plano afectivo, el cual se asocia a debilidad, al terreno perteneciente a lo "femenino", también es parte de esta imposición cultural. Sin duda estos discursos atraviesan la construcción personal de BoJack. Estamos acostumbrados a ver sujetos así, como sociedad normalizamos y validamos ese actuar, por lo que se nos hace coherente que recurran a conductas irresponsables aunque les produzcan malestar a ellos y a su entorno.

Bojack Horseman
En la cabeza de BoJack Horseman. Ilustración: Leo Camus

—A BoJack nos lo presentan como un tipo aferrado a un pasado glorioso, con problemas de autoestima y muy autocompasivo, pero aun así parece ser exitoso. O al menos más que el promedio: es millonario, la gente aún suele reconocerlo, pero él se siente una víctima, sin importar el éxito —por ejemplo, cuando asume el rol de Secretariat—. ¿Cómo es posible combatir este escenario?

—Eso es muy cultural. Demuestra que vivimos en un contexto machista y capitalista, donde los hombres heterosexuales pueden triunfar si caen dentro de ciertos estereotipos, pero al costo de explotarse a sí mismos y llevarlo al límite constantemente. Estos estilos de vida son cómodos en cuanto traen reconocimiento y validación, pero implican un desgaste relevante. La forma de combatirlo, es cuestionando y deconstruyendo, tanto en los espacios personales, como en las interacciones con los otros.

—¿Qué? —responde de pronto, enojada, la estrella pop.

—Gracias a Dios que estás bien...

—No estoy bien. Estoy aburrida.

Fue un aviso, acaso una premonición. BoJack Horseman y Sarah Lynn, compañeros en Horsing around, están recostados sobre la cama en la habitación de un hotel. Será el penúltimo paradero de un periplo autodestructivo, marcado por el consumo en cantidades absurdas de alcohol y drogas duras. También por los viajes: husmearon la casa de Mr. Peanutbutter y Diane, visitaron a Penny e incluso aterrizaron en una reunión de Alcohólicos Anónimos. Ahora, tras la premiación de los Óscar, donde Sarah Lynn se lleva la estatuilla a Mejor Canción Original, la hija de BoJack en el set de Horsing around se desahoga:

—BoJack, no me gusta cómo soy —comienza en uno de los discursos más tristes que presenta la serie—. Esta no soy yo. Estas tetas no son mías. Esta casa no es mía. Solo uso esta camiseta porque una empresa me pagó $8000 por usarla, y ni siquiera necesito el dinero. Solo me gustó que alguien quisiera que ocupara su camiseta. ¿Qué debo hacer? No sé qué hacer. ¿Estamos ambos condenados? ¿Estamos todos condenados?

Para animarla, BoJack la invita al planetario. Parece lograrlo: Sarah Lynn, con la cabeza apoyada en su hombro, admite querer ser arquitecta. BoJack, por su parte, sigue hablándole, como si se tratara de un padre: "No importa qué hicimos en el pasado, o cómo nos recordarán. Solo importa el presente, este momento. ¿Verdad, Sarah Lynn?". Pero ya no consigue respuesta: su compañera acaba de morir por sobredosis.

—Un aspecto importantísimo, respecto a las relaciones interpersonales que sostiene BoJack, es que suele involucrarse con mujeres menores (y, por lo general, no terminan bien, les hace daño, como en el caso de Sarah Lynn o el caso de Penny en Los Ángeles). ¿A qué podría deberse esta situación?

—Involucra aspectos personales y sociales. Por un lado, existe una relación de poder, culturalmente impuesta, entre hombres y mujeres, que se incrementa cuando existe una diferencia etaria de esa magnitud. Quien está en una posición de jerarquía debe limitar su actuar, haciéndose cargo de esa posición. Pero BoJack se percibe como un ente pasivo y no logra problematizar las consecuencias que tienen sus actos sobre los otros.

—¿Qué percepción tiene BoJack sobre las mujeres?

—La serie refleja la subjetividad de un hombre construido socialmente desde la hegemonía, que además carga con un historial de vulneración a sus derechos por parte de sus padres. Pareciera que para él, tiene más peso el rol que juega su madre y tiende a recordar constantemente esta relación, quizás precisamente por ser una figura femenina. Por un lado, como parte de una sociedad patriarcal, espera de ellas que tomen un rol de cuidadoras en el sentido emocional y en el sentido práctico. Por otro lado, cosifica e invisibiliza constantemente su sentir. Tiene diversas creencias asociadas a cómo se debe desarrollar un vinculo sexoafectivo heterosexual. Además, busca suplir ciertas carencias emocionales y afectivas asociadas a su historia, sin embargo, no logra llega a la intimidad debido a su tendencia al desapego.

—¿BoJack se odia a sí mismo?

-Vivir como se ha descrito anteriormente es de alguna forma odiarse. Odiarse en el espacio más íntimo y personal, y pasarlo por alto.

—Durante la última temporada, tras intentar rehabilitarse —y seguir fallando—, BoJack parece finalmente "soltar" a las personas que tanto quería y a las que tanto daño les hizo: Princess Carolyn o Diane, sin ir más lejos. ¿Es lo recomendable para un tipo con estas características? Daría la impresión que, sin ellas, por ejemplo, quedaría realmente solo.

—Si bien no es recomendable para nadie perder su red de apoyo, BoJack siempre ha mostrado capacidad para atraer gente a su vida, y creo que parte de sus problemas relacionales era cargar a otras personas, particularmente mujeres, con sus problemas. Desde una perspectiva muy personal, no es labor de ninguna de ellas seguir sosteniendo sus subjetividades. El final de la serie se podría interpretar como la instancia que crea el personaje para realizar un cambio en su vida, que implicará tomar protagonismo en la resolución de sus dificultades.

Diagnóstico

—¿Cuál es el tratamiento o terapia que debería seguir un paciente con las características de BoJack Horseman?

—Hacer esa separación entre su historia y cómo lo determina, quien es hoy y los errores que ha cometido. Sería relevante potenciar una identificación y expresión emocional adecuada, o más que adecuada, que le haga sentido y no dañe a terceros. También sería importante trabajar en sus formas de vinculación, tendientes a evitar, lo que le aportaría en el proceso de aprender a vincularse y ser responsable afectivamente. Por otro lado, abordaría su control de impulsos y tolerancia a la frustración, las cuales se relacionan con lo anterior y lo invitan a reflexionar sobre su sentir. Y creo que toda terapia debería incluir un cuestionamiento de los ejes de opresión con el género, la raza, la edad, entre otras, puesto que su historia está cruzada por ellos y explica parte de su actuar.

—¿Cuál sería tu diagnóstico sobre BoJack Horseman?

—BoJack posee síntomas asociados al trastorno ansioso y del ánimo. Se le suma lo que podría tipificarse como consumo problemático o dependencia al alcohol y sustancias. Estos trastornos se caracterizan por rasgos de ansiedad, impulsividad, baja tolerancia a la frustración, y afectación al ánimo con una baja de éste. También, sensación subjetiva de malestar, ideas negativas asociadas a sí mismo y, en ocasiones, al resto. El consumo problemático o dependencia se genera cuando dicho consumo interfiere en la funcionalidad de la persona y/o genera una dependencia fisiológica a la sustancia. De todas maneras, existen muchos otros factores que podrían explicar el comportamiento socioafectivo del protagonista, y creo que lo valioso es cuestionarlo y comenzar a modificar nuestras estructuras sociales.

—¿Por qué uno tiende empatizar con un personaje como BoJack Horseman? Un tipo que hizo daño, que casi abusa de una menor, que incita a menores a tomar alcohol, que intenta asesinar a su ex en el set.

—Se entiende a propósito de que la serie muestra su subjetividad y devela finalmente que él, tal como todos, es producto de un sistema social-cultural perverso que determina nuestros actos y sentimientos a propósito de quienes somos. Toca la fibra que tenemos y nos recuerda los diferentes tipos de opresión que existen, como el adultocentrismo y maltrato que vivió de joven. Sin embargo, hay que hacer la reflexión a la que invita la serie: ¿somos capaces de diferenciar el límite entre lo que determina nuestra historia y nuestra opresión, y el punto en que empezamos nosotros a oprimir desde nuestras posiciones en la sociedad?

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