Una ciclista se pasea por un Hollywood Boulevard insólitamente vacío. Las tiendas de souvenirs están cerradas, las calles apenas acogen personas y los lugares más icónicos de la avenida tienen la cortina abajo. Recorre el Paseo de la Fama, el Teatro Chino y luego el Dolby Theater, la cuna de la ceremonia de los Oscar. Todos desaparecieron, advierte quien narra la historia, la australiana Cate Blanchett, ganadora de dos estatuillas doradas. La imagen tomada por un dron es quizás el testimonio más impactante del corazón de las películas de Occidente golpeado por el coronavirus, una radiografía de un lugar paralizado y alterado para siempre.

En parte esa parece haber sido la idea de la directora estadounidense Ana Lily Amirpour luego de ser llamada para hacer un cortometraje desde su casa, en Los Angeles. Premisa que de alguna manera cumple porque ella misma es la ciclista que protagonista el filme de diez minutos, Ride it out (Déjalo salir), y gran parte de las imágenes de la cinta fueron tomadas desde el cielo, a mediados de mayo. Según se señala al final, fue realizado “siguiendo los protocolos sanitarios de la autoridad local”.

Viaje al final de la noche, el corto dirigido por el italiano Paolo Sorrentino. Fotos: Netflix

Es el mismo pie forzado con el que fueron convocados otros 16 cineastas, parte de Homemade (Hecho en casa), la colección de cortos que hoy estrena Netflix. Liderada por Pablo y Juan de Dios Larraín, de Fábula, junto al italiano Lorenzo Mieli (The Apartment), la serie es un viaje por casas de directores, ejercicios autobiográficos e historias armadas a velocidad crucero. Comedias, dramas y relatos que colindan con el terror y la fantasía. Verlos de corrido toma dos horas y media, y la experiencia probablemente cobra más urgencia para los espectadores que siguen en el encierro y observan el desconfinamiento con distancia.

El realizador francés Ladj Ly (Los miserables) mira en pasado la imposibilidad de abandonar su hogar, al plantear que París pasó 55 días en cuarentena y que su filme se centra en uno de los barrios más afectados por la enfermedad. También en Europa, por autoría del cineasta italiano Paolo Sorrentino, se reúnen en un Vaticano ficticio las figuras en miniatura del papa Francisco y la Reina Isabel II para hablar de ver The Crown, tangencialmente del celibato y de su mirada de un mundo sometido al encierro.

Incluye un par de cameos muy llamativos, pero todo fue hecho en modo casero. Suma desde las voces de los actores Javier Cámara y Olivia Williams como los protagonistas, a la valiosa contribución de la propia familia del director de La gran belleza y The young pope, a quienes les agradece por su apoyo en los créditos.

Refugio frente a la pandemia, el núcleo familiar es crucial para los cineastas que armaron sus cortos ante las medidas de distanciamiento social. De los 17 títulos que conforman la colección, al menos un puñado incluye a sus propios hijos al centro de la historia. Retratos que van desde niños pequeños a adolescentes, como la hija del escocés David Mackenzie (Nada que perder), quien cerca de cumplir años en cuarentena, lamenta que “no estoy lista para tener 16”.

Peter Sarsgaard protagoniza Penelope, de su esposa Maggie Gyllenhaal.

Kristen Stewart, próxima protagonista de la película de Pablo Larraín sobre Diana de Gales, se dirige a sí misma en Grillos, donde desde su hogar en Los Angeles interpreta a una mujer que solo pide un poco de descanso. Un verdadero testimonio del agobio acumulado desde marzo.

No es fácil vivir el encierro, pero hay espacio para que se filtre la comedia. El mismo Larraín imagina a un hombre (Jaime Vadell) que contacta por videollamada a un amor del pasado, una mujer interpretada por la argentina Mercedes Morán, quien luego da paso a otras figuras nacionales, como Delfina Guzmán y Coca Guazzini. También en relación a la tecnología, la directora zambiano-galesa Rungano Nyoni (I am not a witch) crea la historia de la ruptura de una pareja en un departamento y elige contarlo a través de chats, emojis y fotos.

Quizás quien recoge y transforma de manera más radical las condiciones que se viven actualmente es Maggie Gyllenhaal. Desde la óptica de un hombre (el actor Peter Sarsgaard, su esposo) y lo que se cuenta en una radio, la actriz de The deuce muestra un mundo agonizante, donde las muertes se cuentan en millones producto de una catástrofe que implica el sistema solar.

No menos sofisticado es el ejercicio de Sebastián Lelio, quien crea un musical con la actriz Amalia Kassai (Helga & Flora) como protagonista, una mujer que se mueve en los rincones de lo doméstico cantando sobre lo delirante del encierro, mientras late un descontento que trasciende la pandemia.

Sebastián Lelio dirige a la actriz Amalia Kassai en su musical Algoritmo.

Siempre desde su casa, el director convocó al músico alemán Matthew Herbert, con quien ya había trabajado en sus últimas tres películas, incluyendo Una mujer fantástica, y a su montajista habitual, Soledad Salfate. Esta última también editó el corto de la mexicana Natalia Beristáin, hecho en Ciudad de México y centrado en su hija, quien canta “La petaquita” de Violeta Parra y mira a la distancia a sus amigos.

Desde la ciudad japonesa Nara a Nueva York, muchos fueron hechos con celulares, varios desnudan el momento de las vidas de sus autores y todos intentan conectar con el sentimiento que vive el mundo. El miedo, como dice Cate Blanchett en el corto que participa, “una sensación desorientadora que te da la perspectiva”.