“En serio, ¿nunca has fumado hierba?”: Steven Tyler y el genio de Frank Zappa
En sus memorias roqueras ¿Acaso molesta el ruido que retumba en mi sesera? (Malpaso, 2014), la voz de Aerosmith recuerda la mezcla de abstinencia absoluta y talento desbocado del fallecido músico tras The Mothers of Invention, desde una pregunta capciosa: “¿Cómo mierda escribió Over-nite sensation o Weasels ripped off my flesh?”.
Antes de divagar sobre la correcta masturbación masculina o la razón de por qué bebería un galón de orina de Pamela Anderson, en un breve pasaje de las más de cuatrocientas páginas de sus memorias ¿Acaso molesta el ruido que retumba en mi sesera? (Malpaso, 2014), Steven Tyler intenta descifrar el genio de Frank Zappa.
En un libro sin filtros ni paliativos, salpicado de revelaciones y elucubraciones sobre el rock, el líder de Aerosmith comienza recordando los fugaces años 70, cuando un grupo como los New York Dolls tenían fama de ser los más exagerados.
“Es ciertos que los Dolls se habían lanzado a la estratósfera y más allá, pero nosotros habitábamos nuestra propia órbita en ese aspecto”, anota Tyler sobre los días de Rocks (1976) y Draw the line (1977), donde reconoce que su mente vagaba por el lado oscuro de la luna, como dice Clapton en el documental del concierto por Bangladesh.
“En aquella época todos los miembros de la élite del rock vivían al límite, como salidos de un Zap Comix, exceptuando a Zappa, que puede que tuviera un pie en la estratósfera y más allá, pero el otro estaba firmemente plantado en la escuela realista de Carl Sagan”, describe el cantante.
“Una vez hablé con Frank por teléfono; me habían dicho que era abstemio. Se decía que reservaba todo un piso de habitaciones para aquellos que compartían su pasión”, cuenta Tyler y enseguida reproduce el diálogo entre ambos.
“‘¿De qué mierda hablas, Steven?‘, me dijo, ‘no tengo ningún problema con las drogas; ¡nunca he tomado drogas!’. ‘¿Qué?’, dije atónito. ‘En serio —proseguí—, ¿nunca has fumado hierba?’. Y entonces pronunció un enfático no”, apunta.
“Quién hubiese imaginado que el Mother of Invention no tenía la más mínima intención de bailar con Leary, intercambiar saliva con Kesey, o… si alguien me dice que él nunca… jamás… hizo el amor dulcemente a Don Juan, el guerrero yaqui de la tribu del botón de peyote”, escribe Tyler, “entonces ¿cómo mierda escribió Over-Nite Sensation o Weasels Ripped Off My Flesh? Aquello fue un toque de atención para un tipo cuya imaginación a lo Alice B. Toklas brotaba del mismo terreno que el de los alucinados trovadores de los sesenta”.
Luego concluye: “Pensaba que era uno de nosotros: los extraviados, los malditos, los definitivamente únicos. Lo era, solo que no tomaba nada”.
“¿Por qué me parecía tan extraño que Zappa escribiese prosa musical tan eufórica… y que esta no la estimulase alguna sustancia narcótica euforizante que le hubiese ayudado a llegar hasta ahí?”, se cuestiona el líder de Aerosmith.
E intenta una respuesta a la distancia: “Aunque jamás hubiese tomado drogas —en el sentido literal de esnifar, aspirar o ingerir—, Frank Zappa sentía el amor. El amor ES una droga —lo sabía antes de que Bryan Ferry me lo dijera—. Frank sentía dolor, angustia y tristeza, y esas son también en cierto modo drogas”.
Entonces Steven Tyler desarrolla una pequeña idea.
Cuando sientes terror extremo, asegura, tu cuerpo libera drogas como endorfinas y adrenalina, “y fíjate en la estructura molecular de la adrenalina. Está a cuatro pasos de la de la cocaína. Las endorfinas, a cuatro pasos de la heroína”, compara en las páginas de ¿Acaso molesta el ruido que retumba en mi sesera?
Luego cierra: “Aquello fue una revelación para mí. Frank se drogaba únicamente con música. La creencia de Lao Tzu es que no son las paredes sino los espacios entre las paredes lo que define una habitación. ¡GUAU! Pues yo creo que no son las notas, sino los espacios entre las notas, lo que define una canción.
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