Hablar de Ennio Morricone (10 de noviembre de 1928, Italia) es dedicar palabras a una de las figuras más importantes del cine y la música contemporáneos.
El compositor de las bandas sonoras de películas como La misión, Érase una vez en América, Cinema Paradiso, La leyenda del pianista en el océano, las pertenecientes a la Trilogía del Dólar, entre tantas otras, este año realizó su gira de despedida, finalizando con un concierto el 29 de junio en Italia.
En esa misma línea, como parte de sus últimas actividades de su carrera, el ganador de dos premios Oscar comenzó en enero de 2013 una serie de conversaciones con su colega Alessandro De Rosa. Esas charlas, que duraron un par de años, derivaron en la primera y única biografía del emblema de la música del cine, que lleva por nombre En busca de aquel sonido (Malpaso ediciones).
A diferencia de muchas biografías de músicos, que hablan de hechos extramusicales (aunque no dejan de tener importancia), Morricone se da el espacio para hablar de música tal cual. Tanto de su participación en películas, detallando cómo trabajó conceptualmente y mancomunadamente con los directores; como las reflexiones que hace del arte en sí mismo, planteando el concepto del homo musicus; hasta lo más técnico, especificando cómo inicia sus composiciones.
Y si nos vamos a lo más básico, ¿qué es la música para un compositor de su talla? "¿Qué es la música? Quizá jamás podrá encontrarse una única respuesta, pero la pregunta siempre ha tenido, y sigue teniendo, una gran importancia filosófica. Tal vez 'hacer música' responde a una necesidad humana todavía más profunda que la creativa: guarda relación con la necesidad de comunicar", asegura.
La conversación entre Morricone y De Rosa lleva a ambos a situarse más atrás, en los orígenes de la humanidad. "Hace mucho tiempo, quizá un antepasado nuestro descubrió cómo emitir sonidos por medio de las cuerdas vocales y a modular poco a poco, de forma cada vez más precisa, su entonación, hasta transformar un día el grito en canto", relató el hombre tras la música de Cinema Paradiso. "La voz produce por sí misma una melodía, incluso cuando la utilizamos para hablar. Obviamente, no podemos estar seguros, pero yo veo nacer la música con ese hombre, con ese antepasado, que a veces he bautizado como Homo musicus", añade Ennio.
En el diálogo que ambos sostienen, Morricone prosigue haciendo analogías que llevaron, de acuerdo a su teoría, al humano (o sus antepasados) a descubrir nuevas sonoridades, características y formas de empleo más allá del de comunicar.
"El corazón humano tiene un latido más o menos regular y el golpeteo de una percusión puede convertirse en una llamada musical comprensible para cualquiera. No es casual que mucha música primitiva esté basada en las percusiones y en los cánticos", complementa en la senda anterior Morricone.
Por lo mismo, quien se inició en la música como trompetista asevera que "en los momentos más importantes de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, tanto en la vida militar como en la religiosa, la música ha ampliado los valores, exaltado los sucesos importantes, ofrecido una aclaración sensual, exterior, y más aún interior, de lo que el hombre siente en su espíritu".
Pese a ser algo tan universal como la comunicación, Morricone no cree que la música se trate de un "lenguaje universal". Para él "la comunicación se basa en parámetros completos y variados que, en gran parte, son culturales y, por tanto, se limitan a una zona geográfica y a una etapa histórica, tal y como ocurre con las lenguas, que son diferentes en cada época y en cada región del mundo".
Ahí es donde el legendario compositor introduce la figura de los "condicionantes". "El compositor está determinado por su propia cultura musical, por los hábitos y por los estilos que practica y que ha desarrollado a lo largo de sus estudios y de su experiencia", afirma el Maestro, quien de paso destaca las experiencias como usuarios y las diferencias de percepción y valoraciones de una obra o un artista entre dos personas que comparten en una misma cultura.
“En cualquier caso, hasta el compositor más libre se remite a praxis más o menos consolidadas a lo largo del tiempo, ya sean géneros, formas, orquestas o técnicas de escritura”, cierra Ennio Morricone, que este domingo cumple 91 años.