Se ha dicho que la historia es cíclica, que lo que hoy atraviesa el mundo no es tan nuevo y que volvemos a experimentar una paradoja repetida en antiguas guerras y catástrofes: ante un presente agobiante, la humanidad se refugia en su pasado al tiempo que la tecnología avanza más rápido para acercarnos al futuro. Una dualidad por la que también transita la paralizada industria de la música en vivo, desde marzo sostenida a punta de archivo y nostalgia pero también de experimentos que hasta hace poco parecían propios de la ciencia ficción.
Esa sensación dejó el último concierto de Jean-Michel Jarre, el visionario músico francés que el pasado 21 de junio logró lo imposible: congregar a miles de personas en el mismo lugar sin violar ninguna restricción sanitaria. Una proeza concebida desde la realidad virtual, donde el autor de Oxygene se transformó en un avatar y diseñó su propio teatro digital para montar un espectáculo transmitido en tiempo real en 2D y 3D.
Para aquellos que contaban con visores de realidad virtual la experiencia fue aún más realista, como sacada de la película Ready player one: durante cerca de una hora y usando avatares, el público bailó al ritmo de Jarre, interactuó con otros asistentes e incluso pudo consumir “drogas” virtuales que alteraban los colores de la pantalla. Todo esto desde sus casas, respetando cualquier tipo de cuarentena y distancia social.
“Las realidades virtuales o aumentadas pueden ser para las artes escénicas lo que fue para el teatro la irrupción de cine: una nueva forma de expresión facilitada por las tecnologías”, dijo el francés sobre el espectáculo, bautizado como “Alone together”.
Aunque Jarre no está solo en esto: cuatro días después el cantante estadounidense John Legend hizo algo similar con un recital donde, tanto él como la audiencia, compartieron en un mismo universo digital y animado. Una experiencia en vivo muy distinta a la que el propio Legend había realizado en marzo, en uno de los primeros shows desde el living de la casa de esta pandemia.
Detrás de esta nueva tecnología está Wave, compañía que en las últimas semanas produjo conciertos de la cantante Tinashe y la violinista pop Lindsey Stirling, presentados como una experiencia “inmersiva y segura” que va mucho más allá de los tradicionales shows por streaming, donde el público realmente interactúa entre sí y con los artistas.
Una mezcla de realidad virtual, estética de videojuego y transmisión online, inicialmente sólo dirigida a usuarios con equipos de realidad virtual -como Facebook Oculus- pero ahora disponible desde cualquier dispositivo bajando una aplicación. “Con la cancelación de los conciertos nuestra propuesta de valor se ha vuelto más clara que nunca”, dijo a Rolling Stone Adam Arrigo, CEO de Wave.
Marcas interesadas
Desde que en 1996 Jamiroquai denunciara “la locura virtual en la que vivimos”, en un video en 360 grados y un disco de profético título (Travelling without moving), la música en vivo superó casi cualquier fantasía. Ya no se trata sólo de shows con hologramas o conciertos en autocines, sino de la posibilidad de participar de un recital dentro de un videojuego real, como el que presentó Travis Scott en abril, en un nuevo hito tecnológico empujado por la pandemia.
La comentada presentación del rapero -estrella del postergado Lollapalooza chileno- al interior del universo Fortnite, uno de los juegos más populares de esta década, juntó a 12 millones de espectadores y demostró que la realidad virtual es también una opción atractiva para las marcas. De hecho, el concierto de Legend fue el primero de Wave que contó con auspiciadores, como la revista People y Yamaha. Además, el mes pasado, la firma anunció alianzas con el sello Warner y Roc Nation -la productora de Jay-Z- y nuevos financistas como Scooter Braun, el poderoso mánager de Justin Bieber y Ariana Grande.
La tecnología sigue sumando interesados: el viernes y sábado pasados la suspendida edición 2020 del festival británico Glastonbury transmitió cerca de 50 shows online de artistas como Fatboy Slim y Carl Cox dentro de un mundo virtual. “Al crear una plataforma digital para experimentar de una nueva forma el arte y la música, estamos a la vanguardia en la creación de una próxima generación de entretenimiento en vivo”, dijeron los organizadores.