Tus viejas cartas de principio a fin: la historia de amor del hit de los Enanitos Verdes
Todo comenzó con unas clases de guitarra. Una tía de Marciano Cantero lo contactó para que le diera clases de guitarra a la hija de una amiga de ella. La conexión entre ellos fue tan fuerte que, después de tres décadas separados, bastó un mensaje por Facebook para reavivar la llama.
Lo que comenzó con misivas en papel y lápiz para Marciano y Viviana, evolucionó en mensajes escritos gracias a un teclado y pantalla a través de la red social Facebook. Si bien la forma de comunicarse cambió en los 34 años que pasaron distanciados, el sentimiento es el mismo que a mediados de los 80.
Horacio Eduardo Cantero -a.k.a. ‘Marciano’, líder de los Enanitos Verdes- y Viviana, protagonizan una historia romántica que se viralizó los últimos días no solo por ser prácticamente una rareza, también porque inspiró una canción ícono de la década de los 80.
La tristeza, nostalgia y el amor aún latente, se perciben fácilmente en cada verso de Tus viejas cartas. Y cómo no, si transformó el dolor de la separación en una canción conocida a nivel latinoamericano por diversas generaciones. Pero vamos al comienzo.
La nena de diecisiete
Según relató Marciano Cantero, hay dos momentos de su vida que recuerda vívidamente. El primero corresponde al kínder, cuando una profesora le mostró un piano acústico cuyo sonido lo maravilló. El segundo, fue al día que conoció a Viviana.
Fue gracias a su Tía Lila que Cantero -de 21 años- tuvo la posibilidad de conocer a la muchacha. La joven de 17 años buscaba clases de guitarra y Lila -muy amiga de la madre de Viviana- le recomendó contactar a su sobrino, Horacio.
En ese entonces, los Enanitos Verdes eran apenas un proyecto que buscaban cómo expandir sus alas desde los reducidos escenarios de Mendoza a los grandes estadios bonaerenses. Si bien la música ocupaba la mente y la vida de Cantero, su relación con Viviana avanzó de forma natural.
Durante dos años Viviana y Marciano tuvieron un noviazgo idílico. No habían peleas, gritos, ni engaños. El único problema -que sería determinante- se presentó por allá en 1984, tras presentarse en el Festival La Falda.
Enanitos Verdes fue elegida “banda revelación” y el conjunto vio su chance de probar suerte en la capital argentina. Cantero se vio en la encrucijada de permanecer en Mendoza con el amor de su vida o bien viajar a Buenos Aires a probar suerte en aquello que le apasiona desde que escuchó las teclas del piano en kínder.
“Mi llamado a la música y a componer canciones y salir a tocar y girar era una tarea de la que no podía escapar. Es lo que siento a lo que vine a esta tierra. La música era mucho más fuerte de lo que yo podía manejar”, dijo Cantero a El Desconcierto.
Logrado el consenso para dejar Mendoza en busca del éxito, Cantero y Viviana dieron por finalizada su relación romántica, pero se prometieron seguir en contacto intercambiando cartas mientras seguían sus caminos.
“Cuando nos fuimos con Los Enanitos dejamos de salir (con Viviana) porque yo tenía que seguir, pero nunca tuvimos una pelea, terminamos bien”, dijo Cantero en el programa radial Todo lo demás también de Bebe Contepomi.
Todo lo que fue de lo que será
Como la banda emergente que eran por aquellos años, no tuvieron un camino fácil. Más de alguna noche durmieron en galpones y se ganaron los pesos tocando en pequeños bares y boliches porteños. Hasta que, eventualmente, un productor puso sus oídos en ellos.
Según registra Zeta Bosio en su autobiografía Yo conozco ese lugar (2016, Planeta), Ohanian Producciones comenzó a trabajar con los Enanitos Verdes y Autobús, quienes poco a poco adquirieron más adeptos y sonaban “fuerte en la radio”.
Es más, Soda Stereo tomó ese indicador para dejar el sello de Rodríguez Ares y pedir la representación de Ohanian. “A los Enanitos Verdes y a Autobús les había alquilado una casa de verano, también les dio dos autos (dos Mehári) para su traslado y la posibilidad de trabajar para toda la costa”, relata el bajista de Soda Stereo.
“Nosotros, en cambio, apenas si hicimos dos o tres shows en Capital en pleno verano. Veíamos que sin Quique ya no estábamos trabajando como antes, mientras que las bandas de Ohanian -que recién habían editado su disco- estaban por todos lados, con un proyecto que crecía cada día más”, agregó el músico que por esos días preparaba el segundo álbum junto a Gustavo Cerati y Charly Alberti: Nada personal, pero esa otra historia.
Fue cuestión de tiempo para que los Enanitos Verdes cambiaran los pequeños locales por escenarios que expandían sus tablas.
Sin embargo, dicen que cuando un aspecto de tu vida va muy bien, otro comienza a decaer. En el caso de Marciano Cantero, fue su vínculo con Viviana el que cada vez perdía más fuerza, mientras la música tomaba una senda exitosa.
En Bogotá, cuando la banda estaba de gira por Colombia, Cantero transformó su tristeza por aquel perdido amor de juventud en una canción que pasaría a ser parte de repertorio latino: Tus viejas cartas.
“La letra refleja el dolor de ese momento”, dijo el cantautor en el programa de Bebe Contepomi sobre el tema publicada en el álbum Contrarreloj (1986) -el segundo de los Enanitos Verdes- que contó con la producción de Andrés Calamaro.
Como era de esperar, Cantero le mostró su preciada creación al ídolo de Los abuelos de la nada y Los Rodríguez. Quería saber qué pensaba Calamaro de su canción. “Recuerdo que cuando terminamos de grabarla yo la escuchaba una y otra vez porque para mí no estaba del todo bien, entonces Andrés me miró y me dijo: ‘Vos estás completamente chiflado, es de tus mejores canciones, está cantada perfecta. Yo no le cambiaría nada’. Y yo quedé como bueno, si Andrés lo dice es porque tiene razón”. Y la tenía.
Junto a La muralla verde y Simulacro de tensión, Tus viejas cartas se convirtió en un hit. El desgarrador relato de un hombre que revive su romance en las desgastadas hojas de misivas que finalizaron su recorrido, encantó en Argentina, Chile y otros países que por esos años vibraban con el rock en español.
El tiempo avanza y la chica de 17 años siguió su vida con un perfil bajo que mantiene hasta el día de hoy. Viviana se quedó en Mendoza, se convirtió en enfermera y se casó con otro hombre, con quien tuvo hijos. Pero no olvidó a Cantero. Su música la acompañó todos esos años.
“Tus viejas cartas fue para ella un tipo de castigo, porque siempre la acompañó. Hace poco hablamos al respecto. Años más tarde escribí una canción que se llama Francés Limó y sin pensarlo es una definición exacta de ella”, confesó Marciano a El Desconcierto en una entrevista reciente.
“Creo que uno siempre escribe canciones de lo que ya te pasó o de lo que vas a vivir. Cuando entendí eso fue revelador. Yo decía por qué nos pasó esto y la verdad es que yo quería ser músico, pero lo más lindo es que los dos tuvimos nuestras vidas, tuvimos hijos, tuvimos otras parejas, yo pensaba que no quería volver a verme en mi vida, pero a pesar de todo eso nos reencontramos”, relató el músico argentino.
Y al fin te encontré
Lo que intentaron mantener por medio de cartas, se desvaneció con el tiempo, pero no del todo. Un mensaje a través de Facebook fue suficiente para que la pareja de cincuenta y tantos, sintiera que volvían a tener los refrescantes veintitantos.
Era 2016. El padre de Cantero había fallecido recientemente y él estaba en México en el marco de una gira sinfónica con los éxitos de Enanitos Verdes. Descansando en su casa, el cantautor revisó sus redes sociales y encontró un mensaje de Viviana en Facebook.
“Me preguntaba si la recordaba. Yo quedé ¡wow! En ese momento estaba en una relación en México, pero en un momento dado terminamos y pasó un tiempo y con Viviana nos seguimos escribiendo”, dijo el hombre de Mi primer día sin ti.
Los chats se transformaron en llamadas telefónicas. Las conversaciones pasaron a ser extensos repasos de sus años juntos y poco a poco llegaron a la misma conclusión: “Nos dimos cuenta que los dos seguimos conectados a la idea de terminar juntos en algún momento”.
Horacio ‘Marciano’ Cantero decidió pausar brevemente la gira, y viajar a Mendoza para un reencuentro que hoy califica de “milagroso”.
“Nos vimos y ya no había que darle más vueltas. Decidimos casarnos”, resumió la voz de Enanitos Verdes, quien agrega que finalmente se quedó en su ciudad natal pasando el confinamiento junto a su esposa.
“Imagina, nos dejamos de ver durante 34 años y esta cuarentena nos tiene juntos todos los días. El universo nos está poniendo en nuestro lugar. Estamos encerrados hace meses, solo hemos salido dos veces”, cuenta.
Previo a la boda, celebrada el 23 de mayo de 2018, Viviana y Marciano visitaron a Tía Lila, la mujer que los presentó hace casi cuarenta años.
“Ella falleció hace poco y estaba en un lugar de ancianos. La fuimos a visitar, apenas se podía expresar, pero fuimos a rendirle tributo a la primera persona que creyó que juntarnos podía resultar interesante”, desclasificó el músico.
Curiosamente, según Cantero, Viviana nunca aprendió muy bien a tocar la guitarra.
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