Lynn Shelton (Outside in, 2017)
Veinte años antes de que arranque la intriga del séptimo de los ocho largometrajes de Lynn Shelton (1965-2020), Chris (Jay Duplass) fue a parar a la cárcel por un crimen que aparentemente no cometió. Ahora que cumple 38, vuelve a encontrarse con los suyos, así como con Carol (Edie Falco), su profesora del colegio que se jugó por que saliera en libertad. ¿Qué significará ser libre, pasada más de la mitad de su vida? Recordando cierto indie de los 90 –y cierto Hollywood de los 70- la película no está hecha de estrépítos ni momentos decisivos, sino de la acumulación de decisiones, de pequeños gestos que pueden conmover. Todo en el entendido de que, como enseña Carol a sus estudiantes de Literatura, la gente tiene defectos: somos “vasijas agrietadas”. Disponible en Netflix.
Tamara Jenkins (Vida privada, 2018)
El debut en el largometraje de Tamara Jenkins (Filadelfia, 1962) fue una dramedia gozosa y deservengozada sobre una familia en permanente estado de precariedad arribista: Slums of Beverly Hills (1998). Su último filme es más cansino, más maduro si se quiere, pero vuelve a dar señas del contrato que ha suscrito su directora con la realidad y de sus interrogantes acerca de la familia. Rachel (Kathryn Hahn) y su marido, Richard (Paul Giamatti), ya pasaron los 40 y llevan largo rato tratando de ser padres. Fracasados diversos métodos de fertilidad, la escritora y el dramaturgo son persuadidos de pedir ayuda a una joven (Kayli Carter) para que les done un óvulo. Nada será fácil ni obvio en este intento, como tampoco en una película que ofrece, sin embargo, poderosas recompensas. Disponible en Netflix.
Nicole Holofcener (La tierra de los hábitos constantes, 2018)
Tiempo atrás, cuando estas analogías despertaban expectativas antes que fruncir ceños, las protagonistas neuróticas y graciosas de la neoyorquina Nicole Holfcener la tenían por contraparte femenina de Woody Allen. Oscarizada por el guión de ¿Podrás perdonarme?, la realizadora se animó en paralelo a adaptar por primera vez una novela y a poner a un hombre en el protagónico de su sexto y más reciente largo. Anders (Ben Mendelsohn) es un cincuentón divorciado que vive en el suburbio de Westport, Connecticut. Se ha jubilado tempranamente y parece difrutar de sus escarceos sexuales. Pero quizá no sea para tanto: su exesposa (Edie Falco) es una presencia más inesquivable de lo que está dispuesto a aceptar y su hijo es un buen muchacho, pero necesita ayuda. Quieta al tiempo que inquieta, he acá una película para tener en cuenta. Disponible en Netflix.
Laura Citarella y Verónica Llinás (La mujer de los perros, 2015)
En los márgenes de una ciudad, en un estado de seminaturaleza, vive una mujer sin nombre (Verónica Llinás): recoge lo que encuentra, apenas profiere palabras y es raro que interactúe con el medio social. Por toda compañía, se le ve con una decena de perros. ¿La historia? Si la hay, es la de los gestos que definen a un personaje y que van dibujando un mundo por descubrir, acaso con el compromismo del espectador de abrir grande el obturador del asombro. Esta cinta sui géneris le ganó a su fogueada protagonista el premio a Mejor actriz en el Bafici y no pocos aplausos en Rotterdam. El segundo largo de Citarella (La Plata, 1981) es el primero de Llinás (Buenos Aires, 1960) y se inscribe en lo que llaman “Nuevo Movimiento de Cine Argentino” . Disponible en Mubi.com.
Leslye Headland (Sleeping with other people, 2015).
Producida por Adam McKay (La gran apuesta) y el comediante Will Ferrell, el segundo largometraje de la dramaturga, guionsta y directora Leslye Headland (Maryland, 1980) le saca no poco brillo a los talentos de sus protagónicos. Y a partir de ahí arma lo que alguien llamó “una comedia romántica para los tiempos de Tinder”: en los años de universidad, Jake y Lainey (Alison Brie y Jason Sudeikis) tuvieron un encuentro sexual siendo ambos vírgenes, y sólo volvieron a toparse una década y fracción más tarde… en un grupo de rehabilitación para adictos al sexo. Su atracción es tan obvia como su espontaneidad, para rescatar lo escrito por un comentarista canadiense, y en ese espíritu sellan un pacto en el que las afinidades de la carne tienen sus caminos, mientras las de tipo emocional siguen el suyo. Aunque no siempre. Disponible en Amazon Prime.
Darya Zhuk (Khrustal, 2018)
Minsk, Bielorrusia, mediados de los 90. Joven y peliteñida, Velya (Alina Nasibullina) oficia de DJ donde la ocasión se presente y sueña con viajar a Chicago, la cuna del house. Pero para que eso ocurra, y como muchos otros, hace la fila en la Embajada de EEUU. No es esta la primera película en abordar cierta fascinación panrusa con la cultura gringa, pero su directora debutante (Minsk, 1980) la conoce de cerca: se graduó con honores de cine en Columbia, estudió economía en Harvard y fue analista de negocios en HBO, sin mencionar que el prinicipal productor de la película es estadounidense. Dicho esto, el tono, los climas y los ritmos, además de los personajes, no dejan de sentirse universales, alimentados como están por la energía colorinche del house. Primera película postulada al Oscar por Bielorrusia en 22 años. Disponible en Mubi.com.