Peter Allen Greenbaum se fue en viaje lisérgico sin retorno y él mismo lo contaba de esa manera. “Nunca regresé”. Sucedió en Munich en 1970 tras unirse por tres días a una fiesta de hippies adinerados donde, se presume, consumió una combinación de LSD disuelto en alcohol. Peter Green, su nombre artístico, ya venía descompensado tras una gira por EE.UU. con Fleetwood Mac, su banda, donde el productor y sonidista de The Grateful Dead, Owsley Stanley, aficionado a la preparación de ácido, lo introdujo en las experiencias psicotrópicas. Green padecía depresión y su carácter cambiaba por completo bajo drogas duras. Propuso a sus compañeros donar las ganancias para combatir la pobreza y empezó a llevar crucifijos como señal de conversión religiosa. Dios le hablaba y así lo escribió en la mini ópera Oh well (1969): “Quédate conmigo, seré tu mano guía”.

El grupo que había formado en 1967 en guitarra y voz junto a Mick Fleetwood en batería, John Mcvie al bajo, alineación que sumaba las guitarras de Jeremy Spencer y Danny Kirwan, una de las mejores bandas inglesas de blues rock de todos los tiempos, se negó en bloque a la propuesta. Peter Green, un genio de la guitarra que además compuso Black magic woman, mundialmente famosa por Santana, se retiró de la banda. Su vida ni la de sus ex compañeros volverían a ser las mismas. Consumido por las drogas a mediados de los 70 Peter padecía esquizofrenia mientras Fleetwood Mac, reconvertido en un giro estilístico radical y con nuevos integrantes, se transformaba en uno de los nombres más grandes, refrescantes y millonarios del pop rock mundial.

Peter Green, nacido en Londres el 29 de octubre de 1946, tocaba desde los 10 años influenciado por guitarristas como Muddy Waters, B.B. King y Buddy Guy y la gran estrella inglesa de las seis cuerdas, el líder de The Shadows, Hank Marvin. Como músico profesional desde los 15 años, se consagró originalmente al bajo. En la bullente escena de la capital británica de mediados de los 60 dominada por bandas sudorosas aspirantes a recrear los sonidos del blues sureño estadounidense, Green asistió a un concierto de John Mayall & the Bluesbreakers con Eric Clapton. Quedó maravillado por su dominio de una Gibson Les Paul olvidando el bajo por completo. La habilidad de Green era prodigiosa. Cuando “Mano lenta” se marchó de John Mayall, tomó su puesto a mediados de 1966.

Al comienzo fue duro. El rayado callejero que gritaba en Londres a Clapton como un dios significaba una carga. Los fans del blues, puristas e intransigentes, no parecían convencidos de este veinteañero que osaba ocupar el puesto divino. Un año más tarde le llamaban “The Green God”.

Junto a Fleetwood Mac participó en tres álbumes en apenas un par de años entre 1968 y 1969, en un registro parecido a la fugaz y fulgurante carrera de Cream. En otro paralelo, su salida de la banda que le dio fama se asemeja al caso de Syd Barrett en Pink Floyd, otro astro truncado por tomar ácidos como cereales.

En esos intensos años finales de la década de los 60 Peter Green se convirtió rápidamente en uno de los guitarristas más reputados en Inglaterra, en la misma liga voluptuosa y virtuosa de Jeff Beck y Eric Clapton. Un capo capo como Jimmy Page se rendía ante su técnica y talento. Según el líder de Led Zeppelin, Oh Well y sus distintos movimientos entre rock duro, pasajes acústicos y arreglos con flautas, fue la inspiración para componer Stairway to heaven. Green respondía que aquella canción que integra su último álbum en Fleetwood Mac, Then play on (1969), había sido inspirada a su vez en los giros de Dazed and confused.

Hasta hoy los miembros originales de Fleetwood Mac, Mick Fleetwood y John McVie, creen que Peter Green no solo fue víctima de un mal viaje en Munich, sino de un culto interesado en su dinero que gatilló un comportamiento mesiánico. A mediados de los 70 la salud mental del músico se deterioró al punto de ser tratado con electroshock y pasar largos periodos en hospitales psiquiátricos. En 1977 amenazó a su contador con un arma porque creía que no estaba entregando el dinero a la caridad como le había ordenado, y fue detenido. Se dejó caer en casas de amigos actuando como un perro con las uñas crecidas en varios centímetros. Rescatado por familiares inició su recuperación. En 1979 lanzó su primer álbum en casi una década con In the skies, publicando un disco por año hasta 1984.

Los excesos en Fleetwood Mac no solo dañaron por largo tiempo a Peter Green sino con mayor brutalidad al guitarrista Danny Kirwan, su compañero de viajes lisérgicos y carretes en combinaciones de ácidos, mescalina y bebida aunque, en rigor, Danny no pasaba mucho a Peter. A los 21 años era alcohólico y nunca pudo recuperarse. Vivió como indigente en Londres entre los 80 y 90. Murió de una neumonía mientras dormía el 8 de junio de 2018. Peter Green también murió en el sueño, según informó su familia.

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