Fleabag y Phoebe Waller-Bridge: ¿las favoritas de los Emmy?
A pesar de tener un tímido recibimiento en su primera entrega, la segunda temporada de la serie británica Fleabag ha logrado resonar positivamente en la crítica especializada, la web (tiene un 100% de aprobación en el sitio Rotten Tomatoes) y los premios: obtuvo 11 nominaciones a los Emmy.
En 2016 se lanzó la primera temporada de Fleabag, producida por BBC Three y Amazon Prime. La serie es escrita y protagonizada por Phoebe Waller-Bridge (quién también está detrás de la popular serie Killing Eve). En sus seis capítulos conocemos a Fleabag, una mujer en sus treintas que intenta lidiar con su familia, un negocio en crisis y lo más difícil: ella misma.
Con mucho humor negro y rompiendo constantemente la cuarta pared, nos sumergimos en el mundo de la protagonista y su errático comportamiento: "Tengo la horrible sensación que soy una mujer codiciosa, pervertida, egoísta, apática, cínica, depravada, tan moralmente en la ruina que ni siquiera puede llamarse a sí misma feminista". Dice la protagonista a su padre en el primer episodio, si bien a simple vista sería complejo empatizar con esta clase de anti-heroína, la vulnerabilidad de la protagonista que intenta tomar la vida con humor es suficiente para que nos comprometamos con su historia.
A pesar de estar calificada dentro de las series de comedia, Fleabag deviene en un constante tránsito entre momentos divertidos y absurdos versus los grandes dolores. A través de flashbacks entendemos que la protagonista sufre un duelo debido a la muerte de su mejor amiga. Pocas veces se muestra el duelo con la honestidad que lo hace Fleabag: un período con pocos altos, muchos bajos y cuando menos lo esperas el recuerdo de la persona querida vuelve a remecer la poca estabilidad que tienes. Así hay capítulos de la serie que logran hacer reír y llorar al mismo tiempo, porque el dolor y el humor no son tan lejanos como parecen.
Luego de presenciar la lenta caída de la protagonista en la primera temporada, la segunda entrega nos ofrece los nuevos horizontes. Fleabag comienza a ejercer más control sobre su vida, lo que se traduce en hacer ejercicio, comer sano y dejar de tener sexo con hombres que en realidad no quiere. Ha pasado más de un año, y el tiempo también ha ayudado a que mejore la clienta del café que administra. En teoría, la vida avanza, pero los lazos rotos de nuestra protagonista siguen ahí.
"Esta es un historia de amor", dice Fleabag a cámara al inicio de la segunda temporada. Podríamos asumir que esto tiene que ver con cómo Fleabag se enamora de un sacerdote (probablemente el único personaje que logra realmente entenderla) o cómo se restablece lentamente la relación con su hermana Claire. Sin embargo, creo que cuando vemos el episodio final entendemos que esto es la historia de cómo Fleabag recupera su amor por sí misma.
Mientras que la primera temporada es sobre "tocar fondo", la segunda es sobre el nadar para salir. Lo que hace inteligentemente deliciosa a esta serie —disponible en Amazon Prime— es atreverse con problemas profundos pero siempre con humor. No es una serie de chistes, lo divertido está en las extrañas dinámicas entre personajes con caracteres chocantes pero que no buscan crear problemas. Este aspecto se consolida gracias al gran casting (que incluye a Olivia Colman, la última ganadora del Oscar a mejor actriz) que también tiene varias nominaciones en los Emmy.
Finalmente, Fleabag se consolida como un dramedy que a diferencia de otros en su género conecta de manera visceral con temas universales: la crisis tras una muerte y cómo rearmarnos después. Aunque probablemente el enganche inicial siempre sean las carismáticas expresiones y estilo de narración de Phoebe Waller-Bridge. Todo, en 12 capítulos.
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