Como casi todos, Julieta Venegas en los últimos meses se ha topado con videos o imágenes de músicos desde sus casas. Y se ha preocupado.

“Veo esas fotos y tienen micrófonos, equipos, están ahí en el estudio en su casa... y yo no tengo nada (se ríe). Tengo un piano y un metrónomo. De repente me encontré en este encierro sin nada y dije ‘pues entonces me pongo a escribir’. Eso es lo que puedo hacer. Y en estos momentos, escribir ha sido terapéutico. Es lo mismo que tejer para otras personas”, cuenta la cantautora, invitada ayer al espacio Sesiones íntimas de Culto que se emite a través de La Tercera y Culto.

Pero la austeridad no es algo excepcional en sus años recientes. En 2017 cambió México por Buenos Aires y ese salto geográfico hacia el sur también significó una travesía por fronteras artísticas menos exploradas, como el teatro -debutó con el monólogo La enamorada- y los recintos pequeños.

”Vengo viviendo un proceso donde he ido achicando todo y es intencional esto de ir haciendo todo cada vez más chico. Yo hace tiempo que no me presento con una banda, por ejemplo. La música se convirtió en un proceso muy solitario y personal, de tocar yo sola y sentir esa necesidad de conectarme con las canciones. Se dio muy naturalmente y yo ahorita no creo tanto en lo glamoroso de un espectáculo gigante, o sea que técnicamente sea imposible, con piruetas y cosas. Creo mucho más en la esencia de las canciones. Y de alguna manera esa es la esencia de este show, algo más íntimo, que acompañe, hacernos sentir seres humanos que necesitan conectarse”, precisa en torno a su proyecto más inmediato.

Porque las horas de encierro y la sencillez con que hoy perfila su música no redundan en ausencia de iniciativas: la mexicana prepara por estos días su primer gran concierto virtual durante el confinamiento, titulado Julieta Venegas íntimo live streaming, a realizarse el 22 de agosto para todo el mundo desde una sala vacía (a las 20.00 horas de Chile). La emisión será en www.julietavenegas.live, donde también se pueden comprar las entradas, a un precio de $7.150.

”No sé cuánto tiempo va a ser todo esto (de los shows virtuales), no sé si me tengo que habituar, no sé si me puedo habituar, porque en este momento es muy nuevo, como todo ha sido nuevo en este año, pero también podemos transitar y ver qué pasa ahí. Creo que para mucha gente va a ser la primera vez que ve un concierto así y me parece que es interesante esa experiencia. Aunque son espacios diferentes, también ocurre una conexión”, postula.

Luego sigue: “Estoy justamente ensayando mucho porque estoy sacando canciones del baúl, con la posibilidad de que la gente me pueda decir cuál quiere escuchar. No lo quiero hacer sólo de éxitos porque justamente lo lindo es sacar canciones que a lo mejor se conocían menos”.

-¿Por qué se generó en usted la necesidad de hacer shows más solitarios e íntimos?

Creo que había construido un edificio que me quedó grande, que me quedaba grande. A mí me encanta la carrera que he hecho, no voy a decirte ahora que no me gustó hacer tanta gira. Pero sentía que había una hiperprofesionalización en todo lo que hacía, que me estaba pesando más que el proceso mismo de simplemente sentarme a expresarme, y necesitaba recuperar esa necesidad de expresarme para estar bien. Para mí escribir tiene esa salida. Me hago preguntas, encuentro respuestas, voy buscando en lo que escribo, en lo que expreso, algo que surja no forzadamente y no por una necesidad profesional. Siento que hubo una encrucijada en donde dije “elijo seguir mi intuición”, a diferencia de mi (lado) racional que dice “has hecho estas cosas, tienes que seguir y seguir”. Elegí soltar un montón de cosas que yo venía considerando muy importantes y volteando la tortilla y diciendo “pues a ver qué pasa ahora en el lado B de mi carrera”. Con el lado B de mi manera de hacerlo.

-Algunas de las canciones que ha escrito en esta cuarentena, ¿verán la luz?

Algunas sí. Tienen bastante que ver con lo que yo siento. Quizás no estoy hablando de “estoy encerrada”, porque muchas son historias. Por ejemplo, hay una canción de Gal Costa de su primer disco que es como la canción que yo siento en este momento muy presente: se llama Divino maravilloso, tiene un poderío muy fuerte, como de “es preciso estar atentos y fuertes, no hay tiempo de temer a la muerte”. Tiene algo muy de guerreros porque hoy siento mucho eso.

Puedes ver aquí otros capítulos de Sesiones íntimas de Culto.