“No quiero ser recordado. Yo sé que va a ser inevitable, por eso le he contado a algunos familiares muchas cosas que van a tener que aclarar cuando yo no esté”.

La frase la dijo Humberto Baeza Fernández a La Tercera en 2016. Y aunque en ese momento su sentencia sonó algo críptica, ha ido cobrando otro sentido con el correr de los años. Sobre todo, una vez conocidas las acusaciones contra el músico por abusos sexuales y violación a diversas mujeres, quienes asistieron durante la última década a un grupo espiritual liderado por el reconocido folclorista.

Luego que La Tercera diera a conocer en 2018 una querella presentada contra “el Temucano” -su nombre artístico-, patrocinada por el Servicio Nacional de la Mujer, y luego de una investigación a cargo de la Fiscalía Centro Norte que se extendió por más de un año, hoy el folclorista de 77 años fue formalizado por tres cargos de abuso sexual de carácter reiterado y tres delitos de violación, que habrían ocurrido entre 2010 y 2015.

Tras una audiencia de formalización vía Zoom en la que participó el propio artista, éste fue detenido por personal de la PDI en Puerto Varas, donde vive actualmente, para ser trasladado a Santiago. Hoy pasará a control de detención en el Séptimo Juzgado de Garantía y luego quedará en prisión preventiva, como medida cautelar mientras se desarrolle la investigación.

Si bien el abogado del artista no quiso referirse a la resolución del tribunal ni a las acciones judiciales que emprenderá, Baeza arriesga entre 10 a 15 años de cárcel por los delitos que se le imputan.

Un nuevo capítulo en el complejo y polémico presente que atraviesa una de las voces más reconocidas de la música popular chilena. Una suerte de “hombre aparte” de la cantautoría nacional, protagonista de una singular trayectoria desde los años 60 y autor de piezas como “Me gusta el vino” y “La casa nueva”, verdaderos clásicos del cancionero local.

Tito Fernández

Su carrera musical siempre ha seguido rutas atípicas. De ídolo juvenil del canto popular y artista multiventas del sello Dicap, se transformó en invitado frecuente de la televisión de los 70 y 80. De hecho, fue uno de los pocos artistas vinculados a la Nueva Canción Chilena que pudo seguir viviendo en el país y sostener una carrera durante la dictadura, pese a haber sido detenido durante varios días en una base de la Fuerza Aérea en 1973. Poco después vivió un extraño incidente en la ruta que él mismo ha definido como algo similar a un encuentro con OVNIS.

Por ese entonces habría comenzado la aproximación de “el Temucano” al esoterismo, la astrología y la metafísica, disciplinas y corrientes en la que ha profundizado en libros de su autoría y a través del Centro Integral de Estudios Metafísicos (CIEM), una suerte de logia esotérica que habría utilizado para abusar de mujeres y forzarlas a realizar favores sexuales durante la última década, según los relatos de las víctimas.

“Ellas buscaban cubrir y llenar un vacío espiritual que tenían y por eso es que concurren a este centro. Y es en esta circunstancia que el imputado se aprovecha de este perfil, de esta vulnerabilidad y del poder que ejercía en este centro y comete los delitos por los que fue formalizado” , explicó la fiscal Mariela Cid, de la Fiscalía Centro Norte.

Si bien el solista ha insistido en que se trató de relaciones sexuales consensuadas, de acuerdo a lo expuesto hoy por la jueza Carolina Gajardo, del Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, en los casos citados “la voluntad de las víctimas estaba totalmente anulada y en estado de conmoción”, ya que a estas reuniones de la logia “solo iban mujeres que tenían ciertas dolencias afectivas previas, cuestión que fue aprovechada por el imputado para disponer de la libertad sexual de las víctimas”.

Tito Fernández

Una vez conocidas las acusaciones en su contra, el músico se fue a Puerto Varas, después de varios años viviendo en un departamento de calle Zenteno, en Santiago centro. En ese lugar “el Temucano” habría cometido algunos de los abusos por los que se le acusa. Otros tuvieron lugar en el Sindicato de Folcloristas y Guitarristas de Chile, en la calle Phillips. Todos con un modus operandi relativamente similar: aprovechándose de su condición de guía espiritual fue construyendo con diversas mujeres del CIEM una relación de dependencia que luego derivó en subordinación, según la investigación del Ministerio Público.

Si bien su producción discográfica no se ha detenido -sólo en la última década ha publicado cerca de cinco álbumes, como Cantos de amor y compromiso (2013) y Décimas por mis raíces (2018)-, su salud se ha deteriorado a raíz de una artrosis y problemas de movilidad. En febrero pasado estuvo internado en el Hospital Clínico de la UC tras sufrir una descompensación.

Su presencia en vivo también decayó una vez conocida las acusaciones en su contra. “Me mataron mi carrera. Le quiero pedir a Chile que me de trabajo. Llevo ocho meses sin agarrar un micrófono y necesito comer”, declaró a La Cuarta el año pasado, antes de montar un concierto en septiembre el Teatro Caupolicán junto a Pedro Messone y Jorge Yáñez, posiblemente el último de su carrera.