Pese al encierro, la falta de conciertos, lo ficticio que hoy suena ir a mirar cara a cara a un artista, las figuras de la música han seguido despachando novedades. Sobre todos aquellas habituadas desde su irrupción a un mundo digital e hiperconectado.

Princesa Alba es un buen ejemplo. La cantante que emergió en 2017, parte de una generación que adhirió identidad local a sonidos como el trap y el pop bailable, lanzó hace un par de días su nuevo single, Ya no quieres quererme, un tributo al mundo retro alguna vez diseñado por Rafaella Carrà. El ayer y el hoy también pueden darse la mano en días confusos.

De todo ello habló en el espacio Sesiones íntimas de Culto que se emite a través de la web y el Facebook de La Tercera y de Culto.

“Es súper nihilista mi proyecto musical y me siento cómoda con eso”, postuló en torno a su propuesta creativa, adscrita al baile y las relaciones amorosas. Eso sí, precisó un alcance: “Soy fan también de la canción protesta, me gusta Atahualpa Yupanqui”.

También aprovechó de resaltar la camada de artistas nacionales a la que pertenece. “El trap en Chile no habla del machismo. Es muy pop, nos damos muchas licencias para explorar otros sonidos. El trap aquí también es muy democrático, lo que hizo fue acercar la música a gente que no era docta, que tenia ganas de hacer música, ganas de crear y de componer. Yo todas mis primeras canciones las hice desde mi pieza”.

Y a propósito del guiño nostálgico de su última composición, con espejo retrovisor girado hacia los años 70, admite que uno de sus mayores ídolos de la vieja guardia es el argentino Sandro. “Soy muy fan de Sandro, en otra vida fui yo creo de esas fanáticas que estaban gritando afuera de los conciertos de Sandro. Su voz y su performance me encantan”.

Puedes ver aquí otros episodios de Sesiones íntimas de Culto.