“Díganme qué hay que hacer para no hacerlo”. La frase, propia del léxico “arjoniano”, es justamente la bandera con la que el cantautor guatemalteco ha decidido afrontar su carrera en la actualidad. De hecho, fue esa misma lógica la que lo llevó a tomar las composiciones que había creado para su más reciente disco, viajar a Inglaterra y grabarlas en el templo sagrado de la música popular.
“Es una locura meterte a los estudios de Abbey Road, pelearte por eso, meterte un mes a grabar con músicos extraordinarios”, revela Arjona desde Miami, durante una conversación virtual con la prensa del continente -a la que tuvo acceso Culto- para presentar su nuevo álbum, Blanco. Un trabajo que salió a plataformas el viernes pasado, cuyo título también pareciera hacer referencia a la discografía de los Fab Four y a la mística que le impregnaron al resultado los célebres estudios londinenses. “La relevancia de haber estado ahí no es solamente haber asistido a un templo donde han pasado muchas cosas. Es usar los métodos que usaron los que grabaron en aquella época”, asegura.
La influencia de los cuatro de Liverpool en el guatemalteco es la gran inquietud de buena parte de la prensa que participa del encuentro. Incluso, el autor de Mujeres luce al otro lado de la pantalla un relajado look de camisa blanca, collar de cuentas y lentes circulares, que recuerdan al John Lennon de visita en la India en 1968.
“A mí me agarró una enfermedad de Los Beatles hace como tres años”, reconoce. “Algunos lo niegan, otros lo aceptan, pero prácticamente todos los músicos tienen que ver con los Beatles”, añade, para luego contar que en Inglaterra aprovechó de viajar a Liverpool para visitar las antiguas casas de sus ídolos. Y por si quedaba alguna duda de su fanatismo, entona guitarra en mano un extracto de “The long and winding road”.
“Entonces, para mí, llegar a Abbey Road y que me digan ‘este es el micrófono que usó Lennon para hacer la armonía de voz en ‘Strawberry fields forever’, imagínate lo que era. O estar tocando el piano que ocuparon ellos para escribir canciones emblemáticas. Fue toda una experiencia. Quitarte a los Beatles de encima, en mi caso, es imposible”.
Blanco vs el reggaetón
El nuevo disco de Arjona cuenta con 14 canciones que se han dado a conocer una a una desde fines de abril, cuando el cantante lanzó el primer sencillo, “Hongos”. El lanzamiento de Blanco fue acompañado por una nueva reversión de “El amor que me tenías” -cuya versión original es parte del álbum- a dúo con el español Pablo Alborán.
La pandemia, eso sí, alteró los planes de promoción del LP, que incluían un show acústico que el solista llevaría a ciudades de Latinoamérica y España. Además dejó pendiente la publicación de Negro, la contracara de este disco doble, por ahora sin fecha de salida. “Uno de los efectos positivos, si se le puede achacar alguno a esta pandemia, será que puso un poquito más loca a la gente porque obligó a improvisar maneras de cómo enfrentar el día. Estar encerrado te obliga entre otras cosas a ponerte creativo”, explica.
Fue esa misma creatividad la que lo llevó a la idea de promocionar canción por canción su más reciente trabajo de estudio. De esta forma, el cantautor colgó en su canal de Youtube los videos de cada tema, acompañados de las llamadas “Sesiones de autor”, donde el guatemalteco cuenta la historia de cada composición. Entre éstas la de “El blues de la notoriedad”, una crítica a la fama y a las nuevas formas de la industria musical, donde el autor se lamenta que en “La radio ya está todo listo/ compren los views y la red social/ después escuchamos el disco”.
En ese sentido, consultado por su punto de vista ante los cambios en los ránkings y los gustos del público latino, el guatemalteco aclara que no tiene nada en contra de la música urbana, pero reconoce que “el reggaetón ocupó espacios que los otros géneros dejaron libres”. Y agrega: “El hecho de hacer un sonido acústico de los años 60, con toda la tecnología que hay, es mi manera de intentar defender lo que yo hago”.