Myriam Hernández ha debido transitar nuevas direcciones para resistir estos días difusos e inciertos. “Me he descubierto como buena dueña de casa, me he preocupado mucho de que no engordemos, haciendo comidas ricas y saludables. He meditado, no lo hacía; me ayuda como terapia para relajarme. Incluso me ha tocado estar en funerales virtuales, de amigos queridos, y con los niños reflexionamos que no necesitamos nada mas que lo necesario para vivir y ser feliz”, asume la artista, invitada ayer al programa Sesiones íntimas de Culto que se emite por La Tercera y Culto.
Pero quizá la situación más inédita de todas aún no sucede. Pasará recién a fin de mes, cuando se suba a un teatro vacío y ofrezca tres conciertos vía streaming, cantando para un público imaginario y sin recibir aplausos de vuelta, una escena casi distópica para una figura habituada a los espacios colmados: las fechas con el domingo 23 de agosto (Íntima), el sábado 29 (Lado B) y el domingo 30 (Éxitos). Se trata además de presentaciones temáticas, que se desarrollarán en vivo y que fueron reagendadas desde julio por motivos sanitarios (tickethoy.live).
“Será como cuando ensayas, cuando vas al teatro y pruebas sonido. Intentaré hablar antes con el público, eso servirá mucho”, dice en torno a los recitales que guardan una labor fina de arqueología discográfica. Por ejemplo, en el primero interpretará Amor, amor, de Lolita Flores, tema que cantó en la primera presentación de su vida, con sólo 11 años. También habrá un guiño a Selena Quintanilla, descubierta en cuarentena.
-¿Hay canciones suyas que ya le aburren?
-Escucho muy poco música mía, porque me recuerda el nerviosismo previo, entonces lo hago con el estómago apretado. Hay una que nunca me gustó mucho: “Corazón desorientado”, me aburría que fuera tan insistente. En “El hombre que yo amo” hace tiempo que cambié la conjugación de la letra; me encantó en su momento, pero ahora me siento incómoda, porque es una oda a un príncipe azul, se siente como una persona sumisa.
-¿Cómo es cantarle hoy al amor, cuando se trata de un sentimiento que ha adquirido maneras tan múltiples?
-El amor permite todo. Yo le canto al amor de pareja, de hijo, de madre, entre dos hombres, entre dos mujeres. Hay mucha gente de la comunidad gay que va a mis conciertos y muchas canciones le vienen perfecto, como “Mío”, “Un hombre secreto”, “Tonto”, “Eres”. Si mañana llega a mis manos una canción que hable del amor entre dos mujeres o entre dos hombres, no tengo problema con eso. He pensado hacer una canción así, no esta creada, esta dentro de mis posibilidades de temas a tratar.
En lo inmediato, Hernández también habla de otro cambio posible: “Cuando partí, querían que tocara rock y que me llamara Myriam-E. Mi hijo me dijo: ¿qué tal si en esta cuarentena le das vida a Myriam-E? Vamos a subir algunas cosas a Spotify. Cantaré un tema de Celeste Carballo, el mismo que me pidieron cuando me querían probar como rockera cuando partí. Es Y me vuelvo cada día más loca. Es bueno en esta pandemia retomar sueños o proyectos que dejaste en pausa”.
-En los últimos premios Pulsar hubo 15 artistas que reversionaron su canción La fuerza del amor. Un abanico muy amplio que incluyó desde Palmenia Pizarro hasta Nicole o Fakuta. Al verlo, ¿sintió que usted ya está consolidada como un nombre clásico del cancionero nacional?
Fue precioso, fue una sorpresa. Mi hijo me pone la canción y quedé paralizada. Para mí fue un regalo, además me encantó la parte de cada cantante, con voces tan distintas, incluyendo la producción de Javiera Mena. Me surgió el deseo y la inquietud de ojalá poder invitarlos alguna vez a un show. Ahora, yo sentirme un clásico o algo así, creo que eso lo pueden decir los periodistas, pero no sé si yo. Nunca me he sentido así. Me cuesta sentir esas cosas.
-De los baladistas chilenos surgidos en los 80, gran parte de ellos vinculados a la TV, usted es la que ha mantenido una carrera más consistente en lo musical. ¿Qué opinión le merecen contemporáneos que, sin abandonar la música, han potenciado otros caminos, como Luis Jara y Alberto Plaza?
Todo mi respeto para ellos, los conocí con los mismos sueños que tenia yo, con la misma ilusión de grabar, de ojalá salir al extranjero. Siento que son dos tremendos artistas, un gran cantante y gran compositor como Alberto. Si tomaron caminos distintos, todo tiene que ver con las oportunidades que te ofrece la vida y la reflexión de lo que uno mismo quiere hacer con tu carrera. Es lícito. En algún momento yo también fue animadora, pero tenia claro que no quería convertirme en animadora. Esa es mi opinión. La opinión de Lucho jara o Alberto es lícita y cada uno elige como llevar su carrera. Quizás a Luis le gustó mucho mas la animación.
-¿Le merece alguna opinión la figura que ha adoptado Alberto Plaza en el último tiempo, muy controvertido por sus opiniones y su postura en redes sociales?
Tiene que ver con la vida, con la experiencia de vida que uno va teniendo, eso es lo que te hace elegir. Haré una analogía: Alberto antes no era tan opinólogo y ahora sí. Yo antes elegía cantar El hombre que yo amo y ahora no, porque no me hace sentir cómoda. A lo mejor a Alberto hoy le acomoda ser más ácido en sus comentarios, dar su opinión. He aprendido mucho en este tiempo que no hay que criticar lo que no sabes por qué sucede. Libertad para todo.
-Usted que ha sido parte de la TV local por tanto tiempo, ¿qué cree de lo que pasó con José Miguel Viñuela y su salida del matinal de Mega a partir de su decisión de cortarle el pelo a un camarógrafo al aire?
Lo lamento tanto, tengo mucho cariño por José Miguel y no me cabe duda que no hay ninguna intención detrás de eso que hizo. Son esos momentos en los que estás en la TV en vivo y a veces por un emoción y una algidez, las risas y el entorno te motivan a hacer algo, como los cabros chicos en el colegio. Eso fue lo que pasó en ese matinal.