La nueva retórica corporativa de Live Nation, la mayor compañía dedicada a la música en vivo en el mundo, deja en claro el momento que atraviesa la industria y sus expectativas, hoy más puestas en el largo plazo que en el regreso inmediato.
“Los conciertos valen la pena la espera”. Es una de las ideas-fuerza que acompaña el último balance financiero presentado por el gigantesco conglomerado estadounidense. Un demoledor informe con datos del segundo trimestre 2020, precisamente el periodo en que la pandemia canceló toda la actividad en vivo en el planeta.
Según el documento, los ingresos de la agencia cayeron un 98% entre abril y junio pasados totalizando US$74 millones, muy por debajo de los US$3.2 mil millones en el mismo período de 2019, cuando la compañía anunció con bombos y platillos el trimestre más rentable de su historia y cerca de 73 millones de entradas vendidas en el mundo. Ahora el panorama es muy distinto, con una pérdida neta de US$568 millones.
Pese al sombrío balance, el CEO de la compañía, Michael Rapino, aseguró que la empresa tiene liquidez suficiente para aguantar el chaparrón y optó por centrarse en un futuro que considera auspicioso. “Seguimos confiando en que los fanáticos regresarán a los eventos en vivo cuando sea seguro hacerlo. Nuestro mayor indicador de demanda es que los fanáticos retienen sus boletos, incluso cuando se les da la opción de un reembolso”, aseguró el ejecutivo, quien precisó que un 86% de sus consumidores se han quedado con sus entradas en vez de pedir la devolución del dinero.
Sobre la fecha estipulada para la reactivación Rapino fue tajante: “Nuestra expectativa es que los eventos en vivo regresarán a gran escala en el verano de 2021 y que la venta de boletos aumentará en los trimestres previos a estos espectáculos”.
Chile a la espera
El centro de operaciones de Live Nation está Beverly Hills pero sus decisiones repercuten en todo el mundo. Además de ser la agencia con mayor participación en el mercado, abastece buena parte de la red de eventos en vivo del planeta, es dueña de la empresa Ticketmaster, maneja en exclusiva a cientos de artistas de primer orden y opera como socia -o controladora- de productoras locales, incluso chilenas.
En ese sentido, los pronósticos de Rapino y su apuesta por el verano boreal -invierno en Chile- ratifican lo que ya es una realidad medianamente asumida en la industria: habrá que esperar al menos un año para volver a ver conciertos y festivales como los conocíamos. Y si los shows a gran escala efectivamente vuelven a mediados del próximo año en el Hemisferio Norte, es de esperar que esas mismas giras terminen recalando en Sudamérica a fines de 2021 o inicios de 2022.
A esto se suma que varios de los grandes recitales que siguen programados en Chile para los próximos meses tienen a Live Nation involucrado en la operación. Es el caso de Kiss, que se presentarían en mayo y movieron su visita para noviembre en el Movistar Arena. También los conciertos a cargo de DG Medios, histórica productora local que en diciembre fue adquirida por el conglomerado norteamericano, que tiene en agenda shows como el de Metallica (diciembre), Harry Styles (octubre) y el postergado debut de la estrella pop Billie Eilish, aún sin nueva fecha.
Incluso, las decisiones de Live Nation podrían incidir en las postergadas ediciones sudamericanas de Lollapalooza, al ser propietaria de la productora a cargo del evento en Argentina y manejar a artistas como Guns N’ Roses, cabezas de cartel de una cita que mantiene fecha para noviembre.
Ante esto, las productoras chilenas prefieren no emitir juicios tajantes, esgrimen que existen otras grandes agencias en el mercado y confían en que la reactivación llegue antes. De hecho, si bien esta semana DG Medios aplazó dos eventos para el segundo semestre de 2021, anunció también la reprogramación del show de Louis Tomlinson para el 23 de mayo de 2021 en el Movistar Arena. A ojos de hoy, una jugada optimista.